HACIENDA VALLADOLID
Dejando caer su bolso sobre uno de los sillones, Valeria llegó molesta. No podía creer que la muy imbécil de su nuera siguiera en las mismas condiciones. Ella no despertaba y sobre todo, más cosas parecían ponerse en su contra. Ahora resultaba que estaba embarazada. ¡Solo eso le faltaba!
—Tranquila, mi señora —, dijo Tomás al ver la manera en la que llegaba a la hacienda.
—Es que no puedo creer que todo esto me esté pasando a mí. No sé cuánto tiempo me va a tomar que esa imbécil despierte. Y si en verdad se quiere morir, que lo haga de una vez por todas. ¡Ahora resulta que la imbécil está embarazada! No sé cuánto tiempo más pueda comprar al doctor para que no vaya a decir nada. Zein no tiene que saber que Erika está esperando un hijo.
—Señora Mía, disculpe que me meta en lo que no me importa pero, ¿no cree que ese niño puede traer más cosas buenas que malas?
— ¡Por Dios! ¿De qué estás hablando, Tomás?
Tomás con una sonrisa en el rostro se paseó de un lado a otro al darse cuenta que lo que estaba a punto de decir podría ser la salvación de su patrona.
—Si usted logra quitarle a ese niño, lo cría como tal, como su nieto, usted va a poder cobrar la fortuna de esa mujer, convirtiéndose así en la mujer más poderosa del país quizá, se dice que la fortuna de esa mujer es diez veces más grande que la suya.
— ¡No me lo tienes que recordar!
—Todo lo que le recomiendo es que deje a ese niño nacer, la mujercita no nos conviene en la cárcel, ella nos conviene en el manicomio, de esa manera podemos alegar que está mal de sus facultades mentales y el bebé pasará a ser suyo de la misma manera que la fortuna.
Esas palabras hicieron pensar a Valeria, el destino parecía estar de su lado y no solo eso, una nueva vida le estaba esperando. Nadie tendría más autoridad que ella en ese lugar si lograba obtener la fortuna de Erika Beltrán.
En ese momento en que a Valeria se le dibujaba una sonrisa en el rostro, el celular de Tomás comenzó a sonar. Inmediatamente tomó la llamada. No tardó más de diez segundos cuando volvió a colgar.
— ¿Quién era, Tomás?
—El hospital. Señora, su nuera acaba de despertar.
Y fue en ese momento en que a Valeria la sonrisa ya no se le pudo hacer más grande. Erika había despertado, eso solo quería decir una cosa, el juicio de esa mujer estaba por llegar y con ello, la nueva vida de Valeria.
—Aún tenemos un problema.
— ¿Cuál, mi señora?
—El padre de esa estúpida.
—Eso tampoco es problema, todo lo que tenemos que hacer es informarle del crimen de su única hija, forzarlo a que firme el testamento donde le deja todo a su nieto y luego, yo me encargo de todo, mi señora.
Con dignidad, Valeria se levantó de su lugar sonriéndole a Tomás.
— ¿Me llevas al hospital? Tengo que asegurarme que mi nuera esté bien antes del juicio.
—Por supuesto, mi señora.
Y riendo, los dos siguieron su camino a una de las camionetas que estaban afuera.
El tratamiento había terminado, las descargas eléctricas una vez más lo habían dejado sin fuerza alguna en el cuerpo. Entre dos hombres casi arrastraban el cuerpo de Marco hasta poder llegar a su habitación.
El director de aquel hospital con las manos detrás seguía a los hombres que iban a dejar a Marco en su habitación.
Cuando llegaron los enfermeros simplemente lo aventaron como si se tratara de un trapo viejo más. Marco ya no era consciente de nada, ni siquiera de su existir.
La risa del director resonó en su cabeza como las mismas descargas eléctricas habían resonado en él hacía no más de cinco minutos.
—Aún no entiendo porque la señora Valladolid aún te tiene aquí, ¿no sería más fácil matarte?
No importaba lo mal que él se encontrara, había algo en el interior que aún lo hacía quererse levantar.
—Ella… ella… ella, aún n-no… no t-termin-na con-conmigo porque seré y-yo… y-yo quien termine co- con e-ella —dijo Marco sin poder hablar claramente.
El director de aquel hospital solo supo reír para finalmente golpear su estómago antes de marcharse dejando a Marco revolcar del dolor.
