35. Secuestro de Amor

Agustín:

Salí del departamento de Nicky sintiendo mi corazón a mil por hora. Tenía ganas de explotar, de hacer algo para evitar que ese español se llevara a la mujer de mi vida. No lo voy a permitir. Algo se me tiene que ocurrir.

Me dirijo a mi departamento, con la mente en ebullición. Tengo ganas de destruirlo, de hacer que Nicky sepa que aún la amo. No sé si dejar que sea feliz con otro o secuestrarla solo para mí. La idea de perderla me vuelve loco.

Llamo a mi mejor amigo, mi confidente, mi padre Daniel. A pesar de la diferencia de horario, mi padre siempre contesta. Le cuento lo que ha sucedido, y él me escucha atentamente.

–Agus, hijo mío–, me dice con un tono tranquilo pero firme, –¿no crees que ya es hora que recuperes a Nicky? Si sigues así, lento, te la van a ganar.–

—Papá, ¿qué hago?— le pregunto desesperado. —¿Mato a golpes a ese don perfecto? ¿Secuestro a Nicky?—Mi padre se ríe al otro lado de la línea.

—Hijo, lo que debes hacer es hablar con Ni
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