El decano Eliot resopló con desdén y no le prestó atención a Yuval. Yuval, sin preocuparse por ello, tiró de la comisura de los labios y de repente pareció recordar algo.

—Ese chico es la mejor opción, pero después de todo, es un alquimista de sexto rango, seguramente nos retrasará. Pero en una situación como esta, si nos retrasa, incluso si ganamos la competencia, será castigado. Sería una lástima, después de todo, Fane tiene algo de talento.

Estas palabras cargadas de insinuaciones sonaban particularmente desagradables. Yuval había afirmado previamente con firmeza que no tenía problemas con Fane, pero ahora estaba diciendo estas cosas, revelando su verdadera naturaleza mezquina.

El decano Eliot sintió una creciente ira en su interior, justo cuando estaba a punto de explotar en un fuerte regaño. En ese momento, se escucharon pasos a lo lejos, y todos los decanos en el gran salón giraron sus cabezas hacia la dirección del sonido.

Vieron al decano Domínguez y a Baldomero caminando con p