DAVINA
El rey Dominik no para de hablar de como no pudo sacar los ojos de encima de mí durante toda la fiesta, que me buscó por todos lados, que quiso saber de mí... Lo único que mi mente hace es prender luces rojas de peligro.
Me levanto y sin saludarlos salgo corriendo hacia la única persona que haría todo por protegerme.
—Es la emoción, no puede creer que finalmente se va a casar. —Escucho que le dice el rey Arturo al rey Dominik.
Voy la habitación de Argo y toco con desespero mientras lloro y me agarro el pecho, no puedo respirar.
—Davina, estoy un poco ocupado. —Levanto la vista y veo que hay una chica semidesnuda en su cama, pero enseguida él ve el estado en el que estoy y se alarma—. Ándate, Bianca.
—¿Qué? —chilla la rubia insoportable.
—Que te vayas. —Se pone rápido el vestido y con los zapatos en la mano se va refunfuñando.
Argo me agarra del brazo y me sienta en su cama, se sienta al lado mío y me abraza poniendo mi cabeza en su pecho.
—Tranquila, estoy acá —murmura mientras me acaricia la espalda—. Estamos juntos, no estás sola. Tranquila.
Lloro desesperada durante minutos que fácilmente se convierten en más de una hora. Cuando logro respirar mejor lo miro a los ojos y sé que estoy hecha un desastre. Los ojos me arden y los siento hinchados, la garganta se me cierra y todavía me falla la respiración.
—Sácame de acá. —Le pido en una voz ronca y baja.
Rápidamente termina de vestirse y salimos por su ventana, tiene una enredadera que nos permite escaparnos siempre que queramos. Corremos por el bosque hasta que llegamos a nuestra cascada, es un lugar bastante escondido al que solo Argo y yo venimos. Él hizo un hechizo para que seamos los únicos que podamos entrar a esta parte del bosque, es un brujo sumamente poderoso.
Revoleo los tacones gritando mientras siento la hierba humeda por el rocío en mis doloridos pies y empiezo a desgarrar el vestido.
Lloro, grito, rompo todo lo que llevo puesto y caigo al piso de rodillas, abrazándome a mí misma. Argo se agacha al lado mío y me abraza fuerte. Siento que tiembla, sé que odia verme así. Le duele. Todo lo que a mí me duele, a él también. Siempre fue así, desde niños nos cuidamos las espaldas. No hay ser en este mundo más importante para mí que mi hermano mayor.
—Qui-quiero a mamá —tartamudeo entre sollozos y siento que Argo se tensa más—. Por favor, necesito a mamá.
—¿Qué te hizo, Davina? Decime que te hizo.
—Me-me quiere... —Jadeo por aire. Argo pacientemente espera que pueda regular la respiración—. Me quiere c-casar. —Argo se estremece enseguida y deja de abrazarme para agarrarme el rostro y hacer que lo mire a los ojos.
—Creo que escuché mal.
—No, escuchaste bien. Quiere que me case con... con el rey Dominik. —Sorbo por la nariz.
—¡Basura! —grita mientras se para de un salto y empieza a caminar como un animal enjaulado—. Hijo de puta. Nos arruinó la infancia y ahora quiere arruinarnos el futuro. Voy a matarlo, Davina. Como te obligue a hacer algo que no quieras, te prometo que voy a matarlo.
—Tengo miedo. —Las lágrimas no paran de caer, pero mi respiración está más regulada—. N-no me quiero casar.
—Y no lo vas a hacer. No voy a permitir que te arreglen un matrimonio. Estoy acá, soy tu hermano mayor, yo te cuido. No lo voy a permitir.
—Ese hombre es un sanguinario, todos lo saben.
—Claro que todos lo saben. Tenes apenas 19 años, Davina, el hombre ese tiene como 15 años más que vos. ¿Cómo va a querer casarte con él?
—Algo de unos negocios, quiere que unamos reinos de esta manera.
—¿El rey Dominik está a favor de que le arreglen un matrimonio?
