Lucas no había podido dormir en toda la noche debido al estrés, nervios y temor que no podía dejar de sentir desde la conversación con Baltazar. En su interior sentía que algo no iba bien, qué todo podría acabar siendo una tragedia.Debía encontrarse con Selena, no sabía dónde, ni cuando. Tampoco sabía cómo iba a llegar a la conclusión de que no es una traidora, pues estaba seguro que no iría solo. «Bueno ella no es tonta, me dirá cualquier cosa, diré que la creo y se arreglará» pensaba para intentar darse ánimos pues los necesitaba más que nunca.Se incorporó de la cama con cierto esfuerzo, el dolor de su costado y brazo se había intensificado más durante esas últimas horas posiblemente a causa de tanta presión.El reloj sobre su lujosa mesa de noche marcaban las seis y media de la mañana, y ya no iba a hacer más esfuerzos por dormir por lo que caminó somnoliento y a paso lento hacia la ducha con la esperanza de despejar su mente. No era capaz de sacarse la idea de que Baltazar sabí
Tras haber recuperado la compostura y disculparse por lo acontecido a los presentes, le tocó pagar la copa de Selena. El camarero lo alcanzó cuando se disponía a irse y comenzó a reclamarle que eran unos ladrones. Éste, para evitar otra escena, se dirigió al interior del bar sacando la tarjeta que le habían entregado esa mañana.Una vez dentro, junto a la barra y tras abonar la deuda, el camarero que había servido la bebida, y posteriormente le había detenido al querer marcharse, le entregó un pequeño sobre que guardaba tras la barra.—Esa joven me dijo que vendrías, y que te diera esto una vez pagaras. Me dijo que probablemente tras vuestro encuentro te irías rápidamente así que estuve atento. Disculpa los modales, pero parecía una misión policial o algo así y me metí en el papel, y tampoco iba a dejar que se fueran sin pagar.Se golpeó el pecho cómo si hubiera realizado una acción heroica digna de los libros de historia.—Gracias, desde luego resultaste muy convincente.Guardó el so
El canto de unos pájaros en el jardín de la mansión despertó a Lucas, que desorientado giró la cabeza en busca del reloj encima de su mesa de noche. Mientras intentaba recordar en qué día vivía, y si era de día o de noche, vio que marcaba las diez y media de la noche.Recordó entonces qué debía explorar la mansión en busca de un ordenador qué pudiera utilizar para comenzar a poner sus conocimientos al uso de la misión.Se levantó de la cama, y sabiendo que necesitaba esperar al menos hasta la madrugada, decidió ir al comedor, ya que no había comido nada en todo el día.Tras darse de nuevo una ducha para sacar todo el sudor que su cuerpo había acumulado en sus horas de sueño, esconder el pendrive y los discos tras un cuadro de algún pintor famoso de la época dorada del arte, que descansaba encima de la cama y tras vestirse como pudo con unos vaqueros y una camisa de cuadros, bajó directamente sin detenerse, deseando hincarle el diente a cualquier cosa qué estuviera bien guisada.Entrar
El sonido de un disparo amenazaba ser el final de Lucas. éste, cerrando los ojos, solo se arrepentía de una cosa; no haber disfrutado de la vida. Su forma de ser le prohibió vivir realmente libre, nunca se enamoró, ni tuvo amigos. En el fondo de su corazón, lo comprendió. Quería ser una persona distinta, dejar de lado sus miedos y sus traumas. Enterrar su otro yo y ser capaz de avanzar abriendo su mundo hacía más personas, pero le sería imposible pues iba a morir… Ese era el final.«Game over, Lucas» se dijo firmando sus últimas palabras con la muerte… Pero no la suya.Al abrir los ojos confundido, tras un disparo que no le dio a él, vio al italiano caer, y a su espalda, el agente Jake Arrow con una chaqueta azul del FBI había disparado a aquél hombre.—Siento la tardanza, joven —Le entregó una cálida sonrisa mientras de acercaba a él y le ayudaba a ponerse en pie.—¿Qué estás haciendo aquí? —Lucas exhausto y sin apenas poder tenerse en pie después de la macabra experiencia, se apoyó
El jet privado de Baltazar Ivanov acababa de aterrizar en la pista cuando la luz de los primeros rayos de sol comenzaba a bañar sutilmente el horizonte.De su interior, Edyl, Ivanov y alrededor de veinte hombres armados bajaban. Baltazar buscaba con la mirada a su hijo. Estaba furioso, pues habían tocado una vez más a su familia, y habían dado un golpe muy duro contra su reputación. Sabía que el ataque de los italianos podría dar valor a otros enemigos y, de unirse, podría ser su caída.Tras mirar lentamente, tan solo vio a un hombre bajito y rollizo corriendo hacia él. Los hombres armados le apuntaron con intención de matar, pero un gesto con la mano de Baltazar les hizo bajar las armas.—¡Señor, tenemos problemas! —gritaba Harry Cains mientras llegaba hacia él—. Ese maldito agente del FBI nos acorraló aquí, y Félix huyó pero le persiguió.—¿Cómo has podido dejar que pasara? —replicó furioso.El abogado se dio la vuelta, mostrando sus manos esposadas—Me esposó y se llevó mi coche.
