Mientras Luciano veía en la televisión lo que considera la peor de las traiciones sintió tanta furia que gritó y tomó un cuadro de decoración y lo estrelló contra la pantalla, vociferó groserías en todos los idiomas que hablaba, odiaba a Diego, pero sobretodo odiaba a Massimo con todas sus fuerzas. Un encargado del motel fue a ver qué ocurría y Luciano no le prestó atención y continuó destruyendo la habitación, finalmente tomó conciencia de lo que hacía, pidió disculpa y pagó los daños con una jugosa compensación, salió de allí y fue hasta el corazón de su antiguo poder, Brooklyn, Luciano vivió allí desde los 8 años cuando su madre y él llegaron de Italia, allí podía conseguir lo que a su entender era justicia. —Acabaré contigo malnacido peleador —juró a la nueva habitación que consiguió—, junto con el número telefónico de un contacto con el que podía contar —Necesito un servicio, es grande, pero lo necesito para hoy. —¿Quién es? —Es De Luca —contestó Luciano odiand
Diego y Michael ya iban en camino al casino en motos y con un grupo de hombres atrás, el chofer en cuanto entró al auto había mandado un mensaje a Diego, Rebeka y Guadalupe se habían quedado en casa, en cuanto llegaron las ambulancias y policía estaban llegando, Diego logró entrar hasta el lugar del incidente, el auto de don Massimo estaba aún en llamas y él sintió un terrible miedo, los bomberos lo detuvieron cuando quiso acercarse para comprobar si el auto estaba ocupado, empujándolo hasta el área segura. En ese momento Diego vio a los paramédicos montando a Massimo en una camilla más allá, completamente lleno de sangre, vidrios y hollín, inconsciente. —Señor por favor, detrás de la línea amarilla —le dijo un bombero a Diego, sujetándolo por la camisa y él se zafó de él. —Es mi papá… Los paramédicos le indicaron a que hospital lo llevarían y Diego salió de la escena y ya Mickey se había encargado de que un sargento de la policía ordenara escoltar la ambulancia para que
Alessandro Coppola tenía intenciones de regresar a Grecia, pero con lo ocurrido por supuesto decidió quedarse, llegó al hospital sin tener idea de qué pasaba, pero lo asoció a la llegada de Diego a la vida de los Coppola, vio a Alicia sentada con un café y a Diego conversando con Michael, primero llegó con su hermana. —¿Qué pasó?... Preguntó en griego y en voz baja, demostrando no tener confianza en Diego, él estaba acostumbrado a la desconfianza de la gente, pero por un efímero instante creyó que tener familia y su confianza era algo instantáneo, sonrió sin humor mirando a Michael, pues en ese muchacho tenía a un hermano incondicional. —Fue Luciano —respondió Alicia en inglés—. No hay necesidad que sospeches de Diego —reclamó la mayor de los Coppola. —No te preocupes Alicia —respondió Diego—, entiendo que soy lo que ha cambiado por aquí y de repente don Massimo tiene un carro bomba —Diego se despegó de la pared—, de hecho, me tengo que ir, por favor Alicia, avísame si
Michael se había quedado en la cocina, sentado en la barra sin encender las luces, se sentía frustrado y un completo novato, parecía que llegaban siempre tarde, Luciano ahora estaba en su terreno y aunque sabía que debía correr, era excelente haciéndolo, tomó media botella de Tequila y la estaba tomando sin vaso, no lo necesitaba, no esperaba que quedara licor. Escuchó el sonido de pantuflas que se arrastran y quedó encandilado cuando alguien encendió la luz, con los ojos cerrados escuchó un grito femenino. —¡Michael! —dijo Guadalupe pasando las manos por su cabello alborotado. —Hola Lupita —la saludó Michael con una mano en sus ojos por la fotofobia, Guadalupe apagó la luz de nuevo—. Gracias bonita. —De nada —contestó Guadalupe rápidamente, pensando que es mejor así, no quería que Michael la viera ahora mismo porque seguro se veía horrible medio dormida y sin maquillaje, ahora procura siempre maquillarse para verse mayor, pero igual Michael no le presta atención—. ¿por qu
