Michael se había quedado en la cocina, sentado en la barra sin encender las luces, se sentía frustrado y un completo novato, parecía que llegaban siempre tarde, Luciano ahora estaba en su terreno y aunque sabía que debía correr, era excelente haciéndolo, tomó media botella de Tequila y la estaba tomando sin vaso, no lo necesitaba, no esperaba que quedara licor. Escuchó el sonido de pantuflas que se arrastran y quedó encandilado cuando alguien encendió la luz, con los ojos cerrados escuchó un grito femenino. —¡Michael! —dijo Guadalupe pasando las manos por su cabello alborotado. —Hola Lupita —la saludó Michael con una mano en sus ojos por la fotofobia, Guadalupe apagó la luz de nuevo—. Gracias bonita. —De nada —contestó Guadalupe rápidamente, pensando que es mejor así, no quería que Michael la viera ahora mismo porque seguro se veía horrible medio dormida y sin maquillaje, ahora procura siempre maquillarse para verse mayor, pero igual Michael no le presta atención—. ¿por qu
Mercedes les hizo una videollamada con los ojos rojos de tanto llorar, pero sonreía, incluso su padre con mirada enfurruñada pidió hablar con Diego y le hizo prometer que volverían pronto a New York a conversar con ellos. Mercedes tardó más en despedirse. —Estoy preocupada por ti Rebeka, no puedo evitarlo, quisiera tenerte conmigo y me debes la enorme celebración que planee para ti toda la vida, pero te pareces mucho a mí después de todo —Mercedes puso su rostro en el hombro de su esposo, ellos también se habían casado solos delante de un juez y Bernhard y una secretaria como testigos, Mercedes pidió la atención de Diego—, quiero que empiecen su matrimonio con el pie derecho, en realidad la fiesta no es más importante que su amor, pero cumple tus promesas y cuida a mi niña, a tu princesita… Salieron de allí y ellos se hospedaron en una de las suite VIP del hotel Larrson Las Vegas como un regalo de Bernhard, aunque a regañadientes, aún tiene mucho que conversar con Diego. Guad
Estaban en la noche de peleas patrocinadas por Halcón, Odin dirigía el evento y Diego estaba en el casino de Massimo paseando con Rebeka del brazo y el intercomunicador en su oreja, el día de hoy el puesto de Halcón, escondido de los peleadores y desde su palco de honor privado estaba Alessandro, Michael esta noche iba a pelear, solo quería información con otros peleadores respecto al Pulpo y donde se movían sus negocios, Guadalupe estaba entre el público, atenta a su alrededor. —¡Mickey!... vas a pelear —escuchó Michael una voz femenina a su espalda. —Hola Rossana, ahora estás en Las Vegas. —Ya sabes, le pedí a Odín que me inscriba, pelearé en la primera pelea. —Te deseo suerte. —¿Diego vino? —No, Diego está en su casino, trabaja y hace relaciones públicas, ya este no es su mundo —le indicó no muy amable Michael, pero aparte que nunca le ha caído bien Rossana, es parte del plan no dejar sospecha de que Diego es Halcón y él cultivar su nombre como Diego Coppola.
