NARRADOR OMNISCIENTE Lynette no tenía más escapatoria que seguir con su plan de matar al padre de sus hijos, o adentrarse en el juego con él, en donde estaba más que claro que el único ganador iba a ser él, pero todos esos pensamientos quedaron en blanco cuando sus labios se aplastaron contra los suyos. Hace mucho que no los sentía de ese modo tan hambriento, tan seductor. De la nada, su estómago se contrajo, intentó luchar contra él, le clavó las uñas en el cuello con la intención de que la soltara, pero nada de eso funcionó, ya que de algún modo, solo le interesaba una cosa a él, follarla. —Suéltame —pidió ella con la voz entrecortada. —No, ya sabes la respuesta —Brentt agarró sus nalgas y la dirigió hacia su cama. —No quiero que me toques. —Eres mía, te puedo tocar todo lo que quiera. Como pudo, intentó una vez más apartarse de él, aunque fue demasiado tarde, ya que debido a la urgente necesidad de Brentt, solo comenzó a quitarle la ropa con movimientos llenos de barba
LYNETTE El cuerpo me duele, trato de procesar todo lo que acaba de pasar, es decir, Brentt no paró de follarme toda la noche, a veces dormíamos, pero cuando terminaba de recuperar energías, me levantaba a las tres de la mañana y eventualmente me penetraba diciendo que era suya y de nadie más, lo que me causaba cierto conflicto. Y ahora me encontraba aquí, acostada en su cama, desnuda, oliendo a él, con su brazo rodeando mi cuerpo, está profundamente dormido y lucho contra los instintos de supervivencia que desarrollé en el academia, recordando la promesa, sé que la habitación de mis hijos está al lado. Trago grueso, no puedo hacerlo, y es por ello que con sumo cuidado me deslizo de su calor, al lograrlo, me meto a la ducha, dejando que sea el agua caliente la que me haga sentir más relajada, cuando termino, me alisto, me pongo una toalla alrededor, y al salir sigue dormido, me quedo viéndolo por un par de minutos más hasta que me subo a la cama. —Es ahora o nunca —susurro débil
BRENTTSiento que la sangre me hierve cuando Lynette dice el nombre de la persona que se atrevió a matar a mi padre, si bien no fue el mejor que alguien pudiera tener, eso no quita el peso de que yo sea su sangre, su legado y de que incluso en la sangre de mis hijos corra la suya, por ello, siento que tengo un deseo asesino que ha despertado. Y para aumentar la rabia que siento, Boris se atrevió a dispararle a mi mujer, la madre de mis hijos, eso nunca se lo perdonaré, jamás, por ello, ahora, en estos momentos en los que me encuentro frente a frente con él, decido que ya sé cuál es el final. —Lleven a mi mujer con mis hijos —ordeno. —Brentt —me llama. No le hago caso y no la miro, porque sé que si lo hago, entonces ella tratará de que entre en razón, ella es la calma de mi tormenta, y en estos momentos no la necesito. —Brentt. Chasqueo los dedos y enseguida se la llevan a la fuerza. —¡Brentt! Ordeno que preparen todo, mientras me quedo con él, no hablamos, y cuando nos dicen q
LYNETTE Cuando Brentt termina de contarme todo lo ocurrido, me lleva hasta la cama y me lanza contra el colchón. —Brentt, tienes que estar en duelo. —No, lo que necesito en estos momentos es hundirme en tu calor —dice quitando mi ropa. Si fuera en otra ocasión lo apartaría, pero su mirada es perdida, tan vacía que me aterra, por ello, dejo que esta vez gane por los dos, Brentt nos desnuda, él hace todo el trabajo, succiona mis pezones con fuerza y gimo. —Me encantan tus pechos —mordisquea mi piel. —Brentt —abro más mis piernas. En un claro indicador de que lo necesito dentro de mí, él no pierde tiempo en ello y sin más, de una dura estocada me penetra hasta el fondo, abre mi interior de un modo que solo él sabe hacer. Brentt está lleno de dolor, acaba de perder a su padre, aunque fuera un hijo de perra también, era su sangre. —Te amo, nunca dejé de hacerlo —dice al ritmo de sus lentos empujes, lo que me hace perder la cabeza. —Te amo, pero también te odio —confieso—.
