La inspectora Morales estaba nerviosa, se acercaba la hora de enfrentarse al malnacido de Pablo y dentro de sí quería decírselo a Elías Ochoa, pero no quería poner a su hija en peligro, por lo que se montó en el coche y se dirigió al lugar donde le había citado Pablo.
Por otra parte, Alicia invitó a Ricardo a su casa, para hablar tranquilamente sobre el beso.
—Ricardo, tenemos que hablar sobre lo que ha pasado durante la vigilancia.
—Perdóname, si te ha molestado, fue un impulso, pero no me arrepiento porque me gustas, Alicia.
—Me ha encantado, no te lo puedo negar, yo también tengo sentimientos hacia ti, pero ahora mismo necesito tiempo para asimilar todo lo que me ha pasado.
—No te preocupes, preciosa, te entiendo y estoy dispuesto a adaptarme a tu ritmo.
—Gracias de corazón, Ricardo, eres todo un caballero.
En ese momento, apareció Luis, el padre de Alicia en casa y, tras las presentaciones y charlar un rato, Ricardo dio un
Después de capturar al violador de la máscara la inspectora Morales se fue unos días de vacaciones con su familia a la playa, para recuperarse de lo que había vivido. Su puesto, durante esos días, lo ocupaba Alicia de Santiago, supervisada por el comisario. El comisario Bordón cumplió su palabra y concedió una entrevista en exclusiva a Manolo Martín, por haber mantenido silencio y haberles ayudado cuando lo habían necesitado. —Hola comisario, vengo a hacerle la entrevista. —dijo Manolo. —Hola Manolo, por supuesto, ahora estoy libre —dijo Ramón. —¿Cómo se siente ahora que el violador de la máscara está muerto? —Me siento mucho más tranquilo, pues hay un delincuente menos en la calle. —¿Piensas que la inspectora Morales actuó con diligencia, al estar implicada su hija? —No he dudado nunca de la diligencia de la inspectora Morales y ha hecho lo que cualquiera en su caso hubiéramos hecho. —¿Cree que va a haber algún cambio en la co
Julio Fernández, quedó con Sergio Mayoral, para hablar con él y decirle que quería más dinero, ya que había aparecido un antiguo socio y necesitaba que le prestara un dinero. Sergio, se retrasó, pues debía terminar un asunto en el despacho de Luis de Santiago, pues era algo de un cliente muy importante del bufete. —Hola Julio —dijo Sergio cuando llegó al reservado. —Hola, me gusta que seas puntual y si te digo, a una hora, es esa hora. —Estaba terminando un asunto y en cuanto he podido he venido. —Bueno, necesito un millón de euros para mañana. —Es algo imposible, no puedo mover ese dinero tan rápido. —El dinero lo tengo, pero necesito que falsees una factura para poder sacar ese dinero sin despertar sospechas. —Vale, te haré una factura de parte de una de las sociedades pantalla de Panamá. —Mañana, a primera hora, sin falta la quiero. Se despidieron y Sergio se cruzó con Alicia que había ido hablar con
A la mañana siguiente, nada más llegar al despacho, Luis llamó a Sergio Mayoral para decirle que se tomara unos días libres, pues necesitaba pensar que iba a hacer puesto que no confiaba en él. Sergio, salió del despacho cabreado y fue a tocar un poco las narices a Ricardo Bautista, pero esta vez la jugada le salió mal, pues Alicia se lo impidió. —Sergio, deja en paz a Ricardo que no te ha hecho nada —dijo Alicia. —No sé qué puedes ver en este perdedor —respondió Sergio. —Tranquilo Ricardo, no merece la pena, vámonos— finalizó ella. Se montaron en el coche y se fueron a patrullar por el polígono para ver si encontraban la moto de Jairo. —Gracias Alicia —dijo Ricardo. —No tienes por qué dármelas, es un chulo y un prepotente — indicó ella. —De todas formas, es de agradecer, Alicia. —¿Esa no es la moto de tu hermano? —interrumpió ella señalando una moto que estaba tirada en el suelo. Éste, paró el c