Unas horas antesNo quedaría más que una hora de noche cuando Lucas llegó al sitio que Selena le había indicado; un minúsculo almacén muy cerca de una zona de fábricas. No mediría más de unos treinta metros cuadrados, y multitud de cajas polvorientas reposaban en estanterías de aluminio y por el suelo, sin apenas espacio para moverse.Las cajas tenían el tamaño y la dureza suficiente para usarlas como asiento temporal, por lo que ocupó una en el centro, vigilando celosamente la puerta sin saber realmente qué hacía ahí, o qué debía pasar ahora.No se atrevió a encender la luz para no ser visto por algún vigilante de la zona o por curiosos que por una u otra razón pasaran por delante de su escondite, por lo que su única fuente de ésta venía de una farola a unos metros de su escondite. No era la mejor iluminación, pero al menos no estaba sumido en una oscuridad total.Allí sentado, con sus brazos apoyados sobre sus rodillas y sin dejar de mirar la puerta, pensó en todo lo que había pasad
Jake detuvo el vehículo a una distancia prudente del motel. Entre un par de calles estrechas desde donde podía divisarlo, sabiendo que muy posiblemente estuviera rodeado de hombres de Baltazar, que debería estar muy furioso tras lo ocurrido. Temía por la integridad y salud de Selena, ese hombre podría estar haciéndole cosas inimaginables como venganza, o como desquite de ira hasta que él llegara. Sabía que Selena era inteligente, y sabía llevar a las personas a su terreno, pero en el estado actual de todo, era imprudente dar por hecho que su perspicacia los sacaría de esto.Observó durante unos minutos, no vio a nadie, aún sabiendo que estarían ahí, por lo que tomó aire y caminando, se dirigió hacia su probable muerte. Tenía miedo, no podía evitar que su corazón latiera cada vez más rápido. No quería morir, aún tenía muchas cosas que hacer en su vida y deseaba con toda su alma, que algo pasara, algo que le hiciera seguir vivo. Mirar a la muerte cara a cara, tomar esa decisión, fue e
Un sudor frío recorrió la frente de Lucas y unas fuertes palpitaciones le sacaron de sus escasos momentos de sueño. Comenzaba a jadear cada vez con más violencia, dejándole sin aire hasta el punto de sentir que moriría asfixiado. Como pudo, se levantó de la cama y se dirigió al baño en su propia habitación, abrió el grifo de la bañera y sin quitarse siquiera el pijama, se metió dentro. El agua helada le despertaba completamente, y las lágrimas que ahora caían huían camufladas entre toda el agua que despejaba tanto su estado físico, como el mental. Mientras estaba ahí abajo, oculto de todo por la cortina helada, sentía que podía desahogarse y respirar de nuevo, y volver a ponerse su máscara, esa máscara que desde hacía un tiempo debía llevar para realizar un trabajo que no acabó bien. Habían pasado dos meses desde la muerte de el agente Arrow y Selena, y aún no era capaz de ser él al cien por ciento. Cada vez que veía el rostro de Baltazar Ivanov, cada vez que veía a ese hombre al qu