—Haber si estoy entendiendo —Oliver puso su taza de café sobre la mesa y miró a Jaime como si a este le hubiera salido otra cabeza—, me has levantado a estas horas de la madrugada, cuando ni siquiera amanece para decirme que mi esposa junto a mis hermanas y por supuesto, Dylan, están organizando una boda sorpresa para que Gabriela y Jose se casen.

—Lo has resumido muy bien —Jaime tomó de su propio café con calma—, eso es lo que está sucediendo en este momento.

Jeremy soltó una risotada.

Todos voltearon a mirarlo. Jeremy empezó a reírse más fuerte.

—¿Te parece que estamos para matarnos de la risa? —le preguntó Oliver desconcertado.

—Es que todo esto es tan hilarante —le contestó Jeremy limpiándose las lágrimas que le salieron por tanta risa—, este día será muy especial.

Oliver volvió a mirar a su amigo Jaime. No le sorprendió en lo absoluto que Dylan cometiera tremendo acto de imprudencia y que arrastrara a su esposa en esto. Ya tendría tiempo Oliver de hablar con ella por mentirle dic