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capítulo 005

❝♡ Leah ♡ ❞

Al observar las rejas negras con la inicial “R” de los Russo el estómago se me revolvió, estábamos aquí, ya no habría escapatoria a lo que se vendría de ahora en adelante. El auto que nos llevaba desde la entrada en donde había un bonito letrero redondo en el pasto de bienvenida, hasta la mansión Russo que conocía desde pequeña era conducido por el mismo hombre que nos había llevado anteriormente hasta el aeropuerto, por lo que, desde ya, suponía que sería nuestro chofer durante lo que restaba de meses en mi embarazo.

Observe en total silencio la gran mansión frente a mí en el momento que el auto paró, la gran piscina que alguna vez le tuve miedo cuando era muy pequeña y casi me ahogo, las sillas junto al lugar donde se encontraba la fogata muy cerca de la entrada principal, con cincuenta habitaciones y cincuenta y tres baños, era gigantesca, contaba con todo lo necesario, tanto para el personal que habitaba allí, que estaba al pendiente de los cultivos del viñedo, como para cuando veníamos de vacaciones una vez al año, aunque, desde nuestra boda eso se había acabado, muchas cosas se habían acabado en realidad, ahora todo era más claro y eso me hacía estar triste.

—Adelante señorita —observe al conductor y le sonreí amable ante lo caballero que era al abrirme la puerta, faltaban hombres así últimamente.

—Muchas gracias.

Sonreí con calma y tomé la mano que me ofrecía mientras bajaba con cuidado intentando no tropezar y hacer el ridículo. Sonreí con amplitud al ver el precioso recubrimiento de piedra de la mansión y suspiré sintiendo el aire libre de estar fuera de la ciudad, era lo que necesitaba, lo que el bebe que llevaba en el vientre y yo necesitábamos, paz por un momento, que todo dejara de ser tan problemático para mí, al menos hasta que fuera a luz.

—Muy bien señorita, los guiaré a sus respectivas habitaciones, compartirán habitación, fue una de las peticiones de sus padres y también deben hacer una actividad juntos diaria, la cual será dada por una mujer que se encargara de clases de yoga en pareja por el tema de su embarazo, aparte que el doctor hará las consultas del embarazo aquí mismo, tienen todo lo necesario con el objetivo que no salgan del viñedo durante los meses acordados con el señor Russo, dentro de dos meses está programado una gran fiesta en el lugar, un baby shower, en dónde tal vez se descubra el sexo de su bebé y habrá otros eventos más que se irán agendando de ahora en adelante. Luego de que dé a luz el Señor Russo y el señor Fiore vendrán a ver si todo está más calmado por aquí.

Una leve mueca apareció en mis labios, sentía como si me estuviera leyendo un itinerario, bueno, era prácticamente eso, me sentía ahogada entre todo lo que había dicho, de nuevo me estaban obligando a hacer algo que no deseaba, y yo como tonta seguía todo solo para darle satisfacción a mi padre. No le di mucha importancia a Samuel, pero cuando sentí que me sujetó por la muñeca y retuvo mi caminata me asombré bastante, por lo que solo pude mirarlo en total silencio, esperando que él me dijera lo que quería ahora.

—¿Te lo follaras? —le miré atónita sin entender a quien se refería — ¿Te follaras a Dante? No creí que te gustaran los choferes.

En ese momento sabía de lo que se trataba todo esto, no sabía si el término celoso era el correcto, pero desde que lo conocía, lo cual podría ser casi toda nuestra vida, sabía lo posesivo que era con lo que pensaba que le pertenecía, él creía que yo le pertenecía, era lo más equivocado que podía llegar a pensar, era un gran idiota, uno que debía soportar quien sabe cuánto tiempo.

—No debería de importante, después de todo me dejaste bien en claro tus sentimientos hacia mí, los cuales son nulos, así que si quiero acostarme con él lo haré, no te metas en mi vida, aparte no me importa lo que pienses, así como a ti no te importo cuando te acostaste con ella.

—Eres mi esposa aún —me sujetó por la cintura obligando a que lo mirara —Y lo seguirás siendo por bastante tiempo al parecer, así que me importa y mucho, no quiero que otro hombre toque lo que es mío.

Le miré con furia y gracia a la vez ¿Se creía el rey del mundo? Lo intenté alejar, pero cuando se acercó de forma imprudente, haciendo que creyera que me iba a besar lo escupí en la cara haciendo que un gruñido saliera de su boca él lo que me soltaba para limpiarse y me permitía salir corriendo del lugar.

Ingresé corriendo al salón y me guié por lo que decían las empleadas de cuál sería nuestra habitación, la principal, centrada en el segundo piso, con un gran balcón con vista a los viñedos y a la piscina. Subí a toda velocidad intentando ocultarme de Samuel, sabiendo lo enojado que podría estar ahora después de haberlo insultado al escupirle.

Cerré desde adentro la habitación y me quedé en silencio observando los pétalos de rosas en la cama en forma de corazón, algunos regalos los cuales eran para el beneficio sexual de los dos, entre lencería, aceites y otros productos y otra nota que decía que al menos deberíamos encontrar algún consuelo y forma de arreglo entre los dos en esta cama. Menudos idiotas si creían que con eso nos mantendrían felices, como si eso me hiciera olvidar a mí o a él el daño mutuo que nos hemos causado durante los últimos meses, las mentiras, los malos tratos, su infidelidad, todo haría que esto poco a poco se derrumbara y ellos no podrían hacer que no pasará, ni yo misma estaba segura de poder amar de la misma forma que antes a un hombre que me traicionó de tal manera.

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