Capítulo 2

Clac, clac, clac…

—Uhmm —mi vista está borrosa. —Duele…

—Duerme —dice suavemente una cálida voz.

—¿...?.

                  ******

Abro mis ojos con dificultad. —¿Una cama?, imposible, ¿Johans?.

Un poco perpleja miró la cama, las paredes, ¿Qué es esto?.

Clip, plap… Miro la puerta, un chico moreno con ojos plateados aparece frente a mi. ¿Esto es un sueño?.

El chico camina hasta mí, coloca su mano en mi frente. —¿Qué, qué haces?.

 —La fiebre bajo, mamá se alegrará.

Incómoda intento pararme pero mis piernas parecen gelatina. —Mmmm. —Muerdo mi labio para soportar el golpe.

—Te tengo.

—No me toques —perpleja miró esos extraños ojos que no parecen ser lentillas. —¿No pueden ser reales?.

—Si lo son. —El chico desconocido eleva mi cuerpo.

—¡¿Qué?!, ¿Qué estás haciendo?. —Con cuidado me coloca en la cama. Pateo su estómago, tengo que salir de aquí, intento gatear lejos pero él toma mi pie.

—Tranquilizante, no quiero hacerte daño.

—¿Por qué debo creerte?. —Firme sujeta mi brazo.

—Porque no quiero lastimarte, ¡Sólo intento ayudarte!.

—¡Claro!. —Su rostro se ilumina, ¿Es en serio?  —Por supuesto que no le creeré a un tipo que no conozco y me llevó hasta su cama. —¿Me hizo algo?, tocó mi cuerpo, ¡Esta no es mi ropa!. —Tú, ¡Tú!.

Levantó ambas manos arriba. —No hice nada. —¿Perdí lo único que era mío?, ¡No!. —Espera… No llores o mi madre me va a golpear, yo no hice nada.

—¡Ahhh!...

—Para, para, no llores. 

Clac… La puerta se abre y una mujer de piel clara me mira, sus ojos se abren con horror al encontrarse con los míos, sus ojos son dorados.

Sujeta al chico moreno del cuello. —¡¿Qué le hiciste?!.

—¡Ma, mamá, yo… No hic, hice nada, lo… Juro!.

—¿Estás bien?.

—¿No van a hacerme daño?. 

Ella abre sus ojos y suelta al chico moreno, este golpea su trasero contra el suelo.

Él se levanta rápidamente.

—¿Por qué lloró?.

—No lo sé, ¡Soy inocente mamá!.

Siento que moriré de confusión ahora mismo, ¿Sólo querían ayudarme?, ¿No me hizo nada?.

—¿Por qué estás llorando?.

—... —No respondo.

—Te mataré.

—¡No mamá!, no puedes, ¡Ey, no volveré a evitar que escapes pero evita que me maten!.

Me froto la frente, me duele un poco la cabeza. —Yo estaba en el bosque, ¿Por qué estoy aquí?.

—Mi hermano te encontró mientras cazaba, estabas tu cuerpo muy lastimado, mi madre te curo junto a mi hermana y cambiaron tu ropa.

¿Ahora está permitido cazar en el bosque Flame?, ¿No era ilegal?.

—¿No me hiciste nada? —pregunto de forma torpe.

—Yo no te eduque así, Rodney Rivers…

—No hice nada, ¡Por favor dile a mi madre que sólo te ayude!.

Trago mis quejas, si me lo hubieras dicho al principio no me hubiera asustado tanto.  —Es verdad me ayudó una vez. —La segunda te la dejare pasar por tu ayuda primera.

—Oh, ¿Y por qué no lo dijiste antes?.

—Pero…

—¡Callate!... ¿Pequeña tienes hambre?.

Dudo pero al final asiento, necesito energía para salir de aquí.

—Gracias señora por… Todo.

Ella sonríe. —No es nada.

—Me alegro que ahora permitan cazar en el bosque Flame.

—¡¿Bosque Flame?!. —Repite el chico de piel bronceada. Se acerca a su madre. —Mamá, ¿Dónde queda el bosque Flame?. —Susurra.

La mujer niega con su cabeza. —No lo sé, es la primera vez que escucho de él.

—No me agradan las bromas. 

—¿De qué manadas eres? —pregunta el chico, su madre le da un golpe en su cabeza.

—¡¿Manada?!, ¡En verdad, no soy buena para las bromas!. No me parecen graciosas.

Él chico confundido mira a su madre. —Probablemente estás un poco confundida, tu cuerpo estaba en muy mal estado, cuando te recuperes puedes respondernos, no te preocupes, en Luna Plateada está prohibido las peleas entre clanes.

—Señora… ¿No está yendo demasiado lejos con la broma?. Ambas somos personas comunes, su hijo también lo sería si lo que tiene puestos son lentillas. ¿Tienes algún problema en ellos?, es la primera vez que veo un par de ojos así. Plateados es un color particular.

—Mamá…

—Llama a tu padre, que nadie lo sepa.

—¿Señora?. —Por favor deténgase, nadie creerá semejante locura, está broma es demasiado irreal. 

—¿Qué estás esperando?.

Una sonrisa incómoda se dibuja en su boca. —¿Por qué dices que es una broma?. 

—¿Manada?, estamos en el siglo XXI, no somos perros.

Su rostro se vuelve oscuro. —¡¿Qué dijiste?!.

Instintivamente mi cuerpo se estremece, ¿Qué está pasando?, sé que sólo debo de repetir la frase pero siento que la pasaré mal si lo hago.

—No quise ofenderla, si quieren seguir con su broma, seguiré su juego, ustedes me ayudaron y se los debo.

—¡¿Qué quieres decir con perros?!, te abrí la puerta de mi hogar, ¡No importa a qué manadas perteneces pero te estas pasando de la raya!, las peleas están prohibidas pero no estoy obligada a ayudarte.

Su mirada penetrante perforada mi cabeza en cualquier momento, realmente no quería ofenderla pero no me agradan las bromas.

—Lo siento.

—Está será mi primera y última advertencia, vuelves a llamarnos perros y te tiraré a la calle, si no desinfectas tus heridas morirás, así que controla tu boca.

—Susan, ¿De qué manada es?.

Muerdo mi labio afligida, ¿Son tan graves mis heridas?.

Susan sacude su cabeza. —¿Qué color son sus ojos?. —El hombre frente a mi es un poco más alto que el joven de ojos plateados, él también tiene sus ojos plateados pero es un color más intenso que se mezcla con el color rojo. —¿Qué color?.

No entiendo, ¿Dónde compran sus lentillas?. ¿Ella no distingue su color?. —Plateado intenso pero se mezcla con rojo.

—¡¿Qué dijiste?!. —Repiten ambos nerviosos.

—¿Eres una espía?. —El hombre me levanta del cuello. —Si no quieres que sea tarde tu cuello, ¡Habla!.

Al final me rescataron pero en realidad también me desprecian, armaron un circo para inventar una excusa para matarme, este mundo está demasiado retorcido.

—Suéltala o te enteras en problemas, ¡Ayuden, está prohibido matar!.

—¡Maldición!. ¿Dinos quién te envío?

Las lágrimas caen por mi mejilla. —Son demasiado, esta broma absurda… Solo me hubieran dejado morir allí. ¿Me curaron para torturarme?, ¡Están malditamente enfermos!.

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