Adrian junto a dos de las invitadas de la ceremonia, se acercaron a donde estaba aparcado el vehículo para ayudarme a bajar de la limusina, para que yo tuviera algo de agilidad.ya que el vestido de novia, me impedía ciertos movimientos — ¿Nerviosa cielo? — me dijo Adrian— Un poco no te voy a mentir — respondí— Ya ha llegado el dia preciosa, dentro de unos momentos seras mia solamente, serás la nueva señora Wilson — me dijo, sin apartar sus brazos de mi cinturaAdrian estaba guapísimo, había ese día algo en el que no era muy racial ya que tenía algo que me provocaba el pedirle que me siguiera abrazando y allí mismo me hiciera el amor, Tenía un matiz salvaje que lo volvía tremendamente masculino y varonil. Cogida del brazo de Adrian, nos fuimos acercando los dos al altar que habían preparado sus padres para nuestra boda. Una vez que llegamos, los padres se acercaron a nosotros, dándome los dos un fuerte abrazo y dos besos en mis mejillas— Bienvenida a nuestra familia, querida — me
Adrian puso sus manos en mis pechos acariciandolos despacio, dando de vez en cuando algún pellizco que otro a mis pezones, haciendo que moviera mi cuerpo mientras gemía de placer— ¿Preparada? — me preguntó, mientras sentía el calor de sus labios por mi espalda— No, pero pregunta, ya no tengo escapatoria —- le dije mientras las lágrimas caían por mis mejillasAdrian, acaricio mi cuerpo mientras su mano iba bajando hasta mi sexo, rotando mi clitoris con uno de sus dedos, e introducia sus otros dedos dentro de mi. Moví hacia arriba y hacia abajo mi cabeza, buscando apoyarme en su pecho, pero no me lo permitia. — ¿Te has estado acostando con algún hombre estas dos semanas que no nos hemos visto? — me pregunto— No he salido de mi casa — le contesteMe hizo notar como algo pegajoso, que me estaba poniendo en mi virginidad, mientras mi cuerpo temblaba, esperando el dolor que me imaginaba me iba a dar— Mentirosa —- me susurro en mi oído— Hayyyy, por favor no — le grite llorando, cuando
Cuando Lucia se marcho y me quede sola en mi dormitorio, me dispuse a vaciar las maletas y guardar la ropa en los armarios, dándome cuenta enseguida de que me había dejado en mi casa las pastillas anticonceptivas, — Dios no, tengo que intentar que Adrian no me toque hasta que tenga las pastillas, — pense, pero sab ia que eso seria completamente imposible si Adrian queria sexo conmigoSin más preocupaciones, seguí guardando la ropa que me lleve de mi casa, hasta que de pronto escuche como tocaban a la puerta de mi dormitorio, sobresaltandome al pensar si sería mi esposo que me estaba buscando para el sexo— Adelante — grité, viendo abrir la puerta a Lucia— Señora, la cena ya está servida, el señor Wilson la está esperando para cenar juntos en el comedor — me dijo— Gracias, digale que ya voy — le dije con educaciónDespués de cenar, me despedí de Adrian marchándome a mi dormitorio ya que él me dejó muy claro que esa noche la quería pasar solo, cosa que agradecí por haberme olvidado d
Después de no poder dormir en casi toda la noche, ya que los gemidos pasaron a gritos, los besos a según pude escuchar pasaron a golpes, las palabras de amor, a insultos que jamás repetiría yo por mi educación. Así que aunque los calientes rayos de sol me daban en la cara, preferí quedarme un rato más en mi cama o pensar que iba a hacer si me levantaba y los veia a mi esposo y a Lucia, mirarse delante de mí como si fueran dos desconocidos—- Señora ¿puedo entrar? — escuche la voz de Lucía al otro lado de la puerta— Si, entra — le dije, aunque deseaba lo contrario— Señora, el señor la está esperando para desayunar en el comedor — me dijo, dándome cuenta en las marcas de su cuello y de sus muñecas— Dile al señor que me quedaré un rato más en la cama, estoy cansada y ahora mismo no me encuentro muy bien gracias, por cierto Lucia ¿te has caído? esas marcas que tienes es porque te has hecho bastante daño ¿no? – pregunté con picardía—- Lo siento señora ya le dije ayer, que solo le puedo
