Los días pasaron lentamente para Jazmín, cada uno marcado por una rutina meticulosa que la ayudaba a mantener su mente ocupada. Se sumergía en su familia y en la empresa, tratando de ahogar los pensamientos persistentes sobre Julieta. Aunque la mujer había desaparecido de la faz de la tierra, Jazmín sabía que solo estaba oculta, ideando algún plan siniestro. Sin embargo, no le daría la satisfacción de demostrar el miedo que sentía.Entre esos días, las náuseas de su embarazo se intensificaron, una prueba constante de su situación. Su amiga Jessica, a su lado, se concentraba no solo en su trabajo con su nueva empresa, sino también en organizar su boda. La alegría y el estrés de la planificación mantenían a Jessica ocupada, aunque siempre encontraba tiempo para estar con Jazmín.Una mañana, Jessica llegó hasta la oficina de Jazmín, su rostro serio pero decidido.— Tengo algo que decirte... — dijo Jessica, atrayendo la atención de Jazmín.— ¿Qué pasa, Jess?— Voy a viajar a casa, con San
Los días siguieron pasando, cada uno con su propio ritmo y desafíos. Jazmín se enfocaba en la empresa, intentando mantener todo en orden mientras su mente seguía dividida entre su familia y la amenaza latente de Julieta.Una tarde, mientras revisaba unos documentos, recibió una llamada inesperada. Era del hospital.— Señora Jazmín, es sobre el señor Leandro Belmont. Ha mostrado señales cerebrales más fuertes y creemos que podría despertar en cualquier momento.El corazón de Jazmín se aceleró. Esto podría cambiar todo. Leandro era la única persona que conocía todos los secretos, y su despertar podría ser tanto una bendición como una complicación. Pero, sobre todo, era el amor de su vida.— Gracias por informarme — dijo, tratando de mantener la calma.Colgó el teléfono y se quedó mirando la pantalla, su mente girando con posibilidades y preocupaciones. Sabía que el despertar de Leandro traería respuestas, pero también podría desencadenar nuevos conflictos.En la ciudad de Jessica, las c
Jazmín miró a Julieta con odio. un sentimiento que había crecido enormemente hacia ella, y Julieta por un leve segundo, sintió el temor de esa mirada.— Te mataré, Julieta. No me importa morir en el intento, pero te voy a matar como la última vez — amenazó.En ese momento, el medico salió y pidió a Jazmín ingresar dentro de la habitación. Ella obedeció, lanzándole una última mirada de advertencia a la mujer que la había molestado todos estos meses. Una vez adentró, Jazmín saco el celular y envió un mensaje a Oliver, quien custodiaba la mansión advirtiéndole y que actuara con normalidad.— El señor Belmont, ha mostrado buena señal. Sea lo que haya alterado al señor, funcionó, para darnos la señal de que siente todo.En su mente, Leandro sentía la calidez de la mano de su esposa regresar, y su corazón se llenaba de esperanza. Aunque estaba atrapado en la oscuridad, la presencia de Jazmín le daba fuerzas para seguir luchando.El tiempo pasaba lentamente, cada segundo marcado por los lati
Los días fueron pasando, y el día de la boda de Jessica y Santiago finalmente llegó. Jessica, normalmente una persona calmada y serena, estaba completamente fuera de sí debido a los nervios. Jazmín, su amiga de toda la vida, nunca la había visto tan ansiosa. Sabía que necesitaba intervenir antes de que Jessica se desmoronara por completo.Con determinación, Jazmín se acercó a Jessica, quien estaba en una habitación en la iglesia, vestida de novia. La tomó por los hombros y la obligó a mirarla a los ojos.— ¡Cálmate! Respira... respira — le dijo con firmeza—. Me pones ansiosa y no soy la que se va a casar.Jessica, temblando, se dejó caer en una silla y miró a Jazmín con ojos llenos de miedo e inseguridad.— ¿Y si me arrepiento? — preguntó, su voz apenas un susurro —. Nunca antes pensé que me iba a casar, ¿te acuerdas? Pero ahora, ¡mírame! Estoy vestida de novia, en una habitación en la iglesia, a punto de caminar por esa alfombra roja y decir... Sí acepto.Jazmín puso los ojos en bla
