"¿A quién ofendió? No importa quién, ¡no lo dejaré vivir para ver la luz del día!", gritó el Amo Wilson. Estaba extremadamente furioso y estaba a punto de estallar de rabia.

Sin embargo, de repente se quedó aturdido después de decir eso. "Espera. ¿A quién ofendió, dices? ¿Ofendió a una Diosa de la Guerra?".

"Así es, Amo. ¡Ofendió a la Diosa de la Guerra, Lana Zechs!", explicó el guardaespaldas.

"Estamos acabados, Amo. La persona a la que ha ofendido esta vez es demasiado poderosa. ¡Es un milagro que no haya venido por toda nuestra familia!".

La expresión del cuidador de la familia Wilson se ensombreció, abruptamente sometiéndose al destino.

"No... no puede ser. ¿De verdad ofendió a un Dios de la Guerra?". El Amo Wilson tragó saliva. La ira que estaba hirviendo en él hace un momento se disipó en un instante. El miedo apareció en su lugar.

Esa era una Diosa de la Guerra. Sin importar las fuerzas centrales de la Provincia Media, ni siquiera las fuerzas centrales de otras grand