¿Era un cobarde? Quizás. Pero nadie sabía mejor que Michael Parker lo fácil que se podía perder el amor de alguien. Había sido testigo en primera fila de cuanto sus padres habían tenido que luchar para estar juntos; y aunque los dos estuvieran dispuestos a hacerlo, aunque tomaran la decisión de estar juntos a pesar de todo, Mitch sabía que había algo más. Algo de su pasado de lo que jamás podría deshacerse y que por supuesto no iba a compartir con Grace.Desde que había llegado al campus podía sentirlo, como esos presentimientos raros que le erizaban la nuca de cuando en cuando, como si estuviera siendo vigilado. Y hasta que no lo confirmara o lo descartara, no podía permitir que la muñequita saliera involucrada en nada de aquello. Respiró profundo antes de volver a la lluvia y buscar su auto para irse, y trató de no pensar en la guerra masiva que sería la siguiente vez que se encontrara con Grace. Sin embargo el día siguiente fue tan complicado para Charlie como para él, y los dos
¿Miedo? No, esa no era la palabra correcta.Mitch estaba furioso porque de alguna forma el pasado estaba volviendo a él, y no estaba dispuesto a permitir eso. Lo había pensado cien veces antes de decidir hacer aquel postgrado en Inglaterra precisamente por eso, porque sabía que Europa era el campo de juego de la familia biológica que le quedaba por parte de su padre, pero esconderse al otro lado del mundo no era precisamente una opción para él.—Pues si tiene que llegar el momento, mejor que sea este —gruñó con molestia.Guardó la tarjeta en el bolsillo y salió del estacionamiento. La hora indicada era poco después de que anocheciera y el lugar una dirección no demasiado lejos del campus de la universidad. "Así que están más cerca de lo que pensé".Quizás por ellos era que no había perdido aquella maldit@ sensación de que lo estaban siguiendo. Pensó detenidamente si debía informar de aquello a su padre o a su tío Kainn, pero determinó que era preferible evaluar por sí mismo el grado
Mitch sintió una oleada de alivio y emoción cuando escuchó aquellas palabras, porque significaba que a pesar de todo ella decidía creer en su palabra y no en la de Shawn. Sabía que estaba molesta y dolida con él, pero eso no había cambiado la forma en que lo veía.—¿Es en serio? —Shawn la miraba sin poder creerlo—. ¡Hasta hace unos días te estabas escondiendo de él porque no querías verlo! —la acusó y Grace apretó los labios porque no quería que Mitch lo supiera, pero ya no había forma de esconderlo.—Pues eso es mi problema, no el tuyo. Si Mitch dice que es mejor que te alejes de mí, entonces por favor aléjate. No creo que una confrontación salga muy bien para ti. Verás... es un poco bestia en todos los sentidos. Mejor vete —replicó Grace con tono gélido.De los labios del muchacho salió un gruñido molesto y un tono condescendiente que a Grace no le gustó para nada.—¡No sabes lo que estás haciendo! ¡Lo único que vas a conseguir haciéndole caso a un tipo así es que te lastime! ¡Yo so
| ¡Infarto agudo del miocardio!Mitch ni siquiera se acordaba de que respirar era un requisito indispensable para sobrevivir; porque todo lo de Grace estaba sobre todo lo suyo y podía sentir el calor desproporcionado que aquel contacto provocaba.—Muñequita qué...—¿Quién te enseñó a esconderte? —replicó ella—. ¿Crees que no me he dado cuenta de que no te has cortado el cabello desde que llegaste?—No es eso...—Solo eres bastante maduro como para no ir por ahí buscando los problemas —comprendió ella y a Mitch se le estrujó el corazón porque cada palabra que salía de la boca de Grace le confirmaba que aquella chiquilla estaba hecha para él—. Pues ¿adivina qué? Los problemas ya te encontraron, así que si hay un buen momento para no dar señales de debilidad, ese es este. ¿No crees?Mitch cerró los ojos mientras sus manos subían lentamente a los muslos de Grace y los rodeaba con dedos firmes. Él se habría dejado hacer cualquier cosa por ella, incluyendo dejar que le rapara hasta las p...
