Decidí entrar el colegio militar después de darme cuenta de que no era bueno para hacer nada productivo en una universidad común. No hay nada más que decir.
Había viajado hasta aquí en avión y después de una tonta despedida con mis padres que estaba más que contentos de por fin tenerme lejos de casa.
- Estás en perfecto estado. Deja las maletas ahí, no las necesitaras a menos que traigas algún objeto personal con valor sentimental. - decía el hombre uniformado sentado frente a mi en el escritorio. Era una especie de recepción donde hacían un chequeo general de salud y facultades mentales a todos los que supuestamente habíamos cumplido con los requisitos. Era una oficina pequeña que parecía más un consultorio y conmigo habían dos hombres uniformados, uno me entrevistaba y el otro anotaba mis respuestas en una tabla con hojas.
- Hey, es hora de levantarse - me despertó una voz masculina pero con cierto tono dulce en ella - Fab, llegarás tardeMe giré en la cama y me descubrí el rostro para ver quién me despertaba y la escena que encontré me resultó bastante sorpresiva. Dimitri estaba de pie frente a mi cama cubriendo con su imponente altura la luz del foco, en ropa interior y la piel húmeda, como si terminara de bañarse. Su cuerpo era grueso y musculoso de piel lechosa, y no pude evitar ver sobre su ropa interior también. Bástian estaba sentando en la cama de enfrente igualmente con solo la ropa interior y luchando por ponerse el pantalón sin hacerse más daño. Noté entonces que también tenía las piernas tatuadas y que en sus boxers había algo de similar tamaño que Dimitri, algo muy proporcional a su enorme estatura. Sentí un calor en mi vientre bajo al percibir
El resto de la tarde Bástian estuvo jugando billar con los demás chicos en la sala y Dimitri según me dijo salió a caminar, y yo por mi parte me quedé a acomodar mis pertenencias en la habitación.Recordé de alguna manera lo sucedido en la tarde y de cuando Bástian me apretó sobre su cuerpo, o las manos del pelirrojo y su cercanía a mis labios. Me resultaba agradable el contacto con dos hombres tan guapos como ellos, y aunque jamás me planteé la idea de tener algo con un chico ahora mismo me parecía una cosa bastante tentadora.Alrededor de las 10 de la noche yo ya estaba acostado en mi cama y había apagado las luces esperando que los otros no se molestaran por tal cosa. Aún no estaba dormido cuando escuché la puerta abrirse en medio del silencio.- Mira, ya está dormido - afirmó Dimitri en un susurro - Podemos divertirnos un poco-
Me separé un poco del pene del mayor para tener aire, entonces me apretó por las mejillas y me hizo levantar el rostro para besarme aún cuando había un sabor salado de por medio y mientras me seguía penetrando -ahora deliciosamente- con sus dedos. Dimitri se acercó a nosotros y estirando su lengua se unió el beso. Era exquisito.Algunos minutos después, el pelirrojo fue a posarse tras de mí, y haciendo al otro retirar sus dedos de mi interior se frotó en mis nalgas. Aún no había visto su pene pero sentí que era bastante grueso y sabía que iba a doler. Restregaba su miembro duro entre mis nalgas y presionaba un poco sobre mi entrada, después sentí que se adentró un poco y salió como jugando. No pude evitar gemir al sentir la intromisión, pero aún así quería sentirlo más.Sentí un escalofrío al sa
Cuando era pequeño solía ir con frecuencia de visita a la casa de mi primo Santiago. (Ya saben la temática del cap con esas líneas). Tendríamos quizás unos 9 o 10 años y recuerdo que solíamos jugar en el enorme jardín fuera de su casa con unas motos de juguete y su amplia colección de hot wheels.Santiago era mi primo favorito desde entonces, ambos nos teníamos mucha confianza y platicábamos sobre cosas que para nosotros eran secretas, compartíamos juegos, risas, incluso la cama cuando hacíamos pijamadas en la casa de alguno de los dos.Pero por circunstancias del trabajo de su padre tuvieron que mudarse a Estados Unidos y residir ahí por tiempo indefinido.Recuerdo que cuando Santiago me dió la noticia lloré por tres días enteros hasta que lo acompa&nti
- ¿E-entoces si eres gay? - cuestioné tratando de evadir un poco lo último de su frase.- Si. Mi madre dice que es una etapa pero a mí me gustan los chicos. He tenido un par de novios.¿Y tú como vas con las chicas que me platicabas?- En realidad creo que ahora no quiero una relación. Estoy bien con mis amigos y ya, no me interesan esas cursilerías.Ay, Santiago, te he echado de menos y también el platicar contigo como lo hacíamos antes. Es una alegría que hayas vuelto aunque sea unos días. Nunca entendí porque dejaste de hablarme.Santiago se revolvió incómodamente en el asiento y desvío la mirada hacia la ventana mientras jugueteaba con sus dedos.
- Me gustas tu - dijo con seguridad, hablando en un tono bajoEra algo que ya me esperaba que me dijera por sus acciones para conmigo durante toda la tarde, así que no me sorprendió del todo y guardé silencio.- ¿Qué hora es? - pregunté- Es media nocheSe acomodó un poco sobre mi bajando su trasero hasta por encima de mi miembro, luego se echó el cabello para atrás y cuando hubo terminado de comer dejo su plato por ahí encima.- ¿Por qué no me pides que me baje de encima? - cuestionó pasando sus manos por mi pecho- No me molesta. Mejor dime porque dejaste de hablarme, dijiste que me explicarías más tarde- Ahh, está bien - suspiró - deje de hablarte cuando me di cuenta que me comenzaste a gustar y dejé de verte como a un primo. Aquellas videollamadas por la noche cuando te desvestías para ponerte la pi
Al final Santi término por quedase cinco días, follamos las siguentes dos noches y simplemente diré que ha sido el mejor fin de año que había podido tener.Justo ahora estábamos de nuevo en el aeropuerto para despedirlo.- Necesito ir al baño - expresó él, porque ya teníamos un plan- Yo también - le dije a mi madre- Vayan con cuidado, no tarden mucho - respondió mi tía que nos restó importanciaSu vuelo salía en 15 minutos, tiempo suficiente para una última aventura.Corrimos al baño tomados de la mano para no perdernos entre toda la gente, y sonriendo con complicidad por lo que íbamos a hacer; y apenas llegamos al baño nos encerramos en el primer cubículo que encontramos, y Santiago se lanzó a besarme a penas cerramos la puerta.- Nadie me besa tan rico como tú, nadie me folla tan
Mino era mi pareja desde hace tres años ya.Era un chico dulce, bajito y delicado, de piel blanca y lindos ojos grises que no mostraban mas que inocencia pura. Mino tenía 19 años, siendo 10 años menor que yo, pero aún así, aparentaba tener mucho menos, quizás apenas 15 o 16.Nos habíamos conocido en el centro comercial mientras lo había pillado mirándome por una rendija de los probadores y con una erección entre las piernas, cosa que me hizo darme cuenta de que su dulce apariencia no era más que eso: una apariencia.Desde entonces gustábamos de tener encuentros sexuales rudos durante la mayor parte de las veces, aunque eso no restaba el amor que yo sentía por él.Me gustaba complacerlo y hacerlo sentir bien, pero a Mino le complacía más complacerme, siendo