Adair se volteó. Caminó y subió las gradas. Cruzó el pasillo hasta la puerta, donde se detuvo. Giró ligeramente, para darle otro vistazo a Caeli; pero lo único que pudo ver fue la espalda de este concentrado en sus deberes. Realmente no le agradaba el hecho de dejarlo solo, aún menos con la carga de cuidar a su padre; sin embargo, no podía decidir simplemente quedarse para cuidarlo. No podía abusar de la confianza hasta tal punto; aunque su corazón ya se sentía culpable por don Nicolás.
Por lo tanto, simplemente habló - ¡Caeli! - el chico lo miró desde un costado - ¿quieres que cierre la puerta?.
Después de un momento, asintió con la cabeza - Por favor.
Adair se sintió un poco más tranquilo. Independientemente de la respuesta, de cualquier manera iba a cerrar la puerta; pero ya que el chico aceptó, era más s
-¿qué estás diciendo? - su madre lo regañó - ¿te atreves a levantarme la voz?.Adair sacó el aire por la boca. Volteó hacía su madre, diciendo - Madre, ¿no te ha quedado claro? - mantuvo la voz moderada - en ningún momento he aceptado casarme.La porcelana resonó. Adair miró a Fabiola; quien dejó la taza en la mesa - Los preparativos ya están hechos, sólo faltan algunos detalles. ¿No crees que es muy tarde para cancelarlo todo? - su voz era un poco arrogante.La furia aumentó en Adair - Recuerdo haberlo dicho desde un principio - la enfrentó - ¿Quién te crees para decidir por mi? - dijo con los dientes apretados.-Adair - la voz de su madre fue como de costumbre - Los adornos ya están comprados, las flores ya están preparadas; incluso el vestido de la novi
Caminó hacía la orilla; mientras se pasaba las manos por la cara. La barba incipiente puyó sus palmas. Luego, se restregó el cabello hacía atrás. Aguardo hasta que el agua se había consumido en su piel para ponerse sus prendas. Fuera del bosque, la tierra se bañaba con los rayos del alba. Cubriendo el paisaje con una capa de amarillo suave. El viento frío corrió, provocando que se estremeciera. La gente del pueblo comenzaba su día. Preparando las ventas a lo largo de la calle. Algunas personas lo miraban extrañados. Como si no pudieran reconocerlo; pero después de un tiempo, cuando se daban cuenta que habían pasado mucho tiempo observando, bajaban el rostro, apenados.Adair sonrió. Provocando que su rostro apuesto se ganara unas cuantas vistas más. Sin la barba cubriendo su belleza, las muchachas que normalmente lo criticaban se quedaron perdidas por un momento antes de saber quien era. Los rumores de que había
El hierro se volvió a levantar. Adair cruzó los brazos sobre sus costillas, con los puños cerrados para cubrir su cabeza. Cerró los ojos.¡Pa!Su espalda ardió. Una sensación caliente subió por su garganta. El sabor a óxido inundó su boca; pero sus labios se mantuvieron cerrados. Sellados como una caja fuerte guardando secretos. Ni un sólo gemido escapó. Los golpes llovieron sobre su piel, junto con las maldiciones bajas que su padre escupía en su cara.De repente, un grito sonó - ¡¿qué está pasando?!, ¡Detente! - la voz parecía familiar; pero la conciencia de Adair ya había sido tomada por el dolor. Sus ojos se abrieron en una rendija fina. La figura de Nicolás se movía borrosa a un costado. Con una mano en la espalda se acercó para intentar dialogar - ¡Basta!, ¡es suficiente!.
