"Oh, cierto, el marido de Rachel nos va a invitar, ¿verdad? Es un gerente de fábrica, un gran jefe. Esta pequeña cantidad de dinero no es nada para él”, dijo Rosa sonriendo.

La expresión de Dylan se ensombreció. Era cierto: había dicho que iba a invitar a todos para reforzar su reputación.

Sin embargo, el incidente de esa mañana le costó mucho dinero. Además, su fábrica no había recibido muchos pedidos durante los últimos dos meses. Era posible que no pudiera pagar la cuenta si comían y bebían hasta que llegaran a unos pocos cientos de miles.

Más importante aún, tenía que pagar muchas facturas médicas al hospital.

"¡N-No hay problema!".

Rachel esbozó una sonrisa incómoda. Ella había dicho eso mientras se jactaba. No podía dar marcha atrás ahora, no cuando su reputación estaba en juego.

"Hola a todos. ¡Mucho tiempo sin verlos!".

Trevor se rió de buena gana mientras se acercaba.

"Es cierto, Trevor. No nos hemos visto en mucho tiempo. ¡Estamos aquí reunidos hoy para darte la bienv