Estaba ahogándose.Mitch estaba ahogándose en un mar de dolor mientras las horas pasaban inexorablemente. Ni siquiera podía empezar a imaginarse una vida en la que Grace no estuviera. Era como si sus peores pesadillas, -incluso peores que el momento en que Sandor Dragonov había ordenado que tatuaran su cabeza cuando era solo un niño-, se reunieron todas para atormentarlo.La operación, por desgracia, fue larga y penosa tanto para Grace como para los cirujanos. Y afuera, en cierto momento, Mitch dejó de escuchar a la gente, dejó de hablar, dejó de percibir que el mundo seguía girando a su alrededor, y se sentó en aquellas sillas, simplemente esperando, rezando para que la pesadilla terminara y alguien saliera a decirle que todo era mentira.Seis horas demoraron en salir. Ya había amanecido hacía rato cuando por fin el médico que los había recibido al llegar se detuvo frente a ellos y Mitch caminó hacia él como un autómata.—Dígame que está viva —fue su única pregunta y el médico puso u
El mundo era un lugar extraño y oscuro para Grace. Quizás era la anestesia o quizás era ese punto del que rara vez había retorno, lo cierto para que allá en lo más profundo de su conciencia sentía que podía escuchar la voz de Mitch.La voz de Mitch llamándola, pidiéndole que no lo dejara.La voz de Mitch envuelta en un susurro lleno de llanto y desesperación.La voz de Mitch diciéndole que no podía perderla.La voz de Mitch diciéndole que si ella se iba, él también se iría con ella.Los médicos fueron simplemente incapaces de explicarlo. Tres choques de reanimación después, en los que parecía que Grace no daba ni un solo indicio de poder sobrevivir, la vieron abrir los ojos mientras la máquina empezaba a pitar de forma intermitente, cada vez más fuerte y más claro, mientras Mitch apoyaba la frente sobre la suya y se permitía sacar toda aquella desesperación en forma de lágrimas.—Gracie... muñequita, muñequita mírame... Te amo, muñequita, te amo... —le susurró desesperadamente mientra
Mitch y Grace no sabían si reírse, llorar o ponerse a gritar allí mismo. Hacía unos minutos estaban desesperados pensando que habían perdido a un bebé, y ahora resultaba que tenían tres en camino.—Están perfectamente sanos, todo se ve muy bien —les aseguró el doctor—. Pero le voy a indicar reposo absoluto por el próximo mes, y revisiones semanales. ¿De acuerdo?Salió para poner las indicaciones en el expediente y Mitch se inclinó hacia Grace.—¡Es increíble! —dijo, con los ojos brillantes.—¡Lo sé...! ¡No pensé que fueran tantos!Mitch rio porque estaba más que feliz de aceptar aquel reto, sin importar cuántos bebés vinieran, él estaría más que feliz de tenerlos todos junto a Grace.—Jamás volveré a ponerte en peligro, muñequita, te lo prometo —le dijo—. Te amo demasiado, así que prométeme que nunca más vas a ponerte en riesgo, ni a ti ni a nuestros bebés.Grace apoyó la cabeza en su pecho y suspiró con alivio. Estaban inmersos en el momento, mientras sus corazones latían al unísono
El día de la boda llegó solo una semana después, pero nadie, absolutamente nadie se sorprendió por eso. Habían decidido celebrar su boda en el precioso jardín de su nueva casa. El día era perfecto, el cielo estaba despejado y el sol brillaba con fuerza. Mitch estaba ansioso por llegar a la ceremonia y tomar a Grace de la mano, pero por el momento solo estrujaba de cuando en cuando el antebrazo de su primo.—¿Y si no aparece?—¡No seas tarado! Literalmente está en el segundo piso de la casa, no tiene a dónde ir! —replicó Charlie.—¡Oye, se supone que me digas que Grace me ama y jamás me dejaría plantado!... ¡Es más voy a buscarla que se está demorando mucho...!Pero antes de que pudiera tener una crisis de nervios, la vio aparecer al otro lado del jardín, del brazo de su padre, y Mitch se agarró de Alan porque sentía que no le alcanzaba Charlie para sostenerse.—¿Algún último consejo? —le preguntó.—El que te doy siempre: no al cagues —respondió su padre palmeándole el hombro y todos l
