Si había un momento para que Michael Parker se hiciera dueño de sí mismo era aquel. Por desgracia solo bastaba imaginar que alguien pudiera lastimar a Grace por su culpa y todo el control desaparecía automáticamente.Saltó a su camioneta de inmediato, mientras intentaba desesperadamente marcar el número de su muñequita, pero por más que insistió ella no contestó ninguna de sus primeras llamadas.—Vamos Gracie, contéstame —musitó desesperado mientras encendía la camioneta y quemaba llantas contra el pavimento en la misma dirección en que ella se había ido porque tenía un mal presentimiento, el horrible de que aquellas palabras de Gerson Cassidy no eran una amenaza vacía, sino que ella realmente estaba en peligro.El tráfico se había vuelto imposible y Mitch no parecía poder avanzar. Se apuró a tomar la carretera de salida hacia la Mansión Black, mientras luchaba contra aquella ola de sentimientos que lo aterrorizaban. Había tanta gente en el camino que sentía estar entrando en un círcu
Para Mitch los segundos pasaban como si fueran años. Su cerebro estaba em botado y su corazón estaba lleno de dolor. Solo alcanzó a ver cómo el bombero se precipitaba bajo el Lamborghini y luego gritaba para avisar que ya la tenía.Entre cuatro se apresuraron a tirar de él y un instante después lo sacaban por aquel agujero del parabrisas con Grace medio acostada sobre su cuerpo, inconsciente. Tan pronto como salieron del auto los paramédicos la levantaron para ponerla en una camilla y los bomberos se encargaron de que nadie se acercara a molestarlos para que pudiera ayudar a la muchacha sin interrupciones.Pocos minutos después la subieron a una ambulancia y empezaron a conectarle una serie de monitores y equipos médicos. Mientras tanto, Mitch sentía que se asfixiaba.—¿Algún familiar? —gritó uno de los paramédicos antes de cerrar la puerta y solo entonces Logan y el jefe de bomberos lo soltaron para que pudiera irse con ella.Subió a un costado de la camilla y alcanzó una mano de Gra
Mitch estaba fuera de la unidad de cuidados intensivos, con el corazón palpitándole con una energía dolorosa que nunca antes había sentido. Sabía que debía estar con su familia, en la sala de espera al final del pasillo, pero nadie había conseguido sacarlo de su puesto frente a aquel cristal así que la doctora a cargo había pedido que lo dejaran allí.La noche fue larga, terrible e inquieta, y todo empeoró en la mañana cuando los médicos se negaron a sacarla de cuidados intensivos.Por suerte, al cabo de lo que le pareció una eternidad, sus padres llegaron y Alan se hizo cargo de la situación. Entró inmediatamente en el área restringida y comenzó a hablar con los doctores mientras su madre se quedaba con él. Mar lo abrazó con un gesto protector, pero Mitch no se atrevía a mirarla.—Mamá... tengo que decirte algo —murmuró mirando a todos lados porque sus miedos eran algo que no acostumbraba a compartir con todos.—¿Qué pasó, hijo?—Esto, todo el accidente. Esto fue por mi culpa.—¡¿Qué
No era broma, Mitch podía ser peor, mucho peor, pero no lo había sabido hasta el momento en que Grace se había desmayado en sus brazos en aquel auto volcado. Después todo había sido angustia y espera, y cada una había alimentado aquella voluntad de retribuir cada herida y cada lágrima que había recibido su muñequita.Por suerte o por desgracia, de la impulsividad de su padre biológico no había sacado, nada, en lugar de eso prefirió tomarse todo un día hasta poder a Gerson Cassidy a mano sin necesidad de exponerse. Y ahora lo tenía allí, atado a una silla en un lugar abandonado lejos de la ciudad.Y aunque nadie nunca le había enseñado cómo, a medida que las palabras salían de su boca, podía notar que realmente tenía habilidad para causar verdadero terror. Mitch colocó aquella radiografía contra una lámpara de luz blanca junto frente a Gerson, dejando que viera todo lo que había provocado y el jefe de policía arrugó el ceño sin comprender lo que estaba observando. Sus ojos se posaron