LYNETTE —Lynette. La voz de Brentt a mi lado, me regresa a la realidad, no, él no puede ser mi hermano, mi madre seguro lo está diciendo para que no esté a su lado, ¿cómo no lo vi antes? Y aunque ese es mi pensamiento, mi cuerpo reacciona de un modo que hace que él se enfade. —No lo vuelvas a hacer. —Lo siento. Miro a mi alrededor, hay una alarma por toda la zona, que anuncia que hay peligro inminente, todo sucede tan rápido, tan pronto como nos ponemos en pie, somos rodeados por hombres armados que comienzan a atacarnos, son turcos, los conozco bien, los hombres de Brentt contraatacan al mismo tiempo. Mi mente deja de estar en blanco cuando recuerdo que aquí mismo se encuentran mis hijos, como puedo, tomo un arma de uno de los hombres que están en el suelo muerto y comienzo a disparar con la intención de llegar hasta mis hijos, son lo único que me preocupa, pierdo de vista a Zair, pero sé que él está protegiendo a mi madre. Nos rodean, esquivo un par de disparos hasta qu
LYNETTE Los nervios me matan, no puedo pensar en otra cosa que no sea en mi pequeña Rina, debe estar asustada, llorando al no ver a sus padres o a sus hermanos, mis pequeños intentaron protegerla, pero son demasiado pequeños y no pudieron hacer mucho, lo que más me hiere en el alma fue verlos heridos. Y ahora, lo que más temí cuando me enteré de que estaba embarazada de Rina, se está haciendo realidad, y no puedo hacer nada por ella hasta que Ulyses se contacte con nosotros, en todo ese tiempo del ataque, ella fue su objetivo, no mis hijos, sino, mi pequeña, porque sabe que es el nuevo punto flojo de Brentt, lo que usará en su contra. Lo que intentaba hacer el FBI, lo está haciendo Ulyses, solo porque tiene una estúpida venganza con Brentt por Ariella, la que inició todo el conflicto, porque ella era la que estaba traicionando a la organización, ella era la que se estaba acostando con el líder de otra mafia, estando esperando incluso un hijo con él. Miro a mi alrededor, hace un
NARRADOR OMNISCIENTE La noche apenas estaba cayendo por los cielos de Italia, y quien iba ganando la guerra entre mafias era nada más y nada menos que Ulyses, quien tenía algo que Brentt amaba más que a su propia vida, un nuevo punto débil, lo que él no sabía, era que esto lo tenía planeado desde años, cuando perdió a Ariella, se prometió algo, y estaba a nada de hacerlo realidad. Lo cierto es que a él no le importaba siquiera morir, perder la vida era el peor de los casos, no le temía a la muerte, nunca lo había hecho, desde que era un niño eso le inculcaron, lo entrenaron para ser un compañero de la muerte, no para ser un cobarde que le preocupe la navaja sobre su cuello. Ulyses sabía que su final se acercaba, él tenía planeado morir, pero no sin antes hacer pagar por todo a Brentt. —Deja de pensar tanto, me das miedo. Una voz femenina que le parecía familiar, hizo que saliera de su mente oscura y viera a la mujer que seguía considerándose como la esposa de Brentt. —Elsa.
LYNETTEMe quedo atenta a lo que sigue, Brentt toma asiento y conecta la llamada mientras yo me quedo detrás del ordenador para que Ulyses no me pueda ver, los segundos pasan y poco a poco mi corazón aumenta el ritmo de sus latidos, hasta que escucho su voz. —Brentt, no te ves muy bien —se burla Ulyses y cierro los puños. —Habla, no me gusta perder el tiempo —espeta Brentt con firmeza, con la mirada fiera y con un deseo asesino que comparto con él. —Bien, iré directo al grano, quiero tu vida a cambio de la de tu hija —confiesa y me quedo quita—. Entrégate a mí, y a cambio tendrás a tu preciosa hija de vuelta. Brentt se queda callado un par de segundos antes de hablar. —¿Dónde? Ulyses de burla de nuevo. —¿Estás consciente de que no vas a regresar? —Dije, en dónde. El miedo me invade el cuerpo, quiero recuperar a mi hija, pero no de este modo, no cuando su vida está en riesgo, debe haber otra manera, supongo que en el fondo, tengo la esperanza de que tenga un plan maestro en el