Cuatro horas más tarde, en la recepción del hotel, Mitch intentaba contener la risa mientras veía el ojo morado de Charlie que obviamente le había hecho Faith.—¡Es que ni te voy a preguntar de dónde salió ese puñetazo! Pero ¿te lo merecías? —preguntó.—Sí, supongo que sí.—Pues entonces supéralo y vamos a divertirnos esta noche. Las fiestas de fraternidad en Harvard eran épicas, veremos si los estirados de Oxford las pueden igualar.—¿Estás loco? ¡Nada de épicas! ¡Vamos con las gemelas! ¡Son...!Michael se estremeció solo de pensarlo.—¡Por Cristo no digas "niñas" que ya todos pasamos de los veinte! —rezongó con incomodidad porque por más que intentara ver a Grace como la niña que era, ya no lo conseguía y eso lo estaba volviendo loco—. Las gemelas están creciditas y te apuesto a que ellas saben divertirse muy bien... Bueno Faith, porque Grace sigue siendo un angelito de Dios —murmuró recordando sus trenzas y sus tenis y aquel overolcito de mezclilla que le había puesto el corazón a
Mitch podía jurar siendo sincero que jamás en la vida había sentido una opresión como aquella en el pecho. El cosquilleo en sus manos era de puros nervios, igual que aquel regusto amargo en lo alto de la garganta. —¡Muñequita! ¡Gracie! ¡Gracie, respóndeme! ¡Muñequita! Mitch gritó con todas sus fuerzas, mirando y empujando una puerta tras otra. Estaba desesperado por encontrarla, así que los asustados que levantaban las cabezas entre los edredones lo tenían sin cuidado y sus muchas maldiciones también. La ansiedad era tal que parecía que su corazón iba a estallar en cualquier momento. —¡Grace! —gritó abriendo la penúltima puerta y la vio allí, con un hombro y la cabeza apoyada en la puerta del baño de la habitación, sin saber si entraba o salía—. ¿Grace? ¿Muñequita? Sus ojos se clavaron en los ojos marchitos de la muchacha para luego bajar por su cuerpo buscando comprobar que estaba ilesa. —¡Dime que no te hizo nada porque lo mato! —gruñó revisando los botones de su blusa y tirand
Grace no le contestó esa noche y sobra decir que Mitch no se atrevió ni a pegar los ojos mirando la pantalla de su teléfono. Entendía que estaba dolida, pero los problemas entre Faith y Charlie eran entre ellos y nadie podía meterse.Apenas amaneció se aseguró de ir a ala mansión Black a buscarla, y el colmo de su desesperación fue no encontrarla allí tampoco.La casa de Faith, la oficina, realmente no había más lugares en los que buscar, hasta que recordó que había un lugar en el que quizás pudiera estar sin que la molestaran. Estacionó en el campus y corrió hacia aquel pequeño bar solo para encontrarla en una de las mesas apartadas frente a una jarra de cerveza helada.—¿Pasando la resaca? —preguntó él sentándose frente a ella y Grace ni siquiera subió los ojos para mirarlo—. Muñequita...—¿Tú lo sabías? —fue lo único que preguntó y él negó con sinceridad.—Te juro que no.—Pero estás de su parte.—Estoy de parte de los dos, Gracie. Los dos salieron lastimados...—Entonces no tenemo
¿Por qué no le pegaba? Si le hubiera dado un sopapo Mitch se habría sentido mucho mejor, pero en lugar de eso Grace se deshizo de sus manos y se alejó en silencio. Sabía que la situación familiar la estaba afectando mucho, por algo ella siempre había sido la chica dulce mientras Faith era la loca, pero por más que quería que estuvieran bien, sabía que tenía que darle tiempo para que aquello se le pasara.Sin embargo, si era honesto, no esperaba que se le pasara lejos de él. Un día tras otro en la siguiente semana la vio ir y regresar de la universidad, sin hacer nada más después de clases que sentarse sola de cuando en cuando en su bar favorito por algunos minutos, como si necesitara alejarse de todo lo que le recordara lo que estaba sucediendo... hasta que el fatídico día llegó.El día en que Michael estuvo a punto de sentarse con ella en aquella mesa, pero vio que un chico se acercaba primero y ella le hacía espacio para que se sentara. Apretó los dientes viendo a Shawn sentarse all