—En cuanto Diego organizó un equipo de búsqueda desde la casa y estaban listos para salir, llegó Guadalupe sonriente a la puerta, Michael fue hacia ella y la zarandeó tomándola de los antebrazos. —Escúchame bien niña buscona, si vas a vivir aquí avisas con quien demonios sales, esto no es una pensión —este era un Michael que no conocían, él era muy amable y nunca estaba de mal humor, pero ahora está muy furioso con una vena tensada en su frente. —Suéltame, tú no eres nada mío —contestó Guadalupe luchando por deshacerse de él—, si quieres controlar mis pasos tendrías que hacerme tu esposa y a ver si yo quiero aceptar, porque a mí no me domina nadie. —Guadalupe, sabes que la situación con Luciano suelto nos tiene a todos tensos —explicó Rebeka acercándose a ella y Michael la soltó. —Pero ¿qué se cree el canijo este?, que me va a zarandear, que yo soy saco de boxeo —Guadalupe se le fue encima a Michael dándole golpes que por supuesto no le harían daño—. Es que también me v
ebeka insistía en ir con Diego al club de Luciano. —Yo iré contigo Diego, apenas se me nota el embarazo, si ven que me escondes, querrán atacarme, deben saber que soy fuerte, ahora tenemos un ejército de hombres de seguridad, estaré contigo, no me pasará nada. —Rebeka no vas, porque yo no estoy invitado, al entrar quizás me disparen y tú no puedes rodar. —¿Sugiere que parezco una bola? —Insisto en que tú y mi bebé son mi vida, así que irás a casa de tu madre y yo iré con Mickey, tomaremos a Luciano y Slashdot y don Massimo nos encontrará luego. —¿Cuándo le dirás papá? —Después de esta noche si no me matan. —Yo no me puedo quedar de brazos cruzados, si tú te arriesgas de semejante manera. —Yo estaré bien, porque sabré que tú estás bien. Diego la llenó de besos y luego besó su abdomen redondeado apenas, tenía casi cinco meses de embarazo, acababan de enterarse que era una niña. La llevó a la casa de sus padres y allí estaban de visita su hermano y su primo con
Salieron de allí y fueron ocupando varios vehículos, a Luciano y al otro hombre los montaron en una van, Diego y Michael subieron con ellos. Michael se echó a reír a todo pulmón. —Se creyeron los del C-4 —Michael se burlaba y Luciano sonreía, para nada estaba preocupado, el otro hombre, el representante de Slashdot, parecía ser de cera, no emitía ni un sonido, entraron al galpón de las peleas y amarraron a cada hombre a una silla. —¿Recuerdas cuando me trajiste aquí, qué buenos tiempos, ¿cierto? —le dijo Diego a Luciano mirándolo desde arriba—, lo que me recuerda… Diego le dió un golpe con el puño bien cerrado en la nariz. Luciano gritó y de inmediato se le salieron las lágrimas por consecuencia del golpe en la nariz de la que emanaba sangre que manchó de inmediato su camisa. —Aprovecha tu momento, que después vendrá el mío. —Lamento que te arrepientas de no haberme matado cuando pudiste, no me gusta pegar a alguien impedido, pero tú lo mereces —le dió otro golpe que
Diego corrió y la enorme puerta del galpón estaba abierta y a Luciano lo estaban montando en un automóvil, no habían menos de cien hombres y habían matado a los más de treinta que cubrían el lugar, Diego disparó, pero fue inutil, el auto era blindado, fue por Massimo y Michael, este último se levantó. —Estoy bien… —¿Estás seguro? —preguntó Diego y Michael se quitó la camisa, llevaba chaleco antibalas, Diego se arrodilló junto a Massimo. —Papá… —dijo sin pensarlo— ¿tienes chaleco?, dime que tienes chaleco, por favor, el miedo fue terrible cuando a pesar de sentir el chaleco había sangre. —Duele, no recordaba que doliera tanto —Diego rompió la camisa y justo debajo del chaleco había un agujero de bala. —Debo sacarlos de aquí, Michael ayudame… Entre los dos iban a cargar a Massimo, pero este no dejó y solo pidió que lo ayudaran a ponerse de pie, Diego notó que Michael también sangraba en el muslo. —Tienes un balazo en la pierna —dijo Diego—, maldito Luciano, ¿qué f
—¿No te importa que prefiera a Rebeka? —Dice Guadalupe para distraer a Rossana —Callate mocosa, seguro te acercaste a esta para sacarle dinero y ahora pasarás un infierno por lame botas. Rossana se acercó para agarrar a Rebeka y ella le dio un golpe directo a la garganta, Rossana no lo esperaba y Rebeka aprovechó para hacerle una llave que le inmovilizó los brazos y arremetió con ella contra la pared, pegando la cabeza al duro material iba hacerlo de nuevo pero Rossana se zafó, lanzó una patada y Rebeka echó atrás para defender su vientre, ese era el objetivo de Rossana y la embistió y la hizo caer con ella encima, Rebeka le metió los dedos en los ojos y la hizo retirarse lo suficiente para darle un golpe y entró Luciano. —Pero es que siempre debes dar pelea, amore mio —Luciano chasqueó la lengua y estuvo entre ambas mujeres y le dio una bofetada a Rebeka y quitó a Rossana—. Suficiente, ni estando esposada y embarazada puedes someterla. —Imbécil, se había soltado. —Buen