A los enormes gritos de las gemelas, todos los Arcontes se hacen presentes. El Arconte Zoran se engrandece junto a Enver y les lanzan un rayo a sus hijas para impedir que sigan creciendo. El Alfa Aoron, junto al maestro Serafín, también se engrandecen y los ayudan a contenerlas, cuando escuchan un potente estruendo.Jan se ha convertido en el dios del mal y se enfurece, lanzando llamas, rayos y centellas contra Oto y Luana, quien sigue prendida de la boca del humano que poco a poco se convierte en lobo. El Arconte Mayor, junto al Arconte de Enril, lo protegen.Finalmente, Luana suelta a Oto y deja de rodearlo con la energía divina. Al girarse, mira sorprendida a su alrededor y se dispone a explicarlo todo. Sin embargo, Jan furioso la atrapa.—¡No lo hagas, hijo! —grita Jan airadamente mientras atrapa a Luana. —No lo hagas. Se escucha la voz del dios Anuxis; pero es tarde, Jan ha introducido a Luana en su cuerpo ante la mirada aterrorizada de todos. Eso significa que la desintegrará p
El hombre lobo Oto mira al Arconte mayor furioso por haber convertido a las dos arcontes Gil y Lúa en embriones y entrado en el vientre de la arconte Enver, su madre sin comprender porque hizo tal cosa sin consultarlo con él. Aren al darse cuenta de la confusión de Oto se gira para él: —Ellas deben aprender a que son dos seres independientes desde el vientre de su madre. Ellas no se reconocen como hermanas, sino como rivales, eso debe cambiar o pueden provocar una calamidad. Tú y yo deberemos esperar que nazcan y sean adultas para marcarlas. —Pero tú marcaste a la tuya, yo no. —Sí lo hiciste, yo coloqué tu energía en ella. Desde que nazcan, ambas sabrán a quién pertenecen y no volverán a discutir por nosotros. —Debiste preguntarme, debiste preguntar a mi manada si quería que los convirtiéramos en eso —protesta molesto Oto. Para su sorpresa, escucha a la manada en pleno dando las gracias al Arconte Mayor y a él arrodillados— bueno, parece que están de acuerdo. —La manada confía en
La Arconte Enver y el Arconte Zoran estaban rebosantes de felicidad con su embarazo gemelar. Ellos no habían podido disfrutar de esa alegría antes, y cada tarde paseaban de la mano por toda la manada, esperando con ansias el nacimiento de sus dos preciosas hijas. Anhelaban que las gemelas llegaran al mundo como entidades individuales, pero que a la vez se amaran profundamente como hermanas gemelas.Luego de un profundo análisis con los dioses, se les concedió a Zoran y Enver la petición de que sus hijas gemelas pudieran convertirse en mujeres lobas. Para ello, la diosa Luna les otorgó a cada una otra alma de lobo. A la primera gemela la nombraron Gil, quien mantendría a su loba llamada Lúa, y a la segunda gemela le dieron el nombre de Adara, con su alma de lobo llamada Geisi. Con esta bendición, al nacer, ambas serían individuos diferentes sin confusión, pudiendo transformarse en lobas, humanas y arcontes.—Ya falta poco para que nazcan—, dijo el alfa Zoran al ver llegar como cada tar
El tiempo pasa veloz, ya tienen diez años las arcontes gemelas Gil y Geisi con sus respectivas lobas Lúa y Adara. Sus padres los arcontes Zoran y Enver han logrado hacerles entender a sus hijas que son hermanas y deben quererse, cuidarse, protegerse y compartir todo. Excepto en lo que concierne a Oto y Aren, ambas se vuelven extremadamente posesivas, y no dejan que la otra se les acerque.—Al menos —dice el maestro Serafín que las está observando junto a ellos, en compañía a todos los demás en el patio de la casa de Zoran— logramos que amen a uno solo de ellos.—Eso es verdad maestro. Gil no deja que Geisi ni nadie se le acerque a su hombre lobo el alfa Oto, y Geisi lo mismo con el Arconte Mayor Aren. Ese gran problema se resolvió —está de acuerdo Enver.—Querida, te veo muy cansada últimamente, ni cuándo tuviste a las gemelas quedaste así —le dice Etta a Enver.—Creo que algo roba mi energía vital, cada vez me siento más cansada —explica la arconte dando la razón a su amiga.—Claro q
