VIGÉSIMO SEGUNDO.Quedaron varios segundos estupefactos, mirando la hermosa comunidad que tenían enfrente.No se parecía en nada al desierto del que los había n sacado. Había vida por doquier, sin símbolos de avance, más bien rustico.Las casas eran hermosas, de madera, con techos de paja seca.Había extensos campos de plantaciones, un manantial enorme que abastecía a toda la comunidad.—¿Qué están buscando?.Némesis se giro hacia la voz de la mujer, al igual que Magnus, al mirarla no pudo evitar el escalofrió. Sus orbes eran totalmente blancos, pertenecientes a la mítica corte de los suspiros. De donde venían las sanadoras, quizás ellas misma tuviese ese don.—Información.Fue Magnus el que respondió, con la mandíbula tensa. La mujer lo escaneo con la mirada para luego pasar los orbes por Némesis , se había encargado de borrar cualquier rastro de sangre que pudiera delatarla, sin embargo, aquellos ojos desprovisto de tonalidad miraron más allá de ella como si pudieran ver de
VIGÉSIMO TERCERO Tubo pocos momentos en su vida, la que recordaba, en la que había quedado completamente en blanco. Este era uno de ellos y no era la única, Magnus había clavado la mirada en ella viéndola sin ver en realidad. Simplemente los orbes anclados en su rostro, mientras su mente divagaba lejos. —¿Quién lo ha dicho?. Un peso salió de sus hombros, al fin podía saber de donde venia, de donde pertenencia. No era alivio lo que sentía, simple dolor porque lo perdió todo sin saberlo. Sus padres, su corte, su propia casa. Estaba sola en el mundo como siempre, sin sus recuerdos o con ellos. Dolor, angustia, incertidumbre, todo paso por ella. Cada faceta la vio aquella mujer, que con sus ojos extraños la miraba apenada. —Dalila era tu nana, Lily, porque ese es tu verdadero nombre. Némesis es solo uno que inventaron tus padres para que nadie sospechara tu identidad cuando despertaras. - Se acerco a ella posando una mano en la suya. — No solo tu fuiste dormida, alguien te acompaña
VIGÉSIMO CUARTO.Aterrizaron con fuerza en la arena, había n llegado al linde de la corte de Hielo.Némesis miro hacia todos lados, buscando a Magnus, encontrándolo tirado de lado a unos pocos metros de distancia. Supo que había planeado llevarlos a la corte, pero las fuerzas comenzaban a fallarle.Corrió hacia el, levantando la camisa, revelando la porción de piel que faltaba tiñéndose de un negro profundo. La piel luchaba para curarse, siendo frenada por la peste negra.Una cosa era ser contagiado por los alimentos, otra diferente ser tocado directamente por un Abassy.El virus avanzaba con rapidez, consumiéndote en un lapso corto de tiempo. Tenia unas pocas horas antes de perder a la única persona que jamás le había mentido.—Por favor, ponte de pie.Lo alzo con fuerza, sintiendo por el lazo como la conciencia del Alfa iba y venia.No espero más tiempo, un solo pensamiento y aparecieron fuera de las puertas del castillo. Némesis cayo de bruces contra el suelo, llevada por el pe
VIGÈSIMO QUINTO.Se quedaron un tiempo más hablando fuera de la casa, disfrutando de anécdotas del pasado, dejando los secretos de lado.Némesis se sentía ligera, ligera de todo el peso que anteriormente cargaba en sus hombros y ya no estaba ahí.—¿Sabes algo de Sirio?.Cuando aquella pregunta salió de entre los labios de Isyan, Némesis sintió como el corazón se le hacia un nudo. Prometió pasar por la corte de Hielo para hablar con el, convencerlo de que volviera con su familia. No había podido hacer aquello, no con el ataque que sufrieron en medio de las estepas.—No, pero voy a intentar contactar con el ahora.No espero respuesta alguna, cerro los orbes concentrándose en cada aspecto de Sirio.Creo un boceto mental de el, como si estuviese viendo su imagen detrás de los ojos.Pronto una negrura espesa la rodeo, abrió los ojos encontrándose en ese lugar paralelo que odiaba visitar. Sintió un susurro a su derecha, lento, débil, con la voz del hombre que considero su amigo por cuaren