La celebración de la boda de Jessica y Santiago estaba en su apogeo. La alegría y la música llenaban el aire, y todos los invitados disfrutaban del evento. Jazmín, desde una esquina, observaba a Luna a lo lejos. Luna reía y conversaba animadamente con otros invitados, su energía era contagiosa. Jazmín sonrió con calidez y luego giró su mirada hacia Daniel, quien también observaba a Luna con una sonrisa en los labios.— Ella parece ser buena para ti — dijo Jazmín suavemente.Daniel, sin apartar la vista de Luna, sonrió más ampliamente.— Ella realmente me gusta — respondió, con un tono que no dejaba lugar a dudas.Jazmín le tocó el hombro y le dio un apretón suave.— Eso es bueno. Pronto habrá otra boda... — comentó, antes de alejarse caminando.Daniel la observó marcharse, sintiendo una mezcla de gratitud y esperanza. Las cosas finalmente parecían estar mejorando para todos ellos.Cuando el evento llegó a su fin, los invitados comenzaron a despedirse. Jazmín tomó a su hijo en brazos y
El camino de regreso fue más tranquilo, aunque la tensión aún estaba presente. Jazmín miraba a su hijo, que finalmente se había calmado y se quedaba dormido en sus brazos. La paz momentánea que sentía estaba teñida de una constante vigilancia.Finalmente llegaron a la mansión. Jazmín salió del coche y entró en la casa, sintiendo una mezcla de alivio y agotamiento. Subió a su habitación, acostó a su hijo en su cuna y se sentó en la cama, dejando que las emociones del día la abrumaran por un momento.Pensó en Leandro, deseando que estuviera allí para compartir su carga. Pero sabía que debía ser fuerte, no solo por ella, sino también por su hijo y el bebé que llevaba en su vientre. La vida había sido dura, pero también había momentos de felicidad y esperanza.Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, Julieta observaba desde lejos. Había estado detrás del ataque, probando una vez más los límites de Jazmín. Pero esta vez, no había subestimado a su oponente. Jazmín había demostrado ser más
La fatiga finalmente se apoderaba de Jazmín después de un día interminable de reuniones, estrategias y tensiones. Su cuerpo anhelaba descanso, pero su mente no le permitía desconectar. Mientras caminaba hacia su coche, pensó en Leandro y sintió la necesidad de verlo, aunque solo fuera para hablarle y sentir su presencia. Le pidió a Oliver que la llevara al hospital.— Oliver, llévame al hospital primero — dijo con un tono cansado pero firme.— Claro, señora — respondió Oliver, desviando el coche hacia el hospital.El trayecto fue silencioso. Jazmín miraba por la ventana, sus pensamientos centrados en Leandro. Sentía una mezcla de esperanza y desesperación; anhelaba verlo despertar, pero temía que ese día nunca llegara.Al llegar al hospital, se dirigió al ascensor que la llevaría a la habitación de Leandro. Mientras esperaba, notó a Luna al otro lado del vestíbulo. Luna llevaba un vestido elegante y sencillo, y sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas.— Señora — saludó Luna con una
— ¿Qué demonios haces aquí? —exigió Jazmín, su voz temblando de furia contenida.Julieta dio un paso más hacia ella, manteniendo su sonrisa malévola.— Solo vine a hacer una visita a tu querido Leandro. Qué lástima que esté en esta situación, ¿no crees? —dijo con una fingida preocupación que solo aumentó el odio en los ojos de Jazmín.Jazmín dio un paso hacia Julieta, su mirada llena de una furia incontrolable.— Aléjate de él. No tienes derecho a estar aquí. No tienes derecho a nada —espetó, su voz temblando con una mezcla de rabia y dolor.Julieta levantó una ceja, disfrutando claramente del efecto que estaba teniendo sobre Jazmín.— Oh, Jazmín. ¿No te das cuenta? Estoy aquí porque quiero. Porque puedo. Nadie puede detenerme — respondió con un tono de burla.Jazmín sintió que su control se desmoronaba. Quería lanzarse sobre Julieta, acabar con su presencia de una vez por todas, pero sabía que debía mantener la calma, aunque cada fibra de su ser gritara por venganza.— ¿Sabes qué, Ju