Manolo Martín, el periodista del barrio, había ido hasta el despacho del comisario, para comentarle lo que había averiguado sobre las fotos. —Pasa, Manolo —dijo el comisario al ver que aparecía por la puerta. —Hola, Ramón, he averiguado algo sobre las fotos —dijo el periodista. —Dime lo que has averiguado. —Las fotos no han sido sacadas por ningún periodista gráfico que conozca. —Pero son fotografías profesionales. —Por el ángulo y por la distancia a las que han sido hechas, creo que pueden ser de un detective privado. —Gracias, Manolo, ¿qué puedo hacer para compensártelo? —¿Podrías decirme quién es el responsable de las carreras ilegales? —No tientes a la suerte. Se despidieron y el periodista se fue. Llegó la Inspectora Jefe para hablar con él comisario sobre un caso muy importante. —Hola Vanesa, ¿qué pasa? —dijo él. —Tienes que aprobar una vigilancia por un caso de acoso a meno
Montse Ibarra llegó al hospital tan pronto como pudo y en la sala de espera de urgencias estaba Alicia sola. —Hola Alicia, ¿Sabes lo que le ha pasado a tu padre? —le dijo la inspectora Ibarra dándola un abrazo. —Hola Montse, lo único que sé que fue un amago de infarto, pero le están atendiendo —Respondió ella. —¿Cómo fue que le dio? —le preguntó Montse. —Descubrió las cartas donde ponía que mi madre tenía un amante y cuando le dije el nombre del amante le empezó a doler el pecho y se desplomó. —Lo siento muchísimo, Alicia. Tu padre me contó que había descubierto que tu madre tenía un amante, pero no sabía quién era. ¿Me lo podrías decir? —No sé Montse, a lo mejor mi padre no quiere decírtelo. —Sabes que somos pareja y no creo que le importe, a parte me gustaría saberlo. —Bueno, te lo voy a decir, era Julio Fernández. —Gracias. Ahora debemos estar junto a tu padre, sin pensar nada más. —No tienes que dárm
Tras pasar la noche juntos, Alicia y Ricardo se dirigieron a comisaría adonde llegaron los dos juntos.Las habladurías estaban empezando. Ellos aclararon que estaban unidos, acallando así cualquier tipo de rumor.—Ricardo, ayer no te dije nada porque no quería estropear la noche, pero tengo que contarte una cosa —le dijo ella.—Si quieres, a la hora de la comida, vamos a mi casa y hablamos tranquilamente —respondió él.—Vale, cariño, es algo que quiero que nadie más sepa, de momento, pero eres mi pareja y no quiero tener secretos contigo —dijo la inspectora de Santiago.—Gracias por confiar en mí y no ocultarme nada.—A ti, por siempre estar a mi lado y darme tanta fuerza.Mientras tanto, en las oficinas de Julio Fernández, se estaba produciendo una reunión, entre éste y Sergio Mayoral.—Serg
Luis de Santiago fue a la comisaría para hablar con su hija y explicarle lo que había pasado. —Hola, querría hablar con la inspectora Alicia —dijo él. —Hola, ¿Quién quiere verla? —respondió Encarna Carrasco. —No te preocupes Encarna, es mi padre —intervino Alicia que acababa de salir de un interrogatorio— Papá, vamos a «La Perla» y hablamos más tranquilamente. —Vale hija. Encantado de conocerla Encarna —dijo Luis besándola la mano. —¡Qué caballeroso! El placer es mío —le respondió la oficial Carrasco. Alicia y Luis salieron de comisaría y se dirigieron a «La Perla». —Hola Alicia, ¿quién es este apuesto caballero? —preguntó María. —Es Luis, mi padre, y no tienes nada que hacer con él — contestó la inspectora de Santiago guiñando un ojo. —¿Qué queréis tomar? —Yo mi café de siempre —dijo Alicia. —Yo tomaré un cortado —pidió Luis. —¡Un café con leche bien cargado y un cortado marchando! — gr
Anastasia Guevara se quedó muy tocada tras lo sucedido con Lorena García, pero no le quedaba otra que admitirlo, por lo que decidió hablar con ella. —Lorena, ¿podemos hablar un momento? —Dijo Anastasia, entrando en su despacho. —Por supuesto, dime —respondió Lorena. —Estoy muy rallada con lo que sucedió el otro día, no me quedé bien diciéndote lo que te dije. —No te preocupes, Anastasia, te entiendo. A mí también me ha pasado que me ha gustado alguien que no sentía lo mismo por mí y seguimos siendo tan amigos. —Eres mi mejor amiga y eso no quiero que cambie a pesar de todo, acepto que no te gusto y listo. —Entonces tan amigas —sentenció Lorena dándola un abrazo. Montse tenía revisión con Santiago Ocaña por el tratamiento y antes de ir a consulta se pasó por el despacho de Luis. —Hola, amor, ¿habíamos quedado aquí? —preguntó él al verla. —Habíamos quedado en la consulta del doctor, pero pasaba por aquí y pensé que podría