—¡Él puso las condiciones, Argo! Para cerrar el trato el rey me tiene que entregar a mí. Parece que está enamorado, obsesionado, quien sabe. No sabes cómo me miraba en la reunión, con esa asquerosa lujuria y se relamía los labios, fue un horror. No puedo, Argo. Como me toque un pelo... Yo te juro que me muero.
—Nadie te va a tocar sin que vos quieras. Esto paso los limites, esto es demasiado y no lo pienso permitir.
Me abraza fuerte mientras yo sigo llorando desesperada. El gran sueño de mi vida es enamorarme, casarme y tener hijos. Quiero realizarme como mujer y luego casarme y ser madre. Mi única familia es Argo, y siempre fue así, por eso quiero formar mi propia gran familia. Nunca me enamore, nunca quise a un hombre de esa manera y siempre quise sentir eso. No puede sacarmelo, no puede sacarme todo.
—¿Cómo una b****a así puede ser mi padre, Argo? ¿Cómo tuve tanta mala suerte? —Él aprieta más el abrazo.
—Él no es tu padre. Tu padre es, y siempre va a ser, Tyler Bachelli. Tyler es nuestro papá.
—Y Emma es nuestra mamá. ¿Crees que las cosas serían diferentes si ellos vivieran?
—Prefiero no pensar en eso. —Me besa la cima de la cabeza—. Prefiero pensar que están en un lugar mejor siendo felices después de todo lo que pelearon por estar juntos.
—¿Y en ese lugar están cantando y bailando?
—Claro que sí. En ese lugar papá come chocolate todo el día.
—Y mamá no lo puede retar diciéndole que se va a enfermar por comer así, porque en el lugar en el que están no hay enfermedades, ni dolores.
En algún momento, sin que siquiera nos demos cuenta, cayó la noche. Nos acostamos y miramos el cielo estrellado mientras escuchamos la cascada de fondo.
—¿Qué más, Dav?
—En ese lugar, mamá puede dormir hasta tarde como a ella le gusta y papá la despierta con el desayuno todos los días.
—Y mamá pretende que le gusta para no hacerlo sentir mal, pero todos sabemos que papá y la cocina nunca fueron una buena dupla. —Ambos nos reímos mientras gruesas lágrimas caen por mis mejillas y veo como Argo limpia las suyas.
—Tienen una gran casa, de colores.
—Con muchas flores. —Agrega él.
—¡Sí! Como a mamá le gustaba. En ese lugar se pasa tardes enteras en el jardín, arreglando y cuidando las plantas.
—Ya no estan en un lugar tenebroso como es el castillo. Ya no tienen que buscar luz en la oscuridad.
—No la tienen que buscar porque la tienen enfrente. Viven en un mundo de luz. ¿Vamos a encontrar nuestro lugar de luz, Argo?
—Sí, Davina. Vamos a hacerlo.
—¿Cómo?
—Llegó la hora, hermanita. Despedite del reino.
NICHOLAS—¿Se puede saber por qué dabas vueltas por la casa a las 3 de la madrugada? —pregunta mi hermana menor, Isabella, entrando al despacho acompañada de mis otros dos hermanos menores, los mellizos, Lucy y Jacob.—Te conté que algo le está pasando a Luk —mascullo—. No sé si está enojado conmigo, si decidió odiarme y aplicarme la ley del hielo, jodidamente no lo sé. Está imparable. Repite una y otra vez que siente que algo va a pasar pero no puede decirme que es, y tampoco puede decirme si es bueno o malo. ¡Joder!Mi lobo está volviendome loco.Estoy agotado, se me cierran los ojos, creo
DAVINAEl golpe llega segundos después que termino de decirle lo que pienso. Me pega tan fuerte que caigo sentada en el piso con el labio sangrando.Mi padre me mira con asco, como si fuese el mayor error de su vida. No solo es asco, en esa mirada también hay odio.<<Mi padre me odia>>.—Vos haces lo que yo te digo. Si te digo que te casas con el rey Dominik, te casas y te callas la boca. —Escupe.—Quiero casarme con alguien que realmente ame. Quiero crecer, aprender y enamorarme. Quiero ser mamá con la persona que yo elija pasar el resto de mi vida. Por favor, rey Arturo, no me case por un arreglo estúpido. Hace años que no hay problemas c
