LYNETTE¿Cómo es posible que, en un abrir y cerrar de ojos, la pesadilla en la que estaba viviendo, se haya convertido en el peor de los infiernos? Zair me ha traicionado, yo intenté salvarlo, en cambio, él solo tomó a Malek, mi bebé, mis hijos vuelven a estar separados y sin que pueda hacer gran cosa por ellos. Solo espero que esté bien, a estas alturas, ya no puedo asegurar que conozco a Zair. Han pasado dos horas desde que llegamos a la fortaleza, Brentt está como alma que lleva al diablo, todos se están movilizando para encontrar a nuestro hijo, al parecer, agentes especiales del grupo de Zair, vinieron a rescatarlo, con explosivos, hay muchos muertos alrededor y solo puedo pensar en que quiero patearle las bolas, una cosa es querer matar a Brentt, tener sus problemas con él, y otra muy distinta, es atentar contra la vida de mis hijos, dos seres que no tienen la culpa de nada. —Tranquilo, papá, traerá pronto a tu hermano —le susurro a Mael, quien está inquieto desde que su herma
LYNETTE“Ella era mi esposa”Esas palabras no han dejado de rondar por mi cabeza, no importa los esfuerzos que haga para querer eliminar esta sensación de desazón que me invade el sistema y que se siente como una apuñalada certera en mi pecho. Ya suponía que había estado casado, cuando vi la foto en aquella habitación, en donde él estaba abrazando a una mujer de cabello teñido de color plata, ojos de un azul demasiado pálido, tez clara y sonrisa amplia, el asunto es que en aquella foto él era el único que parecía estar feliz, ella… bueno, no podría definir bien cómo era su relación, pero estaba claro que parecía incómoda. Siento como si me hubiera roto el corazón en mil pedazos, trago grueso, la sala del hotel en el que nos estábamos hospedando, de pronto se llenó de sus hombres y de otros a los que él llamó como investigadores privados, cuando ante mí, solo eran puros hombres desconocidos. —En media hora —le dice uno de ellos a Brentt. Yo me encontraba sentada en uno de los sofá,
LYNETTEEn menos de un abrir y cerrar de ojos, siento que la vida se me resbala de los dedos de la mano, el tiempo se detiene o mejor dicho se siente como si fuera en cámara lenta, no sé qué es lo que sucede, pero protejo con todas las pocas fuerzas que me quedan a mi hijo, contra mi pecho, como si eso fuera suficiente como para mantenerlo fuera del inminente peligro que nos asecha. Enseguida, Zair me empuja a su izquierda, al tiempo que recibe el impacto de bala que iba dirigido a mí, gruñe lleno de molestia, en especial porque después de todo, me logré escabullir en sus planes y tirarlos por la borda. Eso lo que más le molesta, estoy segura de ello. —¡No la dejes escapar! Escucho el grito de una mujer a mis espaldas, él la mira como si entre todo el caos intentara localizar que esa persona estuviera bien, cosa que aprovecho para escabullirme y comenzar a correr lejos de él, no confío después de que hiciera que Mael estuviera en medio de esta guerra entre fuegos cruzados. —¡Atráp
BRENTTSiento cómo cada uno de mis músculos se estiran de manera dolorosa, no es la primera vez que me ocurre, el asunto es que no es el dolor físico lo que me mantiene preocupado y abriendo los ojos de manera rápida, incorporándome de golpe, sino, el recuerdo de la bala que me atravesaba, la misma que esquivé cuando noté que Lynette estaba en peligro al intentar salvar a Mael. Actúo impulsiva, me preocupé de tal manera que necesité extraer de mi sistema todas estas sensaciones y ganas que tenía de matarla, por eso la follé, era eso o asesinar a la madre de mis hijos y a la mujer que me estaba interesando más de lo normal, al principio pensé que solo se trataba de un capricho, incluso por un segundo me convencí de que podría quedarme con ella para siempre. Ya teníamos una familia, pero… ¿Ella realmente podría soportar todo lo que hay dentro de una organización de mafia? Más como en la que yo había crecido, a los tres años presencié mi primer baño de sangre al ver a Ares matar a los
