SINOPSIS.No hay nadie más dulce que Grace Black, ni más sobreprotector que Michael Parker. Aunque no están relacionados por la sangre, han crecido toda su vida viéndose como primos. Para ella Mitch es la encarnación del hermano amable y severo. Para él, Grace es la gemela dulce y noble que no rompe un plato.El problema es que la juventud trae aventuras nuevas que los separan, y reencontrarse como adultos puede hacer que se rompa toda la vajilla de una vez. Siguen siendo parte de la misma familia, una que ya está en suficiente conflicto como para agregarle un nuevo drama, pero el que hay entre ellos es un poco difícil de negar.Él sigue siendo su dragoncito, y quizás por una vez, por una sola vez, Grace no está dispuesta a seguir siendo la niña buena que acepta todos los sacrificios en silencio. ¿Podrá lograr que Mitch acepte lo que siente por ella, o tendrá que conformarse toda la vida con seguir siendo solo su Muñequita?PREFACIOMichael tenía una vida jodidamente despreocupada, er
—¡...O te puede pasar algo desagradable, como yo, por ejemplo!A ver, que Michael Parker tenía algunos problemillas de control de ira que no había logrado resolver del todo... eso era cierto. A fin de cuentas su padre lo había secuestrado siendo un niño y había visto toda clase de horrores, así que era muy difícil que toda aquella rabia que normalmente controlaba muy bien, no se le saliera hasta por los poros cuando escuchaba que alguien estaba tocando a Grace contra su voluntad.Ella ni siquiera tuvo tiempo te terminar la amenaza. Mano de Mitch se cerró sobre la muñeca de aquel chico, que tenía un incómodo brazo sobre los hombros de la muchacha, y la apretó tan fuerte que lo hizo levantarse en el acto entre un montón de "ayes", quejas y gimoteos.—¿No te dijo que le quitaras las manos de encima? ¿Qué parte no se le entendió?Grace se levantó, abriendo mucho los ojos porque la verdad era que no tenía ni la más mínima idea de que Mitch estaba allí, mucho menos de que podía hacer algo c
Terminó de arreglarse y se miró al espejo diez veces antes de salir. No era un hombre vanidoso, pero no sabía por qué, necesitaba mostrar su mejor cara. Se acomodó el cabello del lado derecho de su cabeza hacia atrás. Tenía el cabello pasado de largo así que le cubría bien el tatuaje pero ya le quedaba demasiado incómodo. Se subió a su camioneta y poco después pasaba por la mansión Black a recoger a Grace. Por supuesto sus tíos no lo dejaron ir sin desayunar como un rey, y finalmente él y Grace tuvieron que escaparse o de lo contrario también les darían merienda, almuerzo y cena. —¿Lista, muñequita? —preguntó con una sonrisa suave, acomodándole aquella gorra de beisbol que llevaba. —Lista, dragoncito. Vamos a la pelea. Ya había visto una serie de departamentos y los agentes inmobiliarios estaban esperándolos para mostrárselos. Se dirigieron al primero de la lista. El edificio estaba situado en el corazón de la ciudad, pero era demasiado vintage para el gusto de Mitch. Las ventanas
Cuatro horas más tarde, en la recepción del hotel, Mitch intentaba contener la risa mientras veía el ojo morado de Charlie que obviamente le había hecho Faith.—¡Es que ni te voy a preguntar de dónde salió ese puñetazo! Pero ¿te lo merecías? —preguntó.—Sí, supongo que sí.—Pues entonces supéralo y vamos a divertirnos esta noche. Las fiestas de fraternidad en Harvard eran épicas, veremos si los estirados de Oxford las pueden igualar.—¿Estás loco? ¡Nada de épicas! ¡Vamos con las gemelas! ¡Son...!Michael se estremeció solo de pensarlo.—¡Por Cristo no digas "niñas" que ya todos pasamos de los veinte! —rezongó con incomodidad porque por más que intentara ver a Grace como la niña que era, ya no lo conseguía y eso lo estaba volviendo loco—. Las gemelas están creciditas y te apuesto a que ellas saben divertirse muy bien... Bueno Faith, porque Grace sigue siendo un angelito de Dios —murmuró recordando sus trenzas y sus tenis y aquel overolcito de mezclilla que le había puesto el corazón a