Tenía que resistir, no importaba más el tiempo que pasara ahí dentro, tenía que resistir porque él era quien se iba a vengar de Valeria y de todos aquellos que lo lastimaron como a nadie. Peor que a un animal.
Lentes oscuros, ropa negra que acentuaba su feminidad, y detrás de ella el mismo hombre que camina siempre por los mismos lugares que ella para protegerla.
En la sala de espera Valeria se encontró con su hijo, él tenía la cabeza baja, parecía estar realmente sufriendo.
— ¿Hijo? —Preguntó siendo la madre cariñosa que ella nunca fue.
— ¿Madre? —Zein levantó la mirada.
—Hijo, ¿es cierto que Erika acaba de despertar? Tan pronto como supe me vi para acá dejando mis asuntos en la empresa.
—Pues te hubieras quedado allá, Erika parece estar perdiendo la razón —. Y sin querer hablar más con su madre, Zein se fue.
Y de pronto el doctor que comenzaba a conocer la verdadera faceta de la señora Valladolid, llegó. Una sonrisa se hizo en su rostro al verla a ella como su mina de oro.
—Doctor —, saludó Valeria.
—Señora mía, está todo hecho, justo como me pidió.
—Muy bien, me alegro que haya obedecido mis órdenes pero si en verdad quiere recibir el doble de lo que he prometido, va a tener que hacer algo más por mí.
— ¿Y de qué se trata?
—Necesito que sigan inyectando algo más fuerte. Algo que la haga ver como la loca que necesito tener el día del juicio.
— ¿Loca? Señora, disculpe pero no estoy entendiendo bien.
— ¿Qué de difícil tiene comprender que necesito que la hagan pasar por una loca, una estúpida que perdió la razón? ¿No entiende que la quiero en un manicomio antes que en la m*****a cárcel?
El doctor no pudo creer la maldad de aquella mujer, la ligereza con la que decía las cosas. Esa mujer era malvada y aun así, él pretendía hacer lo que ella pedía. Todo por dinero solamente.
QUINCE DÍAS DESPUÉS
— ¡Acusada Erika Beltrán del Valle, de pie por favor! —Llamó el juez.
Y detrás de aquella mujer todos los presentes, todas las familias a las que ella había dañado con la explosión, toda esa gente que no hacía más que burlarse de ella sin que Erika fuera consciente de lo que pasaba a su alrededor.
Y es que para ese momento, justo como Valeria lo había pedido al doctor, habían mantenido al cuerpo de Erika sometida en tantas drogas, tantos alucinógenos para que el día del juicio ella se comportara como una loca sin importar la infinidad de estudios que le hicieran, ella iba a terminar en un manicomio.
Con cuidado, el abogado de Erika la puso de pie ya que por ella misma no parecía actuar, ni siquiera era capaz de darle la mirada al juez frente a ella. Se encontraba completamente drogada.
—Habiendo recibido las acusaciones y los testimonios precisos, siendo acusada de haber ocasionado la explosión del salón D a un kilómetro de la empresa de los Valladolid, terminando con la vida de quince personas y dejando heridos de manera permanente a ocho personas más, se declara a la señora Erika Beltrán del Valle culpable de los cargos antes mencionados pero debido a su condición mental, es sentenciada de por vida a pagar su delito en el hospital psiquiátrico Valladolid sin la posibilidad de salir libre aún si muestra algún tipo de recuperación. ¡Es todo! —El juez golpeó dos veces su escritorio.
Finalmente Valeria pudo sonreír mientras su hijo Zein se deshacía por dentro al haber escuchado aquel dictamen.
Y Erika, sin poderse dar cuenta de la injusticia que acababan de cometer con ella.
Las lágrimas cayeron en el momento en que su mente fue consciente de lo que el juez enfrente de ella había dicho. Ella no fue la responsable de nada, ella no había cometido ningún error, ella solo quiso ayudar a la gente que más necesitaba de ella y de pronto, todo eso se redujo a pedazos porque frente a ella estaba la gente que fue su familia y las esposas de las personas a las que intento ayudar una y mil veces más. Todos ellos a punto de lincharla seguramente. Una buena mujer se había reducido a nada. Ella solo quería el bien para las personas que trabajaban para ella.
Y de esa manera, Valeria sonreía al darse cuenta que había logrado su cometido.
