(Secuela del capítulo anterior)
Era sábado por la tarde-noche cuando me encontraba trabajando en la cafetería del centro que era mi trabajo de fin de semana.
El clima fuera era intenso, era temporada de lluvias y ahora mismo había una tormenta digna de las películas apocalípticas.- Cerraremos tarde - me comentó a manera de plática Chris, mi compañero que junto conmigo atendía el pequeño local. Era apenas un lugarcito con unas cinco mesas pero muy acogedor, con ventanales grandes a la calle y una pequeña barra donde estábamos Chris y yo.
Chris era un chico de por lo menos 8 años menos que yo, tendría unos 20 quizás, y era un chico mucho más bajo, delgado y de cabello negro con un par de ojos avellana muy seducLas posiciones habían cambiado. Ahora el chico de la casa elegante y acomodada era yo. Ahora no era yo quien estaba a su merced. El que dominaba ciertamente también era yo, porque cinco años después, los roles se habían invertido.Se quitó la ropa interior y entonces su desnudez estuvo expuesta: un cuerpo delgado, no más atlético ni escultural, un rastro de vellos finos de su ombligo a la entrepierna, las costillas marcadas, la cadera afilada, el cabello enmarañado pegado a su piel húmeda y pálida, y él, tan indefenso y vulnerable, temblando de frío y sonrojado hasta las orejas... Tal imagen no hizo más que provocarme una erección.Me llevé la mano al pantalón y me acomodé el miembro con descaro.
Cuando llegó a mi ropa interior no se detuvo y quedó dudoso contemplando como lo había hecho años atrás, esta vez, decidido, retiró mis boxers y mi erección brinco a su rostro. Me mordí el labio para reprimir un jadeo de solo ver mi pene sobre su cara roja, tenía ganas de follarle la boca hasta venirme en ella pero recordé que había dicho que no había tenido sexo con nadie más y eso me detuvo.Cerré los ojos y eché la cabeza para atrás quedando recargado en el sillón, donde él solo contacto de la gamuza con mi piel me hizo sentir un escalofrío, como si mi cuerpo estuviera más sensible de lo normal. Evan me tomó en sus dedos con delicadeza, y después dio una lamida desde la base de mi pene y hasta la cabeza, donde trazó circulos con la punta de su lengua. Me envolv&iacut
Decidí entrar el colegio militar después de darme cuenta de que no era bueno para hacer nada productivo en una universidad común. No hay nada más que decir.Había viajado hasta aquí en avión y después de una tonta despedida con mis padres que estaba más que contentos de por fin tenerme lejos de casa.- Estás en perfecto estado. Deja las maletas ahí, no las necesitaras a menos que traigas algún objeto personal con valor sentimental. - decía el hombre uniformado sentado frente a mi en el escritorio. Era una especie de recepción donde hacían un chequeo general de salud y facultades mentales a todos los que supuestamente habíamos cumplido con los requisitos. Era una oficina pequeña que parecía más un consultorio y conmigo habían dos hombres uniformados, uno me entrevistaba y el otro anotaba mis respuestas en una tabla con hojas.
- Hey, es hora de levantarse - me despertó una voz masculina pero con cierto tono dulce en ella - Fab, llegarás tardeMe giré en la cama y me descubrí el rostro para ver quién me despertaba y la escena que encontré me resultó bastante sorpresiva. Dimitri estaba de pie frente a mi cama cubriendo con su imponente altura la luz del foco, en ropa interior y la piel húmeda, como si terminara de bañarse. Su cuerpo era grueso y musculoso de piel lechosa, y no pude evitar ver sobre su ropa interior también. Bástian estaba sentando en la cama de enfrente igualmente con solo la ropa interior y luchando por ponerse el pantalón sin hacerse más daño. Noté entonces que también tenía las piernas tatuadas y que en sus boxers había algo de similar tamaño que Dimitri, algo muy proporcional a su enorme estatura. Sentí un calor en mi vientre bajo al percibir
El resto de la tarde Bástian estuvo jugando billar con los demás chicos en la sala y Dimitri según me dijo salió a caminar, y yo por mi parte me quedé a acomodar mis pertenencias en la habitación.Recordé de alguna manera lo sucedido en la tarde y de cuando Bástian me apretó sobre su cuerpo, o las manos del pelirrojo y su cercanía a mis labios. Me resultaba agradable el contacto con dos hombres tan guapos como ellos, y aunque jamás me planteé la idea de tener algo con un chico ahora mismo me parecía una cosa bastante tentadora.Alrededor de las 10 de la noche yo ya estaba acostado en mi cama y había apagado las luces esperando que los otros no se molestaran por tal cosa. Aún no estaba dormido cuando escuché la puerta abrirse en medio del silencio.- Mira, ya está dormido - afirmó Dimitri en un susurro - Podemos divertirnos un poco-
Me separé un poco del pene del mayor para tener aire, entonces me apretó por las mejillas y me hizo levantar el rostro para besarme aún cuando había un sabor salado de por medio y mientras me seguía penetrando -ahora deliciosamente- con sus dedos. Dimitri se acercó a nosotros y estirando su lengua se unió el beso. Era exquisito.Algunos minutos después, el pelirrojo fue a posarse tras de mí, y haciendo al otro retirar sus dedos de mi interior se frotó en mis nalgas. Aún no había visto su pene pero sentí que era bastante grueso y sabía que iba a doler. Restregaba su miembro duro entre mis nalgas y presionaba un poco sobre mi entrada, después sentí que se adentró un poco y salió como jugando. No pude evitar gemir al sentir la intromisión, pero aún así quería sentirlo más.Sentí un escalofrío al sa
Cuando era pequeño solía ir con frecuencia de visita a la casa de mi primo Santiago. (Ya saben la temática del cap con esas líneas). Tendríamos quizás unos 9 o 10 años y recuerdo que solíamos jugar en el enorme jardín fuera de su casa con unas motos de juguete y su amplia colección de hot wheels.Santiago era mi primo favorito desde entonces, ambos nos teníamos mucha confianza y platicábamos sobre cosas que para nosotros eran secretas, compartíamos juegos, risas, incluso la cama cuando hacíamos pijamadas en la casa de alguno de los dos.Pero por circunstancias del trabajo de su padre tuvieron que mudarse a Estados Unidos y residir ahí por tiempo indefinido.Recuerdo que cuando Santiago me dió la noticia lloré por tres días enteros hasta que lo acompa&nti
- ¿E-entoces si eres gay? - cuestioné tratando de evadir un poco lo último de su frase.- Si. Mi madre dice que es una etapa pero a mí me gustan los chicos. He tenido un par de novios.¿Y tú como vas con las chicas que me platicabas?- En realidad creo que ahora no quiero una relación. Estoy bien con mis amigos y ya, no me interesan esas cursilerías.Ay, Santiago, te he echado de menos y también el platicar contigo como lo hacíamos antes. Es una alegría que hayas vuelto aunque sea unos días. Nunca entendí porque dejaste de hablarme.Santiago se revolvió incómodamente en el asiento y desvío la mirada hacia la ventana mientras jugueteaba con sus dedos.