Mitch podía jurar siendo sincero que jamás en la vida había sentido una opresión como aquella en el pecho. El cosquilleo en sus manos era de puros nervios, igual que aquel regusto amargo en lo alto de la garganta. —¡Muñequita! ¡Gracie! ¡Gracie, respóndeme! ¡Muñequita! Mitch gritó con todas sus fuerzas, mirando y empujando una puerta tras otra. Estaba desesperado por encontrarla, así que los asustados que levantaban las cabezas entre los edredones lo tenían sin cuidado y sus muchas maldiciones también. La ansiedad era tal que parecía que su corazón iba a estallar en cualquier momento. —¡Grace! —gritó abriendo la penúltima puerta y la vio allí, con un hombro y la cabeza apoyada en la puerta del baño de la habitación, sin saber si entraba o salía—. ¿Grace? ¿Muñequita? Sus ojos se clavaron en los ojos marchitos de la muchacha para luego bajar por su cuerpo buscando comprobar que estaba ilesa. —¡Dime que no te hizo nada porque lo mato! —gruñó revisando los botones de su blusa y tirand
Grace no le contestó esa noche y sobra decir que Mitch no se atrevió ni a pegar los ojos mirando la pantalla de su teléfono. Entendía que estaba dolida, pero los problemas entre Faith y Charlie eran entre ellos y nadie podía meterse.Apenas amaneció se aseguró de ir a ala mansión Black a buscarla, y el colmo de su desesperación fue no encontrarla allí tampoco.La casa de Faith, la oficina, realmente no había más lugares en los que buscar, hasta que recordó que había un lugar en el que quizás pudiera estar sin que la molestaran. Estacionó en el campus y corrió hacia aquel pequeño bar solo para encontrarla en una de las mesas apartadas frente a una jarra de cerveza helada.—¿Pasando la resaca? —preguntó él sentándose frente a ella y Grace ni siquiera subió los ojos para mirarlo—. Muñequita...—¿Tú lo sabías? —fue lo único que preguntó y él negó con sinceridad.—Te juro que no.—Pero estás de su parte.—Estoy de parte de los dos, Gracie. Los dos salieron lastimados...—Entonces no tenemo
¿Por qué no le pegaba? Si le hubiera dado un sopapo Mitch se habría sentido mucho mejor, pero en lugar de eso Grace se deshizo de sus manos y se alejó en silencio. Sabía que la situación familiar la estaba afectando mucho, por algo ella siempre había sido la chica dulce mientras Faith era la loca, pero por más que quería que estuvieran bien, sabía que tenía que darle tiempo para que aquello se le pasara.Sin embargo, si era honesto, no esperaba que se le pasara lejos de él. Un día tras otro en la siguiente semana la vio ir y regresar de la universidad, sin hacer nada más después de clases que sentarse sola de cuando en cuando en su bar favorito por algunos minutos, como si necesitara alejarse de todo lo que le recordara lo que estaba sucediendo... hasta que el fatídico día llegó.El día en que Michael estuvo a punto de sentarse con ella en aquella mesa, pero vio que un chico se acercaba primero y ella le hacía espacio para que se sentara. Apretó los dientes viendo a Shawn sentarse all
Era un gesto incosciente, una decisión mal razonada o quizás no razonada en absoluto, lo cierto fue que Grace pasó saliva y su corazón se sobresaltó, —y que eso no tenía nada que ver con su odio a Charlie en aquel momento—. El cuerpazo de Michael estaba estratégicamente pegado al suyo, podía sentir su pecho contra su espalda y su ingle contra la curva de su trasero. La tensión fue instantánea, pero mientras Mitch la confundía con su preparación para lanzar, ella solo estaba al borde del colapso por sobreexcitación... Las manos de Mitch eran grandes y calientes, y que respirara tan cerca de su oído no ayudaba en nada. Estaban en medio de doscientas personas y ella se había mojado en un maldit0 segundo... pero nadie podía saberlo, especialmente él.Lanzó la primera pelota con todas sus fuerzas y en efecto, apenas su cuerpo se inclinó hacia adelante, las manos de Michael tiraron de ella hacia atrás, provocando un suave choque entre ellos que la hizo trastabillar. Tiro fallido. —Otra ve