Injustamente la iban a encerrar como si se tratara de una persona que había perdido completamente la razón cuando la única loca era su suegra y su esposo.
HOSPITAL PSIQUIATRICO VALLADOLID— ¡Vamos, vamos! —Gritó una mujer que caminaba a lado de Erika mientras la jalaba del brazo.Erika como si hubiera sido drogada de alguna manera, todo lo que podía hacer era llorar y llorar mientras las luces de aquel hospital en mal estado aparecía como luces borrosas frente a sus ojos. Alguien muy malo había hecho una mala jugada con ella y la estaban haciendo sentir tan lejana a su cuerpo, como si este ya no le perteneciera.— ¡Te digo que te apures, estúpida!Más rápido la hicieron caminar. Alrededor todo lo que veía a era a gente que había perdido la razón, algunos se golpeaban la cabeza mientras otros solo se mantenían en silencio.Caminando más al fondo de los pasillos finalmente lograron llegar hasta aquel lugar que sería la habitación de Erika por el resto de su vida.—Te digo que te apures imbécil —. Y fue en ese momento en que la doctora que se iba a hacer cargo de ella y la que le iba a hacer tanto daño la empujó al fondo de la habitación.
De regreso en la hacienda de los Valladolid, Valeria parecía un poco nerviosa. Sabía perfectamente que había dado órdenes claras de que quería que su hijo Zein viera a su esposa como una loca pero la verdad es que tenía miedo que el doctor fuera a fallar y todos sus planes se fueran por la borda.En ese momento su celular sonó. Debía de ser su hombre de confianza, ¿quién más?—Mi señora, soy yo, Tomás.— ¿Qué es lo que quieres? ¿Ya hiciste lo que te encargué?—Justamente en este momento voy en camino. El hombre sigue por la carretera, le hablaba solo para decirle que si no quiere que haga o le saque algún tipo de información antes de que se muera.Valeria sonrió. El padre de la loca estaba a algunos minutos de encontrarse con su otra hija. —Sí, si quiero que le hagas saber algo.—Usted solo diga mi señora.—Quiero que sepa que su hija estuvo en esta hacienda, murió aquí y que estaba esperando un bastardo. Eso es lo que quiero que sepa. Dicho eso… Lo matas —afirmó ella como si se trata
UN MES DESPUÉSMientras en su despacho, Valeria reía con su hombre de confianza sobre todos los planes que tenían para implementar con los granjeros el año que entraba y poder sacar más de las ganancias que ella ya sacaba cada año pero está vez, reduciendo los sueldos de los hombres, Tomás y Valeria reían mientras bebían de sus copas de vino. Eran buenos amigos pero sobre todo, eran socios de todas las cosas malas que Valeria había hecho y Tomás le había acompañado.—No puedo dejar de pensar en el momento en que mi nieto nazca. Será lo mejor que le va a pasar a esta hacienda —dijo ella mientras se relajaba.—Ya falta muy poco, mi señora, falta muy poco.—¿Qué te ha dicho el doctor? ¿Cómo viene el bebé?—Perfectamente bien, mi señora. Esperemos que en menos de seis meses ya lo podamos tener aquí.—Y yo pueda cobrar todo el dinero de esa maldita loca.En ese momento que Valeria se imaginaba cómo iba a ser su vida con el dinero que estaba a punto de caer en sus manos, la puerta de su des
TRES MESES DESPUÉSHabían pasado dos meses desde el momento en que Valeria empezó a molestar a su hijo con lo mismo: tenía que estar casado con una mujer poderosa y capaz para cuando naciera su hijo. Y había pasado un mes para que el mundo conociera a la nueva esposa de Zein Valladolid. Erika no fue capaz de firmar los documentos de su divorcio, así que Valeria y Tomás se encargaron de ello. Infinidad de veces Zein había afirmado que fue él quien le preguntó si quería divorciarse de él, pero Valeria se aseguró de que las pocas veces que fue a verla luciera como una maldita loca.La puerta de la habitación con esponjas en las paredes se abrió frente a sus ojos. Zein entró con el corazón roto. Ella estaba allí, en el mismo rincón de la habitación. Esta vez se veía diferente, parecía que el embarazo le estaba haciendo algo bueno. Aún con el rostro lleno de heridas y cicatrices, el cabello como un nido de pájaro y la piel de las manos endurecida, se veía linda con esa barriguita de siete
