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3/ PERDIENDOLO TODO

De repente entró un médico en la habitación donde yo me encontraba, pero cuando le pregunté por mi madre, el hombre miró hacia otra parte queriendo evitar así mi pregunta, imaginándome por un momento que mi querida madre, había recorrido el mismo camino que había recorrido mi padre, acababa de quedarme huerfana pero no podia hacerme de ninguna manera a la idea, ya que la única familia que tenía era mi amiga Bianca.

En el entierro de mis padres, asistieron a parte de mis dos amigas, de Edward y el chofer de nuestra limusina, mucha gente que yo no conocía, una vez terminado el sepelio, subimos mis amigas y yo a la limusina que tenía que haber subido mis padres para regresar a mi casa, junto al asistente de mi padre, Edward. Una vez que llegamos a mi casa y entramos, Eloisa la sirvienta y mi nana se acercó a mi dándome un fuerte abrazo para intentar consolarme, pero mis lágrimas no querían rodar por mis mejillas. Una vez en el salón, sentada con mis amigas, Edward entró con unos documentos en su mano y aunque yo no deseaba en ese momento leer nada, él insistió tanto para que los leyera que no tuve más remedio que cogerlos, pero cuando abrí aquellos documentos, la primera y única foto que pude ver fue la de Adrian Wilson, como mi albacea de la herencia de mis padres. Enseguida me levanté del sofá, sorprendiendose mis amigas por mi reacción, levantándose ellas también del sofá acercándose a donde yo estaba.

— ¿Qué pasa Alice? — me pregunto mi amiga Bianca

— Sera cabron — eran las únicas palabras que me salian en ese momento de mis labios

— Alice por favor ¿quién?¿Qué pasa amiga? —  me pregunto mi amiga 

— ¿Os acordáis que en aquel local, en el que entramos en las Vegas, conocimos a tres chicos? — les pregunté

— Si y que por cierto estaban muy buenos, yo pase la noche con uno de ellos, pero dinos ¿que sucede con esos hombres? nos tienes muy intrigadas Alice — me dijo Lucy

— Pues amigas sentaros, uno de ellos es el albacea del testamento de mis padres, no me lo puedo creer de verdad — les dije sentandonos las tres en el sofa

— Alice, pues bien ¿no? — me pregunto Bianca

— Edward por favor, llama al señor Wilson hijo, y dile que necesito hablar con urgencia con el — le dije

— Ahora mismo señorita Conor, pero debo decirle que hay otro problema que se que no le va a gustar mucho— me dijo el hombre

— ¿Qué clase de problema, Edward? – le pregunté un poco extrañada

— No sé de qué forma decírselo señorita Conor para que no se lo tome muy mal — me dijo el hombre

— Edward, por favor, soy yo Alice la hija del que era tu jefe, sabes que a mi me puedes decir todo lo que pase — le comenté, intentando tranquilizarlo

— Usted está arruinada señorita, los Wilson han comprado todas las acciones de su padre y hasta esta casa le pertenece a ellos — me dijo titubeante

— ¿Qué dices Edward? acabo de enterrar a mis padres y es imposible, no pueden haber sido tan rápidos en comprar la empresa de mi padre — le dije chillando

— Lo siento Alice, pero su padre antes del trágico accidente firmó unos acuerdos con los Wilson que al final no se pudieron firmar ante un notario y donde la dejaba a usted como heredera, pero murieron antes de que ese acuerdo se firmará y quedará usted como legítima heredera de todo lo concerniente a las acciones de la empresa de su padre, quedándose los Wilson con todo, de verdad que lo siento mucho — me dijo Edward

— No te preocupes amiga, te vienes a mi casa y ya veremos ¿de acuerdo? — me comentó mi amiga Bianca

Bianca se quedó en mi casa durante los siguientes días, ya que no quería que me quedara sola. Yo iba por la casa como un fantasma, sin poder creerme aun la muerte de mis padres, un dia que Bianca se marchó para hacer algunas compras, quedándome sola en mi casa, cuando de pronto escuche como tocaban el timbre de la puerta de mi casa, acercándome yo a la puerta para abrirla, encontrandome con Adrian Wilson al otro lado de la puerta, quedándonos los dos mirándonos fijamente a los ojos

— ¿Vienes a tomar posesión de tu casa? — le pregunté muy sarcástica

— ¿Me dejas entrar? quiero que hablemos — me respondió

Abrí la puerta de mi casa, apartandome a un lado para dejar que entrara, marchando los dos a donde se encontraba el salón, sentándome yo en el sofá, mirando a Adrian fijamente

— Está bien, ya estás adentro ¿de que quieres que hablemos? — pregunte

— No vengo a echarte de tu casa, porque también será la nuestra, recuerda que aun seguimos casados Alice y la oferta que te ofrecí en las Vegas sigue en pie, pero solo si tu aceptas — me dijo

— No gracias, ya estoy recogiendo mis cosas, en una semana podrás vivir aquí, ¿quieres algo más? quiero descansar  – pregunte

— Alice no seas cabezota, eres la señora de Wilson, eres mi esposa y no creo que sea tan malo que me des un heredero, los dos sacaremos ventaja de nuestra situación, tu podrías seguir en tu casa y_______ ___ no lo deje terminar de hablar

— Y tú tendrías a una puta en tu cama todas las noches, no gracias, por favor marchate debo seguir empaquetando mis cosas y además como ya te he dicho estoy muy cansada — le dije

— Eres mi mujer y no voy a dejar que te marches, por que te guste o no me perteneces como también me pertenece la empresa de tu padre — me dijo muy enfadado

— ¿Cómo que te pertenece todo lo que tenían mis padres? — le pregunté cuando me levantaba del sofá, acercándome a donde estaba Adrian

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