NARRADOR OMNISCIENTEEn Italia, en algún misterioso lugar dentro de una de las ciudades más escondidas, se encontraba Brentt, revisando con uno de sus hombres que todo estuviera bien, tal y como lo había planeado, el haber recibido una noticia como la de Lynette, al principio le sonó de lo más absurdo, ahora, no estaba tan seguro de sí era verdad, en especial porque había muchos espacios vacíos dentro de la historia que le contaron, en efecto, la letra de la carta se parecía mucho a la de ella, y puede que lo hubiera creído de no ser porque recordó que dentro del departamento de investigación de la organización, había una persona con una peculiaridad, y era poder imitar a la perfección la letra y firmas de los demás. —Señor, sus hijos ya están en el carro. La voz de la nana de sus hijos lo sacó de su ensoñación. —Gracias, espera con ellos —le demandó con el ceño ligeramente fruncido. Ahora que sospechaba de su propia gente, mantendría a la nana vigilada por si intentaba hacer algo
LYNETTELas palabras escritas en la carta que me ha dejado el padre de mis hijos, me parecen la cosa más cruel, en especial cuando no he hecho nada más que ayudarlo, todo esto comenzó con su juego, no quería despertar quién era yo en el pasado, no quería regresar a ese oscuro túnel en el que me encontraba navegando en aguas solitarias, ya tenía un error tremendo que me aplastaba la espalda, uno, que sin duda seguía haciendo mis días grises cada que lo recordaba, y ahora esto.Admito que desde u principio había admitido que mi hijo se lo quedaría ese señor que había pagado una fortuna por mi vientre, pero cuando él decidió hacerme parte del juego, debió suponer que las piezas en su tablero habían cambiado. Y ahora esto. No parece real, todo parecía estar sacado de una película de terror, en especial porque en un momento me encontraba en Italia, y en un segundo de vuelta al país en el que nací. Zair me habla, sin embargo, sus palabras no resuenan en mi cabeza, más bien son como un enor
LYNETTEDos semanas, eso es el tiempo que me ha tomado tratar de entender las razones absurdas que tiene Zair conmigo, es decir, no me canso de decirle que no somos amigos, nada, solo fuimos pareja una vez, no funcionó, ¿por qué me hace esto a mí? Sin embargo, mi madre se ha encargado de hacerlo sentir como todo lo contrario, lo hace ver como si fuera el macho alfa de nuestra pequeña comunidad de dos personas, ella y yo. Cosa que al parecer el disfruta, ya que eleva su ego y se toma atribuciones que nos son suyas, como el hecho de que quiera pasar tiempo a solas conmigo, aunque yo no quiera hablar de ningún tema en específico y mucho menos necesitar de su compañía, él lo siente, lo sabe y no hace nada por alejarse de mí, es peor que un perro cuidando un sabueso. El único lugar en el que me encuentro a solas y que nadie me molesta, es en la ducha, los veinte minutos que tengo de libertad son algo que atesoro con recelo, me tratan como a una niña, aunque ya no lo soy, aunque esté casa
LYNETTEUn sueño saboreando la realidad, eso es lo que pienso en el momento en el que me encuentro frente a frente con el padre de mis hijos, y aunque todavía una parte de mi no lo acepte, el hombre que ahora es mi marido, mi madre se asusta porque no entiende nada, un pequeño detalle que había olvidado y que no me tomé la molestia de preparar cuando le llamé, pero eso ahora no importa. Zair tiene la intención de sacar su arma, pero uno de los hombres de Brentt, se lo impide cuando le apunta a la cabeza con su arma. Él me mira con furia, estoy segura de que su cabeza comienza a trabajar con fuerza, pensando en que en realidad, fui yo, más astuta de lo que llegó a creer, puede que incluso ya sepa que todo lo de la huida fue planeado y que en realidad me comuniqué con Brentt. —¿Qué significa esto? —pregunta mi madre atemorizada, pero sin apartar la mirada de mi marido.Nadie le responde. —¿Acaso es usted el jefe de mi hija? —ella se pone de pie—. Si es por el dinero, buscaremos la ma