Luego de unos minutos de haber atendido al recién nacido y Erika se desmayó, Valeria fue informada que el bebé estaba perfectamente bien, era un niño sano a pesar de haber nacido un mes antes, pero necesitaba ser atendido por un pediatra. Valeria no quería arriesgar nada, así que en cuanto el bebé estuvo listo le pidió al médico que se lo entregara, mientras tanto llamó al mejor pediatra del pueblo.En la habitación donde habían llevado a Erika, ella se despertó lentamente, su mano tocó su vientre. Su gran barriga había desaparecido, eso la hizo despertar de inmediato. Sus manos tocaron su abdomen una y otra vez, miró a su alrededor como si su vientre fuera a encontrarse allí, las lágrimas corrían por sus mejillas, pero no había señal del bebé que alimentó durante 8 meses. —¿Mi bebé? ¿Mi bebé? ¿Dónde estás, mi pequeño bebé? —Ella empezó a preguntar. —Mi bebé… ¡Mi bebé! ¡¿Dónde estás?! ¿Dónde estás, mi bebé? Ella comenzó a gritar como una loca mientras se jalaba el cabello y se levant
—¡Mira esos pequeños hoyuelos! ¡Míralo! ¡Es tan hermoso, Valeria! Realmente no puedo creer que este sea tu nieto—. Uno de los invitados la felicitó.Valeria, con las piernas cruzadas y una copa de vino en la mano derecha, sonrió, sintiéndose orgullosa del pequeño bebé que estaba en brazos de uno de sus invitados, gente importante, por supuesto.—Sí, sé que es hermoso.—Paty y tu hijo tienen que estar muy felices, ¿no? No puedo creer que su hijo finalmente haya conocido a alguien que valga la pena. No como su matrimonio anterior. Tenía que ser complicado ¿no? Imagínese estar casado con la mujer que mató a mucha gente.Valeria sonrió. Todos lo habían comprado y no había nada que la hiciera más feliz.—Sí, creo que esa mujer no merece nuestros pensamientos, ¿verdad?—Sí, por supuesto, lo siento, no debería haberte recordado a esa mujer.—No te preocupes. Lo más importante es que estás aquí para conocer a mi nieto. Él será el próximo heredero.—Vamos Valeria, es un recién nacido. Juro que
Había pasado más de un año y la vida de Antonio no había cambiado en absoluto. Era el mismo hombre incapaz que nunca había actuado sin el permiso de su madre porque si actuaba por su cuenta sentía que ya estaba fallando, como se sentía el día que no tuvo las agallas para defender a la mujer que dijo que amaba innumerables veces. Quizás, a partir de ese momento se convirtió en un hombre miserable, alguien que nunca estuvo listo para ser padre y sobre todo, declaró que si tan solo ese bebé hubiera nacido su vida hubiera sido diferente. Nadie en el pueblo creía en ninguna de sus palabras, todos se burlaban de él, incluso se reían de su propia cara. Si no hubiera sido por él, Valeria sería vista como poderosa y alguien con quien nadie debería cruzarse -y era cierto-, pero por ahora solo era vista como una mujer poderosa con solo uno de sus dos hijos capaz de cuidar el negocio que daba empleo a los agricultores.Bebiendo en el bar, Antonio no paraba de reírse de todo. Su vida era tan miser
De hecho, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para salvar a Marcos. Había salido de allí. No podía dejarla así, simplemente planeando una venganza, pero nunca poder verla concluida. El destino no podía arrebatárselo de esa manera. Marcos sabía tantas cosas, y Erika sabía que él era el único que podía entender su dolor, su pena, sus lágrimas y su odio. —¿Qué le pasó?— Preguntó el anciano.—Un hombre lo apuñaló.—¿Qué? ¿Cómo? ¿Y ustedes dos cómo salen del hospital? Era imposible.Erika miró al hombre que iba y venía con un cuenco y toallas para ayudar a Marcos. Erika quería preguntar muchas cosas: ¿cómo se conocieron? ¿Por qué el viejo sabía tanto sobre Marcos? ¿Era tan importante para el anciano? Si es así, ¿por qué lo dejó casi morir en ese horrible hospital?De repente, la puerta de la casa de madera se abrió, llamando la atención de Erika de inmediato. Frente a ella había una pequeña niña, Erika podía apostar por su vida a que la niña no tenía ni 6 años. Ella los miró con sorpr