Salí de la ducha bastante relajada ya el agua estaba algo mas caliente que fría, notando como se relajaba todo mi cuerpo, aunque de vez en cuando me venían a la mente lo que le vi a mi esposo en su espalda, arañazos, marca de dientes y moratones, sabia que tenia que olvidarme de lo que le vi si no quería meterme en problemas, ya que sabia que tenia prohibido preguntarle nada, aunque de verdad me dolía ya que estaba enamorada de Adrian. Decidida, cuando volví al dormitorio cogí mi móvil y tranquilamente me senté en la cama, encendí mi teléfono y marque el numero de mi amiga Bianca, contestando ella a mi llamada a los pocos segundos— Dígame, ¿eres tú Alice? — pregunto — Hola Bianca, si soy yo, oye me gustaría que nos viéramos, hoy Adrian no creo que vuelva a casa hasta la noche ¿qué te parece?¿nos vemos? — pregunte— Claro que sí, tengo un montón de cosas que contarte, Alice, no sabes cuanto te echaba de menos, pero de eso luego hablamos ¿te recojo en tu casa? — me pregunto— ¿En vei
Marco tardo unos minutos en terminar con lo que estaba haciendo, no me importo ya que me pude fijar en sus rasgos, su menton, en sus perfilados labios, el bronceado que le hacia resaltar sus pomulos, en lo suave que tendrias sus manos, y sobre todo, cuando levanto la mirada de su ordenador, en sus preciosos y rasgados ojos de color azul.—- Bueno ya estoy con vosotras, ¿en que os puedo ayudar? decidme — nos dijo Marco— Me da un poco de vergüenza Marco, ya que solo te conozco de aquella fiesta, pero tampoco pudimos hablar mucho — le dije, notando el calor en mis mejillas—- Alice, ya te comente que si necesitabas algo, no tenias mas que decirmelo ¿que sucede?¿Es tu esposo? ¿te ha hecho algo que no sea apropiado? — me pregunto— Algo así, me deje mis pastillas anticonceptivas olvidadas y necesito una receta y la pastilla del dia despues, si puedes — le dije con la voz entrecortada— ¿Te ha obligado?, eso puedes denunciarlo ¿lo sabes? — pregunto— No, no me violó ni me obligo a nada, so
Aunque intentamos que no nos hicieran fotografías aquellos paparazzi, era imposible ya que nos seguían como el lobo que persigue a su presa. Como pudimos entramos en una de las tiendas que había de ropa, para intentar escondernos entre aquellas prendas— Creo que no habéis buscado un buen escondite, esos buitres no se moverán hasta que consigan lo que quieren — escuche la voz de Gabrielle— ¿Y tú quién eres? buscaremos otra salida si no se van, asi que dejanos en paz — le dijo mi amiga— Solo quería ayudaros verdad Alice, ¿Ya te ha dejado tu amo Adrian salir de la cueva? — me preguntó Gabrielle— Yo no tengo amo ni soy sumisa de nadie, además estoy segura que a esos paparazzi, los has llamado tú ¿o me equivoco? — le pregunté, dándome cuenta de la sonrisa picaresca que tenía en sus labios— Vamos Alice, lo único que intento es ser tu amiga y ayudarte, se que como tu querido esposo se entere de que has salido de su casa sin su permiso, se perfectamente que te va a hacer — me dijo— ¿Y t
Adrian se coloco enfrente de mi, me quito los zapatos, colocandose después entre mis piernas, cogiendo las cintas de mis bragas bajandolas muy despacio, mientras besaba y mordisqueaba mis muslos— Por favor Adrian, no lo hagas — le suplique, sintiendo un escalofrio que recorrio toda mi espalda, al sentir sus calientes manos en mi pielMe quito el vestido, tumbandome seguidamente en su cama, poniendo mis brazos encima de mi cabeza, mientras me quitaba el sujetador, inclinó su cabeza y empezó a besarme con suavidad, mordisqueando mis labios pasando su lengua para provocar e incitar hasta que enterró su lengua en mi boca. Mi marido llevo una de sus manos a mi muslo, acariciando suavemente hasta que llego a mi sexo, momento que abri mi boca por un gemido y el apreto sus labios a los mios, De pronto note como pasaba el pulgar por mi clitoris, haciendo que me estremeciera por completo con ese simple roce. Adrian no dejaba de besarme, mientras me estaba tocando, caricias que poco a poco se t