Tanto Fane como Daniella se bajaron del caballo justo después de que se detuviera.

La sonrojada Daniella ató el caballo debajo de un árbol no muy lejos de donde se encontraban antes de volver a dirigirse a Fane. “¿Y bien? ¿Qué tal tu primera experiencia montando a caballo?”, habló en un intento de disipar el ambiente incómodo, solo para darse cuenta momentos después de lo mal que sonaba.

¿Acababa de preguntarle a Fane cómo se sentía?

Para disipar la tensión, Fane respondió con mucha naturalidad: “Es la primera vez que monto a caballo. Me sentí bastante nervioso al principio, ¡pero poco después se volvió emocionante!”.

Fane notó que el rostro de Daniella se volvió rojo carmesí después de que él hablara mientras ella bajaba la cara, sin atreverse a mirarlo a los ojos.

"¡Muy bien! ¡Entremos!". El comportamiento de Fane la desconcertó; ese hombre acababa de decir descaradamente que fue ‘emocionante’. ¡Qué pervertido! ¿Cómo no iba a serlo si la sujetó por la cintura? Probablemente a