Mercedes les hizo una videollamada con los ojos rojos de tanto llorar, pero sonreía, incluso su padre con mirada enfurruñada pidió hablar con Diego y le hizo prometer que volverían pronto a New York a conversar con ellos. Mercedes tardó más en despedirse. —Estoy preocupada por ti Rebeka, no puedo evitarlo, quisiera tenerte conmigo y me debes la enorme celebración que planee para ti toda la vida, pero te pareces mucho a mí después de todo —Mercedes puso su rostro en el hombro de su esposo, ellos también se habían casado solos delante de un juez y Bernhard y una secretaria como testigos, Mercedes pidió la atención de Diego—, quiero que empiecen su matrimonio con el pie derecho, en realidad la fiesta no es más importante que su amor, pero cumple tus promesas y cuida a mi niña, a tu princesita… Salieron de allí y ellos se hospedaron en una de las suite VIP del hotel Larrson Las Vegas como un regalo de Bernhard, aunque a regañadientes, aún tiene mucho que conversar con Diego. Guad
Estaban en la noche de peleas patrocinadas por Halcón, Odin dirigía el evento y Diego estaba en el casino de Massimo paseando con Rebeka del brazo y el intercomunicador en su oreja, el día de hoy el puesto de Halcón, escondido de los peleadores y desde su palco de honor privado estaba Alessandro, Michael esta noche iba a pelear, solo quería información con otros peleadores respecto al Pulpo y donde se movían sus negocios, Guadalupe estaba entre el público, atenta a su alrededor. —¡Mickey!... vas a pelear —escuchó Michael una voz femenina a su espalda. —Hola Rossana, ahora estás en Las Vegas. —Ya sabes, le pedí a Odín que me inscriba, pelearé en la primera pelea. —Te deseo suerte. —¿Diego vino? —No, Diego está en su casino, trabaja y hace relaciones públicas, ya este no es su mundo —le indicó no muy amable Michael, pero aparte que nunca le ha caído bien Rossana, es parte del plan no dejar sospecha de que Diego es Halcón y él cultivar su nombre como Diego Coppola.
—En cuanto Diego organizó un equipo de búsqueda desde la casa y estaban listos para salir, llegó Guadalupe sonriente a la puerta, Michael fue hacia ella y la zarandeó tomándola de los antebrazos. —Escúchame bien niña buscona, si vas a vivir aquí avisas con quien demonios sales, esto no es una pensión —este era un Michael que no conocían, él era muy amable y nunca estaba de mal humor, pero ahora está muy furioso con una vena tensada en su frente. —Suéltame, tú no eres nada mío —contestó Guadalupe luchando por deshacerse de él—, si quieres controlar mis pasos tendrías que hacerme tu esposa y a ver si yo quiero aceptar, porque a mí no me domina nadie. —Guadalupe, sabes que la situación con Luciano suelto nos tiene a todos tensos —explicó Rebeka acercándose a ella y Michael la soltó. —Pero ¿qué se cree el canijo este?, que me va a zarandear, que yo soy saco de boxeo —Guadalupe se le fue encima a Michael dándole golpes que por supuesto no le harían daño—. Es que también me v
ebeka insistía en ir con Diego al club de Luciano. —Yo iré contigo Diego, apenas se me nota el embarazo, si ven que me escondes, querrán atacarme, deben saber que soy fuerte, ahora tenemos un ejército de hombres de seguridad, estaré contigo, no me pasará nada. —Rebeka no vas, porque yo no estoy invitado, al entrar quizás me disparen y tú no puedes rodar. —¿Sugiere que parezco una bola? —Insisto en que tú y mi bebé son mi vida, así que irás a casa de tu madre y yo iré con Mickey, tomaremos a Luciano y Slashdot y don Massimo nos encontrará luego. —¿Cuándo le dirás papá? —Después de esta noche si no me matan. —Yo no me puedo quedar de brazos cruzados, si tú te arriesgas de semejante manera. —Yo estaré bien, porque sabré que tú estás bien. Diego la llenó de besos y luego besó su abdomen redondeado apenas, tenía casi cinco meses de embarazo, acababan de enterarse que era una niña. La llevó a la casa de sus padres y allí estaban de visita su hermano y su primo con