El rostro serio de don Nicolás lo hizo cuestionarse si había preguntado lo que no debía. Sin embargo, el viejo respondió - lo conozco desde que éramos jóvenes.Adair agrandó los ojos - oh, ¿entonces él llegó a conocer a la madre de Caeli?.Quitó la mano de su hombro - Así es - su mirada tenía oculto un destello triste, casi imperceptible.Adair quería saber más al respecto; pero se dio cuenta del cambió en Nicolás y supuso que era un tema muy pesado para él. Entonces en su lugar declaró - Realmente, no deseo volver a esa casa. Se que sus intenciones son buenas, pero - hizo una pausa - por favor, no me obligue a volver ahí.La mirada del viejo era solemne - Entiendo - luego añadió - pero no es bueno que duermas en la calle. Déjame resolverlo.
Los puños de Caeli se apretaron a su costado - No molestes a mi padre - su cabello café se hizo a un lado - compartiré habitación contigo, sólo eso.Adair se sorprendió. Nunca se hubiera esperado que fuera tan celoso con su padre. Una leve carcajada se escapó de sus dientes. Sus costillas dolieron; así que no pudo soltarla - Descuida, tu padre seguirá siendo tuyo - rió por lo bajo - no estoy aquí para robarlo.-Suficientes peleas por hoy - Nicolás interrumpió la interacción - Ahora que estamos lesionados no hay mucho por hacer - fijó los ojos en Adair - por cierto, ¿cómo están tus heridas?.Adair enderezó la espalda ante esa mirada atenta - Estoy bien, no tengo lesiones graves.Nicolás levantó un dedo - tienes sangre en la boca. Puede que tengas heridas in
-Sólo puedo dejarte medicina para el dolor. Por lo demás, se curará solo - sus dedos huesudos empujaron el pecho de Adair. Indicándole que se volviera a recostar. Adair se dejó caer de espaldas, con las piernas colgando a un lado y el torso torcido; mientras el viejo metió la mano en la maleta. Sacó un objeto largo. El cuero emitió sonidos al ser rozado - Casi te rompiste las costillas - se puso el estetoscopio en los oídos. Luego, agarró la punta y la golpeó con un dedo - Las marcas que tienes, son hechas por un objeto duro - algo frío tocó su pecho - tienes suerte que no te hallan dado en la cabeza. Es difícil de sobrevivir a un golpe así - movía el objeto a los costados - He tenido varios pacientes involucrados en peleas callejeras que no han tenido tu misma suerte - debido a su edad, el aire no le era suficiente al hablar. Provocando que siseara.El tacto frío
Su estómago estaba por reventar; mientras se paraba fuera de la habitación de Caeli. Esperando que diera la orden para poder entrar. La puerta se abrió a su espalda - ya puedes pasar - se volteó. El chico salió con un montón de tela envuelta en sus brazos. Camisas y pantalones se podían distinguir entre las mantas largas - tenía una semana sin cambiarlas, ahora puedes acostarte en sábanas limpias.Adair lo vio salir. “Me gustaban más con tú olor en ellas”, pensó - Descuida, he dormido incluso en el suelo sucio. No importa algo tan simple.Caeli bajó la gran grada frente a su cuarto. Llevó el bulto y lo puso en uno de los lados de la pila - Mañana me ocuparé de esto.Habían pasado el resto de la t
Adair bajó. Sus manos en sus caderas; mientras su lengua y labios viajando por la parte baja de su abdomen. Miró hacía arriba, los ojos de Caeli estaban cerrados, sacando bocanadas de aire entre sus labios ligeramente separados. Se levantó, empujando la cintura para que se sentara. Sus miradas se encontraron. Caeli se apoyó en sus brazos, empujándose hacía atrás; en tanto Adair apoyaba una rodilla en medio de sus piernas. Con la mano izquierda, acarició la parte exterior del muslo derecho de Caeli. Lo sujetó, hundiendo sus dedos en la piel. Luego, los separó para tener espacio suficiente para apoyar la otra rodilla en la cama.Deslizó las manos desde los muslos hasta la cadera. Pasando por arriba de la fina tela, para luego, introducir los dedos en el borde superior. Lentamente, deslizó la prenda por las piernas. Obedientemente, Caeli dejó que se la quitara. Su miembro duro se alzó al quedar descubierto; aunque