La familia Díaz de la Ciudad de las Nubes, situada al pie de una montaña escénica en la parte oriental de la ciudad, cubría una vasta área y estaba rodeada de montañas y agua, a primera vista, era un pedazo de tierra preciosa. La familia Díaz tenía su orgullo único. En esta ciudad, incluso los grandes personajes tenía que saludar calurosamente a los miembros de la familia Díaz cuando los veían. La familia Díaz casi tenía el supremo poder en dicha ciudad y casi podían hacer cualquier cosa como quisiera.Sin embargo, la villa actual de la familia Díaz, ya no era frecuentada como antes y estaba envuelta por una fuerte sensación de opresión.En la plaza, no muy lejos de la entrada de la mansión, miles de personas permanecían densamente de pie. Entre ellos, había casi quinientas personas, vistiendo el uniforme con la placa de nombre "Escuela Marcial", cada uno sosteniendo un arma fría, con expresiones tensas y serias.Además, había casi cien personas, todas con traje y gafas de sol, con una
—Mocoso, ¿quién demonios sois vosotros dos? ¿Cómo os atrevéis a venir aquí a armar un escándalo? ¿Sabéis qué lugar es este? —El jefe de la familia Gutiérrez estaba ansioso por halagar a Alberto, miró a los dos y habló con voz profunda.—¿Quién eres tú? —Juan le dirigió una mirada y preguntó.—Soy el jefe de la familia Gutiérrez de la Ciudad Nube, os aconsejo que si no queréis morir, arrodillaos inmediatamente e inclinaos ante el Don Díaz y pedidle disculpas, posiblemente podáis...—¡Sólo te queda un minuto para pensarlo bien! —Juan le interrumpió directamente—, ¡si no te marchas enseguida con tus hombres, a partir de mañana, tampoco existirá ya la familia Gutiérrez en la Ciudad Nube!—¿De verdad? —El jefe de la familia Gutiérrez se atontó ligeramente, luego dejó escapar una sonora carcajada—, esta es la broma más divertida que he escuchado en mi vida, ¡eres demasiado gracioso!—¡Todavía te queda medio minuto! —Juan le advirtió.—Mocoso, realmente eres muy terco. —El jefe de la familia
Sólo se veía que la gran espada de Roldón de Antonio fue sujetada por Juan con dos dedos cuando todavía estaba a unos diez centímetros de la coronilla de la cabeza de Juan. ¡Era difícil que Antonio la moviera hacia abajo un poco Esta situación era tan absurda que Antonio sospechaba que estaba en un rodaje! No creía que una espada incontenible fuera sujetada por dos dedos. No podría haber sido un poco más falso.En este momento, una gota de sudor del tamaño de soja goteó por la frente de Antonio mientras él temblaba sin control. Ahora estaba seguro de que se había encontrado con un maestro, una existencia que le desesperaba.—Tú... ¿Quién eres exactamente? —Después de tragar la silva con fuerza, Antonio preguntó con voz temblorosa.Sin embargo, Juan no le respondió. Con mayor fuerza en los dedos, partió la endurecida espalda por la mitad. Enseguida, giró la muñeca, entonces la primera mitad de la hoja salió disparada como un rayo hacia un gran árbol a poca distancia. El gran árbol se ro
—¡Sí! —Doscientos hombres con uniformes de policía gritaron al mismo tiempo.Al oír estas palabras, los que originalmente querían ir a impedirles el paso se detuvieron apresuradamente, porque los policías sostenían los reales fusiles automáticos en sus manos. Si se les lanzaran a ellos, realmente buscarían la muerte. Poco después, un grupo de hombres con uniforme de policía se dispersó hacia todos los rincones de la villa.—Alonso, tú... —Alberto dijo, con la cara roja de ira. Poseído por la ira, ya no quería decir tonterías con él, pues levantó la mano, hizo un gesto y ordenó—, ¡id a atar a Alonso! Y justo en ese momento, un sonido de pasos ordenados llegó desde la entrada de la villa. Al mismo tiempo, una solemnidad intensa predominaba toda la villa de la familia Díaz.Acepto Juan y Julio, todo el mundo en la villa sintió una sensación sofocante como si una montaña estuviera presionando sobre ellos, y muchos no pudieron evitar estremecerse.A continuación, un millar de hombres aparec