Grace se despertó un poco más tarde esa noche, y sonrió despacio al ver a Mitch sentado junto a ella. Tenía la misma expresión de preocupación y agotamiento que se había grabado en sus facciones desde el accidente, pero su mirada estaba llena de calidez y compasión.—Hola dragoncito —murmuró apretando su mano y él le acarició la cabeza como si fuera una niña.—Hola muñequita. ¿Cómo te sientes?—Como si me hubiera atropellado un camión... ¡Ah, espera, eso sí pasó! —intentó reírse pero vio que Mitch pasaba saliva—. OK, muy pronto para que sea una broma.—Todo el mundo estaba muy preocupado por ti, Gracie —dijo él en voz baja. Extendió la mano y le apartó un mechón de pelo de la frente antes de acariciar su mejilla—. Pero te pondrás bien. Sólo tenemos que cuidarte.—¿Tú también estabas preocupado?—Yo me estaba muriendo, muñequita —confesó Mitch mientras sus ojos se ponían brillantes—. Y voy a seguir muriéndome hasta que te vea salir de aquí por tus propios pies...—¡Oye, oye! —Grace tir
Mitch se despertó sobresaltado por un fuerte golpe. Permaneció inmóvil durante unos segundos, sintiendo que apenas podía respirar, antes de que su corazón empezara a acelerarse y se incorporara rápidamente. Entrecerró los ojos para protegerse de la luz matinal que entraba por la ventana de su habitación, intentando comprender lo que acababa de ocurrir... pero el golpe que había escuchado solo venía de su pesadilla, y los gritos de Grace también.Se levantó de la cama con el corazón latiéndole con fuerza mientras buscaba desesperadamente el botiquín de su baño. Alcanzó uno de los viales y se clavó la pequeña aguja en un costado sin dudarlo ni un instante.Hacía años que no tenía crisis grave porque era precavido, y en aquel momento exacto sabía que lo que estaba provocándolo era simplemente psicológico. Aun así exhaló más calmado y salió al pasillo, con los pies descalzos en silencio contra el suelo de madera. Bajó sigilosamente las escaleras y tomó aquel ramo de flores que había recib
TRES MESES DESPUÉS.Mitch gruñó con frustración mientras se quitaba a aquella chica de encima. Aquella prometía ser una noche bastante decente, mucho alcohol en la fiesta de la fraternidad de sigma y un club de fans del que había seleccionado estratégicamente a la pelirroja más nalgona. Toda una pérdida de tiempo para tener que sacarla de encima suyo cuando ya estaba más desnuda que striper agarrada de un tubo.Sacudió la cabeza, tratando de olvidar aquella frustración, pero era del todo imposible, así que se puso la playera, que era lo único que le había dado tiempo a quitarse y escuchó a la chica protestar.—¡Oye! ¿Me vas a dejar así?—Lo siento, linda, pero no alcanzas para que el cansancio valga la pena —sentenció Mitch y salió de allí con aire de hombre de hombre decepcionado, aunque nadie podría imaginar la verdadera razón.Bajó las escaleras y se unió a la fiesta de nuevo, bebiéndose dos vasos de cerveza uno tras otro para que se le olvidara el mal rato, pero dándose cuenta de
Mitch sintió que la boca se le secaba cuando vio a Grace allí. Parecía más delgada y visiblemente agotada. Se notaba que había perdido peso y sus ojos parecían más grandes y oscuros en contraste.—Lo siento... —murmuró ella con una sonrisa medio triste y medio resignada—. Ya no me sale decirte así, creo que mejor nos quedamos con "Michael", es un nombre bonito después de todo.Mitch frunció el ceño y trató de fingir que aquello no le dolía como de verdad le dolía, pero apenas ella hizo un gesto para tratar de caminar, su primer instinto fue correr hacia ella. Quiso ayudarla a sentarse, pero Grace hizo un gesto preciso que indicaba que ya podía valerse por sí misma, aunque fuera difícil.La vio por un momento, abrumado, antes de apartar la mirada, y cuando habló, su voz era tensa.—¿Puedo ayudarte en algo? ¿Necesitas...?—No vine a verte a ti —respondió Grace y aunque su tono no era cortante, se notaba que estaba abriendo la distancia y la profundidad de un abismo entre los dos—. Vengo