VIGÈSIMO SEXTO. Pasados diez minutos Némesis aún no había podido calmarse. Tenía la respiración agitada, las extremidades le temblaban. Se encontraba dentro del castillo, en el salón, con una taza de chocolate caliente entre las manos y una manta pasada por encima de los hombros temblorosos. Aún no había emitido palabra alguna, frente a ella se encontraban Magnus he Isyan mirándola fijamente, esperando que alguna palabra saliera de entre sus labios. —Lo vi metido en aquel lugar oscuro. No era el, solo su cuerpo como un cascaron vacío, siendo comandar oscuro. No era el, solo su cuerpo como un cascaron vacío, siendo comandado por Angra. Tenía la mirada clavada en el fuego de la chimenea, demasiado conmocionada como para apartar los ojos del vaivén de las llamas. La habitación se sumergió en un silencio tenso, miles de preguntas rondando el lugar. —¿Se llevo a Sirio? Dio un trago a la taza, agradeciendo el calor que se fundió en sus extrañas, haciéndola saber que se encon
VIGÈSIMO SEPTIMO.El ambiente se torno tenso, Magnus parecía no saber que hacer, anclado en su lugar estupefacto.Némesis dio un paso hacia adelante, tapando la visión de Clara, intentando llamar su atención.—Clara, necesito que me hagas un favor.La loba, fuera de si, intentaba buscar a Isyan con la mirada desesperadamente. Su cuerpo estaba en manos del instinto, no pensaba racionalmente.—Clara...Volvió a intentarlo, ganándose un gruñido amenazador de su parte. Némesis chasqueo la lengua, acercándose mas al cuerpo pequeño, mirándola directamente a los ojos.— Me lo agradecerás más tarde.Con un solo pensamiento la hizo dormir, el cuerpo femenino se desplomo en los brazos de un Magnus contrariado.—¿Cómo es esto posible?.La pregunta no iba dirigida a ninguno de ellos en concreto, simplemente un pensamiento verbalizado sin querer.Némesis se giro, observando la expresión confundida en el rostro de Isyan, las manos tensas a sus costados mientras sus ojos se clavaban en la mujer en b
VIGÈSIMO OCTAVO | •P1•Nunca se había ido de compras en la vida que recordaba, jamás había paseado por tiendas eligiendo ricas telas para confeccionar un hermoso atuendo, así que no sabia que ponerse, cuales colores combinaban mas con los otros.Se sintió mareada mirando aquella inmensidad de vestidos, zapatos y coronas. Deseo que Clara estuviese allí con ella, guiándola con su fino don en la moda.—Quiero que tu elijas mi atuendo.Luego de cinco minutos sin saber que hacer, Némesis clavo la mirada en Magnus. Amando el brillo que encendía sus orbes de fuego al oír sus palabras.Una sonrisa enorme surco sus labios, no supo si aquello era peligroso.—Estaba deseando que dijeras eso.Magnus sacudió una mano a su alrededor, en unos segundos ya se encontraba vestida, peinada y maquillada.Sintió la sedosidad de la tela que a envolvía, embelesada camino al espejo mirándose.No reconocía a la mujer que le devolvía la mirada, ataviada en un finísimo vestido carmesí donde un sinfín de brillos
VIGÉSIMO OCTAVO P2.Mentiría si dijera que no quiso lanzarse encima de la hembra de hielo, hacerla hablar a golpes o con aquel don que no le gustaba usar con nadie.Pero no podia hacerlo, tenia que interpretar un papel. El papel de una reina, la reina de todo.—Que grata sorpresa Magnus. – los orbes de Itaka viajaron a ella con rapidez. — ¿A qué debo el placer?.Mentiras, puras mentiras en sus palabras. Cada alma allí presente podía oler su aroma, saber lo que ella era, saber lo que eran entre sí.La mirada de Nemesis no dejó la de Alya en ningún momento, la penetro mandando una onda de poder para que acariciara aquel cuerpo.Una amenaza, o una demostración, lo que ella quiera ver primero.Sintió placer al ver como la hembra se sacudía estupefacta, clavando aquellos orbes de hielo en ella con el ceño fruncido. Aún en su trono, varios metros por encima de ella, la loba era menos, menos poderosa y con una posición mucho más decreciente que la suya.—He venido por tu hija, Itaka.El aga