Era un gesto incosciente, una decisión mal razonada o quizás no razonada en absoluto, lo cierto fue que Grace pasó saliva y su corazón se sobresaltó, —y que eso no tenía nada que ver con su odio a Charlie en aquel momento—. El cuerpazo de Michael estaba estratégicamente pegado al suyo, podía sentir su pecho contra su espalda y su ingle contra la curva de su trasero. La tensión fue instantánea, pero mientras Mitch la confundía con su preparación para lanzar, ella solo estaba al borde del colapso por sobreexcitación... Las manos de Mitch eran grandes y calientes, y que respirara tan cerca de su oído no ayudaba en nada. Estaban en medio de doscientas personas y ella se había mojado en un maldit0 segundo... pero nadie podía saberlo, especialmente él.Lanzó la primera pelota con todas sus fuerzas y en efecto, apenas su cuerpo se inclinó hacia adelante, las manos de Michael tiraron de ella hacia atrás, provocando un suave choque entre ellos que la hizo trastabillar. Tiro fallido. —Otra ve
Grace ni siquiera intentó apartarse porque era evidente que no lo lograría, su piel se erizaba solo con su tacto, y su aliento se cortaba mientras la tensión de aquellas manazas que abarcaban sus nalgas se tensaban aún más. Estaban frente a frente, con sus cuerpos a tan solo unos centímetros, y sus bocas tan cerca que podían sentir sus respiraciones haciéndose cada vez más pesada. —Muñequita...—Tus... tus tatuajes... —murmuró Grace porque presentía que lo siguiente que saliera de la boca de Mitch sería una disculpa o una excusa para alejarse—. ¿Qué... qué significan...? —su voz era ahogada mientras hacía la pregunta y Mitch sintió que la sangre le ardía en las venas.—Son... son mi familia. Símbolos, detalles... cosas que me recuerdan a todos. Grace pasó saliva delineando la figura del escorpión que representaba a su padre. —¿Y dónde... dónde estoy yo? —susurró levantando los ojos para mirarlo y pudo ver en los suyos exactamente la misma desesperación que ella estaba sintiendo.—¡
¿Era un cobarde? Quizás. Pero nadie sabía mejor que Michael Parker lo fácil que se podía perder el amor de alguien. Había sido testigo en primera fila de cuanto sus padres habían tenido que luchar para estar juntos; y aunque los dos estuvieran dispuestos a hacerlo, aunque tomaran la decisión de estar juntos a pesar de todo, Mitch sabía que había algo más. Algo de su pasado de lo que jamás podría deshacerse y que por supuesto no iba a compartir con Grace.Desde que había llegado al campus podía sentirlo, como esos presentimientos raros que le erizaban la nuca de cuando en cuando, como si estuviera siendo vigilado. Y hasta que no lo confirmara o lo descartara, no podía permitir que la muñequita saliera involucrada en nada de aquello. Respiró profundo antes de volver a la lluvia y buscar su auto para irse, y trató de no pensar en la guerra masiva que sería la siguiente vez que se encontrara con Grace. Sin embargo el día siguiente fue tan complicado para Charlie como para él, y los dos
¿Miedo? No, esa no era la palabra correcta.Mitch estaba furioso porque de alguna forma el pasado estaba volviendo a él, y no estaba dispuesto a permitir eso. Lo había pensado cien veces antes de decidir hacer aquel postgrado en Inglaterra precisamente por eso, porque sabía que Europa era el campo de juego de la familia biológica que le quedaba por parte de su padre, pero esconderse al otro lado del mundo no era precisamente una opción para él.—Pues si tiene que llegar el momento, mejor que sea este —gruñó con molestia.Guardó la tarjeta en el bolsillo y salió del estacionamiento. La hora indicada era poco después de que anocheciera y el lugar una dirección no demasiado lejos del campus de la universidad. "Así que están más cerca de lo que pensé".Quizás por ellos era que no había perdido aquella maldit@ sensación de que lo estaban siguiendo. Pensó detenidamente si debía informar de aquello a su padre o a su tío Kainn, pero determinó que era preferible evaluar por sí mismo el grado