Después de suspirar, Benedicto volvió a hablar:

—Durante tu enfrentamiento con Benito, noté que Ciro estuvo observándolos todo el tiempo. Estuve atento a él, y él también se dio cuenta de mí, aunque estaba demasiado lejos para ver claramente su expresión. Pero cuando me miró, sentí como si una serpiente venenosa me estuviera acechando. Lo que dijiste antes es cierto, Ciro parece tener hostilidad hacia nosotros.

Fane asintió con la cabeza. Desde que Ciro apareció, se generaron diversas incógnitas en su mente. Ya no creía en las palabras de los decanos que había escuchado anteriormente, definitivamente había secretos más grandes ocultos detrás de todo esto. Antes de que Fane pudiera expresar sus pensamientos, Benedicto lo adelantó:

—Sé lo que estás a punto de decir. No necesitas consolarme, ahora lo entiendo. Sé que mi impulso anterior te causó problemas. En el futuro, lo recordaré siempre y no volveré a causarte problemas.

Con las palabras de Benedicto, Fane se sintió más tranquilo. B