NICHOLAS —¿Y, hermano? —Levanto la vista ante la voz de Noah y veo como todos salen de la mansión parándose al lado mío en el jardín. —¿Qué? —¿Cómo está Luk? —Peor que nunca, pero decidí ignorarlo totalmente. Me tiene agotado, solo repite que va a pasar algo y ni siquiera puede decirme si es bueno o malo. —¿Queres que pongamos a los guerreros en alerta? —No es mala idea, Harry. Deciles que estén atentos y preparados. De repente vuelvo a sentir lo que estuve sintiendo todos estos días pero esta vez es peor. Luk está totalmente desesperado, siento com
DAVINAMuerta.Estoy muerta.Se perfectamente quienes son ellos ahora que me dijeron sus nombres. Son de la manada Garras De Hielo. El rey tiene negocios y alianzas con ellos. Me van a mandar de vuelta con él, lo sé. O quizás me matan por irrumpir en sus tierras... Igual va a ser lo mismo ya que si no me matan ellos, me va a matar el rey Arturo cuando me entreguen.Me siento, derrotada, y veo como todos se sientan a mí alrededor.Los detallo rápidamente y puedo decir que son todos dolorosamente atractivos. ¿Qué comen en esta manada?Lo peor es que no le
NICHOLAS—Dijiste casa de la manada —dice Davina mientras abre los ojos como platos y entra a nuestro hogar—. Esto es casi un palacio.—Podríamos decirle mansión de la manada, si queres. Lo que pasa es que acá vive mucha gente. Veni, te vamos a mostrar todo. —Le agarro la mano y vuelvo a sentir esa electricidad como la primera vez que la toqué. Ella mira nuestras manos juntas y sonríe, dejándose llevar por la casa.Entramos por la puerta principal de la mansión, después de dejar a Pegasus en el establo, y la voy guiando mientras los chicos nos siguen.Le muestro la gran cocina, y el amplio salón. Este está divi
DAVINASalgo de la habitación dando saltitos. No puedo estar más feliz. La mansión es hermosa y está llena de gente. No de empleados fieles al rey, gente de verdad. Personas de mi edad, cariñosas, y por lo que pude ver, muy divertidas. Me trajeron un montón de ropa de mi talle y hasta un celular, ya que deje el mío en el castillo así no lo rastreaban. Sé que no puedo llamar a Argo por si me rastrean este número nuevo, tengo que aguantarme las ganas.Sigo en mi nube rosa y dando saltitos hasta que llego a donde cenan, me dijeron que a las 9 tenía que estar acá, acá estoy.Todos ya están sentados y mirándome con sonrisas.
NICHOLAS No puedo creer que estoy haciendo esto. Es una mala idea. Es una muy mala idea. Hace días que trato de hablar con Davina y las palabras simplemente no me salen, odio este cobarde en el que me convertí. Me voy, si, mejor me voy. —¿Nick? —pregunta Davina entrando a mi despacho, interrumpiendo mi plan de huida—. Me dijo Lucy que me buscabas. —Eh... —¿Pasa algo? —No, no pasa nada. Solo te quería mostrar algo. Ya está, no puedo dar marcha atrás ahora. Apago la luz del despacho y prendo las lucecitas de navidad blancas que saque del sótano.
DAVINASentada en el borde de la piscina muevo mis pies en el agua mientras pienso en Nick. Me gusta, me gusta mucho y está muy mal. Él tiene pareja, no puedo hacer esto, no está bien. Es que de verdad me gusta. Nivel siento electricidad correrme por el cuerpo.Cada sonrisa, cada mirada, cada gesto que hace. ¿Lo de bailar para recordar a Argo? ¡Joder! Pasó más de una semana y aun no me saco la sensación de la cercanía de su cuerpo.Lo malo es que últimamente siento como se incomoda cuando está cerca de mí. Seguro se dio cuenta cuanto me gusta y no quiere hacerme sentir mal. ¡Mierda! Él me da un lugar seguro y yo le agradezco incomodándolo.—Tengo que irme... —murmuro al tiempo que siento