Charlotte iba en la ambulancia con su esposo, la angustia se reflejaba en su rostro, no podía creer que aquello hubiera pasado en pleno juicio, pero es que la osadía de Meredith no conocía límites, allí estaba Nathaniel con una herida de cuidado, en pocos minutos lo estaban ingresando a la sala de emergencias, de inmediato lo llevaron para intervenir y sacar el proyectil que aún permanecía en su cuerpo. Las horas de agonía para Charlotte y las personas que amaban a Nathaniel fueron de alta tensión, en ese momento sus corazones permanecían unidos en oración,necesitaban que el médico saliera con las mejores noticias. Después de la larga espera un grupo de médicos se reunieron con Charlotte para hablarle de lo que estaba sucediendo con su esposo. — El señor Hastings es un hombre joven y fuerte, en eso nos basamos para que todo pueda evolucionar satisfactoriamente, el proyectil se alojó en el estómago y la operación para extraer de allí ese pequeño pedazo de metal fue delicada,— fueron
— ¡Oh mi amor, que feliz estoy de ver que estás reaccionando! — exclamó ella llena de emoción— ¡Estaba tan asustada! Él sonrió débilmente, sus ojos se iluminaron y respondió con un susurro:— ¡Estoy feliz de verte acá amor mío! Ésto fue rudo para mí, pero poco a poco me iré recuperando. Ella lo beso en los labios, en las manos y dijo:— No quiero que hagas ningún esfuerzo, el médico ya me advirtió que necesitas estar muy tranquilo y sin estrés para que tu recuperación sea óptima. — Si amor, — dijo él— pero necesito que Gabriel y Christopher vengan para hablar de ciertos asuntos que tienen que ver con la empresa. — ¿No puedes esperar unos días o semanas más para que estés más recuperado? — insistió ella aún muy preocupada. — ¡Por favor! Haz eso por amor mío— suplicó él. Ella se acercó más y lo abrazó con cuidado y besó, buscó para hablar con el doctor a cargo sobre lo que su esposo le estaba pidiendo; el médico fue muy sincero al hablarle. — Señora Hastings, su esposo tuvo una
Al día siguiente empezó la vida de entrenamiento empresarial para Charlotte, ella nunca se permitía ser pesimista, siempre veía el lado pro de todo lo que le tocaba vivir, a pesar de ser una muchacha relativamente joven, tenía temple y carácter para enfrentar cualquier adversidad o desafío. Esa mañana llegó de la mano de su padre, era la primera vez que pisaba las oficinas principales de la "Corporación Hastings". Aquel lugar era una ciudad financiera, nunca imaginó que fuese una edificación tan enorme, con razón Meredith tenía las agallas recrecidas por querer aquel emporio económico. Al entrar todas las miradas estaban en ella, tanto las masculinas como las femeninas, algunas más atrevidas que otras se atrevían a alzar la cabeza para observar mejor a la mujer que entraba esa mañana. Gabriel y su padre ya estaban en la corporación para dar la bienvenida a Charlotte Hastings, algunos también se atrevieron a preguntar y la noticia corrió como reguero de pólvora, prontamente se reu
— De verdad que estoy feliz por ustedes— dijo Charlie. — Lo sé, lamento quitarte a tu niñera, pero deseo con todo mi corazón que se encargue ahora de cuidar a los nuestros— dijo él bromeando. Después de ésta pequeña conversación relax, siguió el entrenamiento de ella, Gabriel llamó a la asistente y una vez ella estuvo frente a él le dijo:— Señorita, no sé si ya sabe que la señora Hastings estará al frente de ésta oficina mientras el esposo recupera la salud por completo, toda la ayuda que ella le solicite, por favor, usted es la asistente del señor Nathaniel, quien mejor que usted para mantenerla al tanto de todo— Sí ya conocí a la señora Hastings, bienvenida, cuente conmigo para lo que sea señora— dijo la asistente. Salió y los dejó para que siguieran conversando, llegó más tarde Christopher y se unió a la ardua tarea, así Katherine estuvo yendo y viniendo las órdenes de estos tres, para mediodía estaban bastante agotados y propusieron un espacio para ir y almorzar. — ¿Qué tal
