Iker El día de la cirugía de Lucy llegó. ¿Que si me siento relajado? Pues no, en realidad no. Me preocupa mucho la salud de mi esposa, pues aunque sé que está en buenas manos, siempre existe el temor de perderla. Agustín se dio el tiempo de acompañarnos, y agradezco su apoyo y el de Nicole, quien entró a la cirugía junto a su colega para acompañar a mi esposa. No puedo dejar de sentirme muy orgulloso de la fortaleza que siempre muestra Lucy. —Tranquilo, hombre, todo saldrá bien —me dice Agus, dándome uno de los cafés de máquina que compró. Las horas transcurren y finalmente las luces del quirófano se apagan. De aquel lugar sale Nicole, con su vientre abultado y una sonrisa en los labios, dándome buenas noticias. —Todo salió perfecto, logramos extraer los miomas con éxito —dice con su tono y expresión de doctora, muy profesional. No puedo expresar el alivio que sentí al escuchar todo eso. Me acerqué a Nicole y le di un abrazo, agradeciéndole pr
Iker Cuando siento que no puedo más, se abre la puerta del quirófano y se escucha un llanto de recién nacido, fuerte y poderoso, que hace a mi corazón saltar. Lo reconozco sin siquiera haberlo visto; sé que es él, mi bebé. Entonces sale Nicole, y me da una mirada de paz. Se la ve cansada, y entiende mi preocupación, por lo que inmediatamente se acerca a mí y dice: —Tranquilo, Iker, tu bebé está bien. Lo pondrán en la incubadora unas horas por precaución, pero nació bien y fuerte a pesar de ser pequeño —hace una pausa. —Dime, ¿cómo está Lucy? —le pregunto con ansiedad. —Tuvimos una complicación durante el procedimiento. Perdió mucha sangre, pero por suerte pudimos controlarlo. Sin embargo, su útero quedó afectado y débil. En lo personal, un segundo embarazo podría ser demasiado riesgoso —me explicó con seriedad. —¿Pero está bien ahora? —le pregunté con prontitud. —Sí, la estabilizamos. Debe descansar; es una guerrera, no se rindió, y sé que se recuperará bien —me dijo son
Narrador: La nieve caía suavemente sobre el aeropuerto de Zúrich, cubriendo los tejados y pistas con una delicada capa blanca que parecía salida de un cuento, este sería el escenario perfecto para una mágica Navidad en familia.. Era 20 de diciembre, la emoción en el ambiente era palpable. Liliana y Daniel, recién llegados desde Uruguay, recogían sus maletas con la mirada ansiosa de quienes están a punto de reencontrarse con sus seres queridos. En otro punto del aeropuerto, Andrea y Eduardo, cargados de regalos cuidadosamente empacados, acababan de aterrizar tras un largo viaje desde Ecuador. Aunque venían de distintos rincones del mundo, ambos matrimonios habían llegado a Suiza con el mismo propósito: pasar una Navidad inolvidable junto a sus hijos, Agustín y Nicole, y los pequeños Nicolás y Daniela, ahora de nueve años, llenos de la energía y alegría contagiosa de la infancia. En la sala de llegadas internacionales, Liliana avanzaba con paso decidido, abrigada con un grues
Narrador: La familia estaba reunida alrededor de la mesa para el desayuno, envueltos en una atmósfera de risas y entusiasmo. La expectativa del viaje a Zermatt, aquel paraíso enclavado en los majestuosos Alpes suizos, había encendido el ánimo de todos. Habían planificado cada detalle: vistas espectaculares, las pistas de esquí más seguras del país y por supuesto, el lujoso refugio que los esperaba, el emblemático Hotel Monte Rosa. Daniel y Eduardo, sentados uno frente al otro, intercambiaron miradas cómplices cuando las mujeres de la familia comenzaron a debatir acaloradamente sobre la agenda del viaje. Finalmente, Eduardo se inclinó hacia Agustín, que observaba la escena con una sonrisa resignada y con un tono de broma, le dijo: —¿No vas a detener esta locura antes de que terminemos todos con un cronograma militar? Agustín, imperturbable, se encogió de hombros y, mientras untaba mantequilla en su pan, respondió con un aire teatral a su querido suegro: —¿Y qué puedo hacer?
