Me separé un poco del pene del mayor para tener aire, entonces me apretó por las mejillas y me hizo levantar el rostro para besarme aún cuando había un sabor salado de por medio y mientras me seguía penetrando -ahora deliciosamente- con sus dedos. Dimitri se acercó a nosotros y estirando su lengua se unió el beso. Era exquisito.
Algunos minutos después, el pelirrojo fue a posarse tras de mí, y haciendo al otro retirar sus dedos de mi interior se frotó en mis nalgas. Aún no había visto su pene pero sentí que era bastante grueso y sabía que iba a doler. Restregaba su miembro duro entre mis nalgas y presionaba un poco sobre mi entrada, después sentí que se adentró un poco y salió como jugando. No pude evitar gemir al sentir la intromisión, pero aún así quería sentirlo más.Sentí un escalofrío al saCuando era pequeño solía ir con frecuencia de visita a la casa de mi primo Santiago. (Ya saben la temática del cap con esas líneas). Tendríamos quizás unos 9 o 10 años y recuerdo que solíamos jugar en el enorme jardín fuera de su casa con unas motos de juguete y su amplia colección de hot wheels.Santiago era mi primo favorito desde entonces, ambos nos teníamos mucha confianza y platicábamos sobre cosas que para nosotros eran secretas, compartíamos juegos, risas, incluso la cama cuando hacíamos pijamadas en la casa de alguno de los dos.Pero por circunstancias del trabajo de su padre tuvieron que mudarse a Estados Unidos y residir ahí por tiempo indefinido.Recuerdo que cuando Santiago me dió la noticia lloré por tres días enteros hasta que lo acompa&nti
- ¿E-entoces si eres gay? - cuestioné tratando de evadir un poco lo último de su frase.- Si. Mi madre dice que es una etapa pero a mí me gustan los chicos. He tenido un par de novios.¿Y tú como vas con las chicas que me platicabas?- En realidad creo que ahora no quiero una relación. Estoy bien con mis amigos y ya, no me interesan esas cursilerías.Ay, Santiago, te he echado de menos y también el platicar contigo como lo hacíamos antes. Es una alegría que hayas vuelto aunque sea unos días. Nunca entendí porque dejaste de hablarme.Santiago se revolvió incómodamente en el asiento y desvío la mirada hacia la ventana mientras jugueteaba con sus dedos.
- Me gustas tu - dijo con seguridad, hablando en un tono bajoEra algo que ya me esperaba que me dijera por sus acciones para conmigo durante toda la tarde, así que no me sorprendió del todo y guardé silencio.- ¿Qué hora es? - pregunté- Es media nocheSe acomodó un poco sobre mi bajando su trasero hasta por encima de mi miembro, luego se echó el cabello para atrás y cuando hubo terminado de comer dejo su plato por ahí encima.- ¿Por qué no me pides que me baje de encima? - cuestionó pasando sus manos por mi pecho- No me molesta. Mejor dime porque dejaste de hablarme, dijiste que me explicarías más tarde- Ahh, está bien - suspiró - deje de hablarte cuando me di cuenta que me comenzaste a gustar y dejé de verte como a un primo. Aquellas videollamadas por la noche cuando te desvestías para ponerte la pi
Al final Santi término por quedase cinco días, follamos las siguentes dos noches y simplemente diré que ha sido el mejor fin de año que había podido tener.Justo ahora estábamos de nuevo en el aeropuerto para despedirlo.- Necesito ir al baño - expresó él, porque ya teníamos un plan- Yo también - le dije a mi madre- Vayan con cuidado, no tarden mucho - respondió mi tía que nos restó importanciaSu vuelo salía en 15 minutos, tiempo suficiente para una última aventura.Corrimos al baño tomados de la mano para no perdernos entre toda la gente, y sonriendo con complicidad por lo que íbamos a hacer; y apenas llegamos al baño nos encerramos en el primer cubículo que encontramos, y Santiago se lanzó a besarme a penas cerramos la puerta.- Nadie me besa tan rico como tú, nadie me folla tan
Mino era mi pareja desde hace tres años ya.Era un chico dulce, bajito y delicado, de piel blanca y lindos ojos grises que no mostraban mas que inocencia pura. Mino tenía 19 años, siendo 10 años menor que yo, pero aún así, aparentaba tener mucho menos, quizás apenas 15 o 16.Nos habíamos conocido en el centro comercial mientras lo había pillado mirándome por una rendija de los probadores y con una erección entre las piernas, cosa que me hizo darme cuenta de que su dulce apariencia no era más que eso: una apariencia.Desde entonces gustábamos de tener encuentros sexuales rudos durante la mayor parte de las veces, aunque eso no restaba el amor que yo sentía por él.Me gustaba complacerlo y hacerlo sentir bien, pero a Mino le complacía más complacerme, siendo
Mino se sienta sobre mis piernas juntas y le cojo de la cintura pegándolo más a mi y atrayendo a besarlo, y al momento siento como me corresponde de manera experta, tan delicioso como siempre lo hace.Cuando veo que cierra los ojos le muerdo los labios sin previo aviso y le hago sangrar, el líquido corre por su mandíbula y yo recorro el camino que sigue con la lengua. Mino gime de dolor apenas reacciona, así que me alejo y en ese momento le miro a los ojos para mostrarle que ed un castigo, y que el que manda soy yo.– De rodillas - le ordeno.Él obedece al instante y se deja caer en sus rodillas poniendo las manos sobre sus muslos. Después agacha la mirada a su regazo y yo hago lo mismo, mirando la erección que se le ha formado. Quiero probarlo, quiero hacerlo pero también quiero que él me pruebe.
Cris era un chico que vivía a unas casas de la mía y había sido mi vecino de toda la vida. Vivía con su madre únicamente y la gente siempre solía hablar de ellos dada la forma en que Cris actuaba en público. Era "el mal ejemplo" de la cuadra.Era un chico amanerado de ademanes delicados, vestía siempre prendas muy entalladas y si bien no tenía muchos atributos, su cuerpo era esbelto y fino, casi tanto como el de una chica; para rematar, tenía una larga cabellera castaña y de suaves rizos.A mí siempre me había llamado la atención la manera de ser tan particular que tenía, era seguro de él mismo pero al mismo tiempo un tanto tímido, además la forma en la que caminaba contoneando las caderas siempre me resultóprovocadory era lo que m
- Linda - completó él mirándose en el espejo.Me acerqué a pararme tras él y no pude evitar tomarle por la cintura mientras ambos contemplábamos su reflejo, y después acerqué mi nariz a su cuello aspirando su aroma. Cris suspiró ante mi tacto y se dejó hacer, poniendo sus manos sobre las mías.Me sonrió tan feliz y tan agradecido, que en ese momento me prometí mentalmente que haría todo lo posible para mantener esa sonrisaA partir de ese día todas las tardes íbamos a su casa y entre los dos la dedicábamos a cambiarle ellook, la ropa que había en el armario de su madre era más extravagante y colorida que la ropa que había en mi casa, así que pasábamos horas y horas armandooutfitsque Cris me