Si había un momento para que Michael Parker se hiciera dueño de sí mismo era aquel. Por desgracia solo bastaba imaginar que alguien pudiera lastimar a Grace por su culpa y todo el control desaparecía automáticamente.Saltó a su camioneta de inmediato, mientras intentaba desesperadamente marcar el número de su muñequita, pero por más que insistió ella no contestó ninguna de sus primeras llamadas.—Vamos Gracie, contéstame —musitó desesperado mientras encendía la camioneta y quemaba llantas contra el pavimento en la misma dirección en que ella se había ido porque tenía un mal presentimiento, el horrible de que aquellas palabras de Gerson Cassidy no eran una amenaza vacía, sino que ella realmente estaba en peligro.El tráfico se había vuelto imposible y Mitch no parecía poder avanzar. Se apuró a tomar la carretera de salida hacia la Mansión Black, mientras luchaba contra aquella ola de sentimientos que lo aterrorizaban. Había tanta gente en el camino que sentía estar entrando en un círcu
Para Mitch los segundos pasaban como si fueran años. Su cerebro estaba em botado y su corazón estaba lleno de dolor. Solo alcanzó a ver cómo el bombero se precipitaba bajo el Lamborghini y luego gritaba para avisar que ya la tenía.Entre cuatro se apresuraron a tirar de él y un instante después lo sacaban por aquel agujero del parabrisas con Grace medio acostada sobre su cuerpo, inconsciente. Tan pronto como salieron del auto los paramédicos la levantaron para ponerla en una camilla y los bomberos se encargaron de que nadie se acercara a molestarlos para que pudiera ayudar a la muchacha sin interrupciones.Pocos minutos después la subieron a una ambulancia y empezaron a conectarle una serie de monitores y equipos médicos. Mientras tanto, Mitch sentía que se asfixiaba.—¿Algún familiar? —gritó uno de los paramédicos antes de cerrar la puerta y solo entonces Logan y el jefe de bomberos lo soltaron para que pudiera irse con ella.Subió a un costado de la camilla y alcanzó una mano de Gra
Mitch estaba fuera de la unidad de cuidados intensivos, con el corazón palpitándole con una energía dolorosa que nunca antes había sentido. Sabía que debía estar con su familia, en la sala de espera al final del pasillo, pero nadie había conseguido sacarlo de su puesto frente a aquel cristal así que la doctora a cargo había pedido que lo dejaran allí.La noche fue larga, terrible e inquieta, y todo empeoró en la mañana cuando los médicos se negaron a sacarla de cuidados intensivos.Por suerte, al cabo de lo que le pareció una eternidad, sus padres llegaron y Alan se hizo cargo de la situación. Entró inmediatamente en el área restringida y comenzó a hablar con los doctores mientras su madre se quedaba con él. Mar lo abrazó con un gesto protector, pero Mitch no se atrevía a mirarla.—Mamá... tengo que decirte algo —murmuró mirando a todos lados porque sus miedos eran algo que no acostumbraba a compartir con todos.—¿Qué pasó, hijo?—Esto, todo el accidente. Esto fue por mi culpa.—¡¿Qué
No era broma, Mitch podía ser peor, mucho peor, pero no lo había sabido hasta el momento en que Grace se había desmayado en sus brazos en aquel auto volcado. Después todo había sido angustia y espera, y cada una había alimentado aquella voluntad de retribuir cada herida y cada lágrima que había recibido su muñequita.Por suerte o por desgracia, de la impulsividad de su padre biológico no había sacado, nada, en lugar de eso prefirió tomarse todo un día hasta poder a Gerson Cassidy a mano sin necesidad de exponerse. Y ahora lo tenía allí, atado a una silla en un lugar abandonado lejos de la ciudad.Y aunque nadie nunca le había enseñado cómo, a medida que las palabras salían de su boca, podía notar que realmente tenía habilidad para causar verdadero terror. Mitch colocó aquella radiografía contra una lámpara de luz blanca junto frente a Gerson, dejando que viera todo lo que había provocado y el jefe de policía arrugó el ceño sin comprender lo que estaba observando. Sus ojos se posaron