Sobra decir que el escándalo era mayúsculo cuando llegaron al hospital, porque Mitch ya había avisado a la familia y muchos estaban ya allí, esperándolos incluso antes de que ellos llegaran.Toda la familia estaba reunida y quien les dijera que no podían estar allí se estaba jugando el cuello, así que solo se llevaron a Grace a la sala de partos y el médico más valiente les pidió por favor que se sentaran.Todos estaban muy emocionados, pero también estaban preocupados porque eran tres. ¡Tres bebés! Solo a Mitch le permitieron entrar con ella, y él no soltó su mano ni un momento mientras la revisaban y la cambiaban para ponerle una bata del hospital.Le repetía una y otra vez que todos estaría bien, pero las contracciones eran cada vez más frecuentes y Grace casi le fracturaba la mano de tanto apretársela.Después de lo que pareció una eternidad, la doctora de Grace por fin terminó el ultrasonido y los miró con inquietud. Y aunque el tono de su voz era sereno, había una nota de ansied
SINOPSISJana ha vivido desde que era niña con el recuerdo de la muerte de su madre biológica y del rechazo de su padre, así que ha volcado todas sus inseguridades en cuidar y proteger a otros. Sin embargo, hacerlo requerirá una alianza inesperada con alguien que puede darle el acceso a lugares a donde nadie se atreve a ir.Ni siquiera es capaz de sospechar que para Kristoff Dragonov, ese hombre que comienza a admirar y querer, ella solo es un arma que puede usar a su antojo.Atrapados en una telaraña de traición y lealtades divididas, Jana y Kristoff se encuentran en un juego mortal donde el amor y la venganza se entrelazan de formas inesperadas."Cuando me vaya" es la historia donde dos almas destinadas a destruirse, descubren que el amor puede ser la mayor debilidad o la fuerza más poderosa en medio de la oscuridad.PREFACIOJana había crecido influenciada por la Medicina, porque tanto su padre como su madre tenían algo que ver con ella y el negocio familiar era una inmensa cadena
La tenue luz de una lámpara amarilla y llena de bichos titilaba en el centro del bar, arrojando sombras danzantes sobre las mugrosas mesas de madera. El murmullo de voces, risas y el tintineo de vasos llenos de licor llenaban el aire. No era particularmente un buen lugar a donde ir, pero Ivetta le había conseguido un solo nombre: Taniyn, y el único lugar donde podían encontrarlo era aquel.Así que se puso lo más feo y ancho que encontró para no buscar problemas, y entró en aquel lugar. Estaba a punto de preguntar por él en la barra cuando uno de los borrachos del bar se acercó a ella, mirándola de manera lasciva y tratando de manosearla, pero ni siquiera le dio tiempo a defenderse, porque apenas se revolvió alguien se lo quitó de encima.El borracho cayó sobre una mesa, rompiéndola, y de inmediato diez más se levantaron de sus mesas viendo el conflicto a punto de surgir.—¿Y a ti quién te dio permiso para toquetear a mi mujer, Zaid? ¿¡Quieres perder la cabeza justo después de perder l
El sol ardiente del mediodía se cernía sobre la diminuta caravana a medida que avanzaba. Kris miraba a Jana de cuando en cuando mientras avanzaban por el agreste camino que los llevaba hacia la aldea. Durante el primer tramo del viaje estarían rodeados de árboles altos que ofrecían bastante sombra, pero Kris sabía que a medida que avanzaran, la vegetación se volvería más escasa, y el calor se haría insoportable.Jana se concentraba en el camino sin decir ni una palabra, tratando de memorizarlo. Su frente estaba perlada de sudor y de vez en cuando tosía por el polvo del camino. La sensación de estar en medio de la nada, lejos de la civilización, la llenaba de una mezcla de preocupación y ansiedad. Era obvio que tenía miedo, tendría que haber estado loca para no tenerlo, porque después de todo estaban entrando en una zona de guerra.Sin embargo Kris tenía que admitir que era dura, porque en ningún momento reflejaba lo asustada que debía estar.De repente tras un par de vueltas del camin