Narrador: Después de un suculento almuerzo en el restaurante del hotel, Eduardo y Daniel llevaron a sus nietos al teatro del complejo, donde un espectáculo navideño lleno de luces, música y risas esperaba a los más pequeños. Mientras tanto, Nicole, Liliana, Andrea y Agustín, con todo lo necesario para esquiar, se dirigieron a la estación de esquí. Entre risas y bromas, llegaron al lugar donde los esperaba Antonio, un instructor de esquí que parecía sacado de una revista.Antonio era joven, de cabello castaño usando un gorro de hilo abrigado que resaltaba sus hermosas cejas pobladas, sonrisa perfecta y una actitud relajada que lo hacía aún más atractivo. Cuando se presentó en un impecable castellano, las mujeres no tardaron en intercambiar miradas cómplices.—Bueno, chicas, creo que este viaje ha valido cada centavo —murmuró Andrea mientras Liliana, disimulando, asentía con un ligero movimiento de cejas.—Definitivamente no me quejo de esta vista —respondió Liliana, conteniendo la ris
Narrador: El viaje para cumplir el sueño de Liliana y Andrea se puede considerar un éxito, al llegar a casa de sus hijos, se pusieron a organizar su cena de Navidad. En la mágica víspera de Navidad, Nicole, Andrea y Liliana se entregaron con esmero a la preparación de un menú digno de los más exquisitos paladares. Nicole decidió honrar al país que la ha acogido,preparando un tradicional postre suizo navideño clásico qu es la “Bûche de Noël”, conocido en español como “Tronco de Navidad”. Aunque de origen francés, es muy popular en Suiza durante estas fechas. Este postre consiste en un bizcocho suave y esponjoso enrollado, relleno de mousse, de chocolate y avellana . Su superficie lo decoró con un glaseado que imitando la corteza de un tronco de madera,colocó azúcar glas para simular nieve, pequeñas figuras de hongos hechos de merengue, decorando con pequeños trozos de chocolate…evocando el encanto y la calidez de las tradiciones navideñas alpinas. Liliana, fiel a su especiali
Narrador: La familia, rebosante de alegría, celebró la llegada de la Navidad con abrazos sinceros y palabras llenas de gratitud por la dicha de estar juntos una vez más. El reloj marcó la medianoche, el calor de los afectos iluminó el ambiente más que las luces titilantes del árbol. Las risas de los niños resonaron por toda la casa mientras el intercambio de regalos mantenía viva la magia navideña.Poco después, cuando el reloj ya marcaba la 1 de la madrugada, los pequeños, exhaustos por la emoción del día, se retiraron a sus camas. Sus risitas fueron reemplazadas por el ritmo pausado de su respiración, un testimonio de sueños tranquilos y corazones llenos de ilusión.Nicole y Agustín, con el sigilo de quienes conocen el arte de sorprender, comenzaron a colocar los regalos que Santa Claus había dejado “de último momento”. Envoltorios brillantes y moños de colores tomaron su lugar bajo el árbol mientras ambos trabajaban en perfecta sincronía, compartiendo miradas cómplices y sonrisas
Narrador La última semana de diciembre llegó como un suspiro final de un año lleno de emociones. La casa de Nicole y Agustín, que ya rebosaba de calidez y risas, se llenó aún más con una visita inesperada: Anthony y Ashley llegaron desde el extranjero, trayendo consigo a su preciosa familia. Sus gemelos, Víctor y Tony Jr., eran ahora dos pequeños caballeros de 10 años. Inteligentes y encantadores, con esos ojos azules profundos que parecían contener todo un cielo, eran el vivo reflejo de la unión de sus padres. Pero la verdadera sorpresa de la visita fue la más pequeña de la familia: Aurora, una dulce bebé de apenas 1 año y seis meses, cuya sonrisa traviesa y mirada verde azulada (que a veces parecía gris) derretían el corazón de cualquiera. Aurora, con sus mejillas redondeadas y esa melena rubia que comenzaba a formarse en rizos, era la debilidad de todos en la casa, en especial de su padre, Anthony, quien se desvivía en mimos. Incluso sus hermanos mayores, normalmente llenos d