—Señor Juez, ¿hay hoy algún malentendido en este asunto? —Luego de calmarse un poco, Alberto dio unos pasos adelante a duras penas, lo miró y abrió la boca. Alberto era muy arrogante, pero no lo era tanto como para desapreciar a la Secta de Sombra. Tenía conciencia de sí mismo, si la Secta de Sombra quería llevar a la familia Díaz la contra, ¡no tardaría ni media hora en destruirla!—Señor Juez, ¿podría contarme quién es este señor? —Le hizo esta pregunta mientras levantó una mano temblorosa para señalar a Juan.—Comandante, ¿son ellos quienes han hecho todo esto? —El Juez ignoró directamente a Alberto y giró la cabeza hacia Juan para preguntar.—¡Así es! —Juan asintió con la cabeza ligeramente.Al oír esto, mil hombres vestidos de brocado desenvainaron sus espadas al mismo tiempo y gritaron: —¡Matémoslos!Tras las olas de grito ensordecedor, el aura de opresión sobre la villa se intensificó un poco más. En esta situación, las piernas flaqueaban a la multitud de la familia Díaz, cubier
—¡Sr. Juez, me ha malentendido! —Diego se apresuró a explicar sobresaltándose.—Acabo de oír que usted, Señor Juez, ha venido a la Ciudad Nube, y no sé qué grande asunto han sucedido, ¡así que me he apresurado especialmente a ver qué me ordena! —Diego hizo una pausa y continuó hablando— Sr. Juez, ¿qué ha ocurrido? ¿Incluso se ha molestado en venir personalmente a la Ciudad Nube?Oyendo sus palabras, el Juez resopló fríamente y se burló de ellos: —Vosotros sois realmente temerarios en la Ciudad Nube. A plena luz del día, alguien se atreve a secuestrar a la fuerza a otra niña pasando por alto su vida para realizarle un trasplante de corazón a su propia nieta, ¡es realmente increíble!—¿De verdad? —Diego se atontó un poco y preguntó. También estaba muy perplejo porque a pesar de que este asunto era indignante, de hecho, no era tan grave como para que el Juez trajera personalmente a un millar de personas de la Secta de Sombra a la Ciudad Nube para ocuparse de ello. A menos que hubiera una
—¡Saludos, vice comandante Romero! —Diego se levantó y se volvió hacia Julio para saludarlo con mano de manera estándar.—¡Desde que dejas de experimentar las batallas, parece que te has engordado! —Julio se burló de él.—Hago el ridículo ante usted. —Diego sonrió embarazado.—Vale, aquí no pasa nada, ¡retira a tus hombres! —Juan agitó la mano.—¡Sí! —Diego saludó y luego gritó hacia sus hombres y les ordenó—, ¡todos retiraos!—¡Sí! —Los hombres respondieron en voz alta y se fueron.—¡Márchate también, cuando acabe con esto, te volveré a ver alguna vez! —Juan miró hacia Diego y dijo.—¡Entendido! —Diego accedió sin insistir más porque sabía muy bien que Juan, solo, podía masacrar a toda la familia Díaz con facilidad, sin mencionar que todavía había casi mil personas de la Secta de Sombra aquí.—Este... este señor, este... este no tiene nada que ver con nosotros hoy... —En este momento, el jefe de la familia Sánchez habló con voz temblorosa—, fue Alberto quien nos obligó a venir... Noso
—¡A las familias de Sánchez y Gutiérrez, trátalas severamente según la ley sin la menor indulgencia! —Juan siguió mandando.—¡Obedezco la orden del comandante! —El Juez respondió otra vez.—Perdóneos la vida... fuimos forzados... por favor perdóneos la vida...—Es porque la familia Díaz nos obligó... por favor déjenos ir, señor...—Señor... perdónenos...En este momento, todos estaban suplicando la clemencia. Los dos hermanos, Alberto y Antonio, se mostraban muy desesperados, paralizados en el suelo, con cara pálida, dado que una orden de Juan les habían condenado directamente a la muerte. Nunca esperaban que la familia Díaz, que había permanecido erguida en la Ciudad Nube durante cientos de años, sería destruida por ellos dos. Y todo esto se debió simplemente a que había capturado a una niña. Si se hubieran enterado de este fin, no lo habrían hecho. Pensándolo, estas dos personas se senseñoran muy arrepentidas.Sin embargo, al momento siguiente, dos cabezas salieron disparadas hacia e