Los jóvenes se encontraban tumbados en la hierba mientras las chicas recolectaban flores cerca de ellos. Enril les explicaba cómo podrían hacer para que sus parejas se sintieran felices.—Tienen que pedirles que sean sus novias—, les dijo Enril.—Pensé que no era necesario, ellas ya saben que somos sus mitades—, respondió Oto. —¿De verdad tenemos que pasar por todo esto otra vez?—Ja, ja, ja, —Enril se rió divertido. —Oto, me temo que sí. Aunque ellas sepan que son nuestras mitades, esperan que les hagamos esa pregunta.—Aren tiene razón, Oto. Tenemos que hacerlo, pero no te preocupes, lo haremos como lo hacen los humanos. Hemos practicado y creo que sería una buena idea ir a estudiar todos juntos a la universidad como humanos—, sugirió Enril.Justo en ese momento, Leía vino corriendo y les interrumpió su conversación. —¡Chicos, chicos! Vengan a ayudarnos. Se pusieron de pie y se dirigieron hacia las chicas, quienes estaban en un campo lleno de flores cerca de un pueblo humano. Se e
Los seis hombres lobos y arcontes, ahora convertidos en humanos, se adentran por los largos pasillos de la universidad. Llaman la atención de todos los demás estudiantes debido a su peculiaridad. El Arconte Mayor, Aren, destaca por su altura y complexión fornida, con cabello dorado y ojos azul cielo resplandecientes. Su compañera, Geisi, es una mujer loba y arconte con cabello dorado y ojos verdes, de una belleza impactante.La pareja formada por Enril y Leía se distingue por su cabello azul brillante, al igual que sus ojos. Por otro lado, el hombre lobo Alfa, Oto, tiene un cabello negro brillante que contrasta con los ojos de su Luna, Gil, quien posee cabello blanco y ojos grises, siendo además extremadamente hermosa.En conjunto, este grupo resulta sumamente llamativo en la escuela debido a su peculiaridad y belleza impactante, tanto para las chicas como para los chicos. Al llegar a la dirección, la secretaria toma sus papeles y los mira interrogativamente.La secretaria los mira in
Los días pasaban para los chicos en la universidad. Todos se habían integrado lo mejor que podían al mundo de los humanos. Los chicos participaban en los deportes del campus, una forma de mantener tranquilos a sus lobos internos. Las jóvenes tampoco se quedaban atrás, sobre todo las gemelas Gil y Geisi, pues Leía y Enril extrañaban la manada y ansiaban volver.—Aren, levántate, hoy tenemos el examen y no podemos faltar —le recordó Geisi al Arconte Mayor que permanecía aún en la cama.—¿Para qué tenemos que dar ese examen si nos lo sabemos todo? Ven mi Luna, acuéstate a mi lado, mejor hacemos el otro examen —dijo con picardía.—Aren, te dije que no lo vamos a hacer hasta que no nos casemos —le recordó Geisi que se había adaptado muy bien a la leyes y costumbres de los humanos.—Mi Luna…—Deja de decirme así, no eres Alfa de ninguna manada, ni yo tu Luna.—Somos novios, al fin me dijiste que sí ayer.—¿Cuándo te dije que si? Qué durmiéramos juntos no quiere decir nada. Estabas ebrio, no
El Arconte Mayor Aren, mira a Oto, y a Enril sin dejar de prepararse para iniciar el día. Enril suspira y se acerca a Oto para calmarlo. Le pasa una mano por los hombros al tiempo que le dice.—Oto, tenemos que complacer a nuestras mitades. Además, estamos aquí porque necesitamos aprender las leyes y costumbres humanas para proteger a nuestra manada y a los demás seres sobrenaturales. ¿Qué les molesta hacer lo que sus mitades quieren? Oto gruñe en respuesta a eso que le dice Enril, aún frustrado por la situación. Él es un lobo piensa, ¡un lobo!—Es tu culpa, Enril. Si no hubieras enamorado a Leía de esa manera, ellas no se hubieran enterado de nada —lo ataca Oto—. Podríamos haberlo hecho como lobos.—Sí —lo apoya Aren —todo es tu culpa Enril por enamorar a tu mitad como los humanos —dice frustrado. Enril levanta las manos en son de paz, está claro que su estrategia de reconciliación no va a funcionar hoy con ellos, así que levanta los hombros y dice defendiéndose.—No es mi culp