En cambio Chris ya tenía armado en su cabeza todo el escenario para al día siguiente pedir a su amada Emma que se casara con él; estaba nervioso no lo podía negar, tenía temor del rechazo por más que sea le llevaba unos cuantos años, pero como muy bien repetían por allí para el amor no hay edad. Suspiró al pensar en la última vez que vivió en pareja, cuando falleció tempranamente la madre de Charlotte, nunca imaginó volverá tener ilusiones en su corazón, claro en ese tiempo estaba no sólo arruinado monetariamente si no también en lo físico. Se vió al espejo y le gustó la imagen que se reflejaba, era un hombre no tan alto solo un metro setenta y cinco, de complexión delgada, con llegar a ser flaco, su cabello aún era abundante, con las sienes ligeramente plateadas, se veía atractivo para la parte femenina, pero si corazón era de Emma. Esa noche estaba ansioso, se durmió tarde imaginando la respuesta que ella pudiera darle:«Chris, eres un buen hombre, pero sólo siento cariño de am
— ¡Oh mi amor me haces el hombre más feliz del universo, ser el dueño de tu amor era un sueño, ahora lo haces realidad voy ese “sí”; ¡Te amo!— dijo Chris. Se levantó para tomar el anillo y colocarlo en el dedo de Emma, se arrodilló ante ella quién temblaba de la emoción, era la primera vez que un hombre se inclinaba para jurarle amor y pedirle que fuera su esposa. Se levantó y la atrajo hacía sí con suavidad depositando un apasionado beso en los labios para sellar aquella naciente relación, se oyeron aplausos de los vecinos de mesas cercanas que no se perdieron los detalles de aquella petición de bodas. Una gran júbilo de felicidad se escuchó decir de aquellos pocos extraños que se unieron a la felicidad de Chris y Emma, ella aún no podía creer tanta felicidad, aún él tampoco se lo creía, se miraban embelesados transmitiendo el uno en el otro un verdadero y genuino sentimiento. Un gran ramo de rosas rojas llegó a las manos de Emma por su reciente compromiso con Christopher, un de
— Buenas noches, será un placer señor Craven— dijo ella. El mencionado señor Craven hizo un gesto de inclinación de cabeza y salió del círculo de amigos dejando a todos perplejos. — ¿Conoces a ese tal señor Craven?— preguntó Christopher a los Browning. Phillips fue el primero en abrir la boca para responder:—Joseph Craven es uno de los hombres más poderosos de éste planeta a nivel financiero, conoce perfectamente a Nathaniel Hastings y si desea una reunión privada con la esposa es porque hay inversión en puertas, ese hombre no arriesga en falso. — Ojalá mi muchacha quedé bien— dijo Chris nervioso. — Confía en tu hija como lo hizo Nathaniel, ella es buena y sabe defenderse— dijo Gabriel Browning. En un lugar estratégico el tal Joseph Craven se reunía con Charlotte; era un hombre de cincuenta y cinco años, complexión fuerte, facciones regulares, ojos curiosos y muy vivaces. — Señora Hastings, permítanme elogiar su belleza, es usted realmente hermosa, conozco personalmente a Nath
— Si no te preocupes, ha mejorado notablemente, ya el médico me informó que en pocas horas estará en casa— dijo Charlotte a su padre. Fue para todos los que tenían aprecio por Nathaniel motivo de alegría escuchar que su salud estaba mejorando a pasos agigantados.— Amor, ¿sabes que pasó con Meredith y Benjamín?— preguntó él a su esposa— ¿Están heridos o en la cárcel? — Ellos fallecieron amor— dijo ella. Un ¡Oh! Escapó de la garganta de Nathan, parpadeo varias veces, al parecer a pesar de haber recuperado la conciencia días atrás, su mente no había registrado el suceso de las otras detonaciones sucedidas en la Sala del juez. — Que pena, me imagino que intentaron escapar después de herirme— dijo como explicación. — Amor, Meredith después de disparar sobre tí, también lo hizo sobre su hijo y se apuntó a sí misma— le dijo Charlie— todo fué muy rápido, dejando a todos sorprendidos. — ¡Pobre mujer, estaba loca! ¡Disparar sobre su propio hijo! ¡Si ella adoraba a Benjamín!— reflexionó N