No era unas palabras simples, tanto Mitch como Grace estaban seguros de eso, pero hicieron silencio para seguir escuchando lo que discutían, porque las cosas no terminaban ahí.—No los subestimes —le dijo Brima a Stefan—. No son personas indefensas, si ya hablaste con Michael debes haberte dado cuenta de que tiene los pantalones muy bien puestos, y no importa que su mujer parezca una chiquilla, si no me equivoco la chiquilla te sacó más información que él solo con sonreírte.Grace levantó una ceja sugerente y se rio por lo bajo mirando a Mitch, después de todo Brima no era estúpido.—Lo sé. Sé que no son un par de inútiles —sentenció Stefan—. Pero tampoco están acostumbrados a lidiar con este tipo de situaciones. Kristoff creció en la mafia, su madre dirigió el clan por años y se lo dejó a él en situación de poder. El muchacho mata como si fuera un maldit0 deporte; no le tienen respeto, le tienen terror y es uno que sabe hacer valer muy bien. No esperes que Michael pueda converti
Durante un largo momento todos en aquella sala se quedaron en silencio, hasta que Mitch volteó la cabeza para mirar a Grace y sonrió de medio lado con un suspiro.—Es impresionante —murmuró y el hombre frente a él frunció el ceño.—¿Qué? ¿Qué cosa es impresionante?—Que la vejez te haya hecho crecer una conciencia —respondió su nieto—. Te agradezco la mentira, creo que es la primera vez que realmente siento que haces algo por mí, pero ya sé que las cosas están incluso peor de lo que me habías dicho y que si quieres que me vaya es porque crees que no puedo ser rival para Kristoff porque él es un cabrón desalmado y yo soy un buen niño.Brima abrió mucho los ojos y su mirada vagó entre Grace y Mitch.—Espera… ¿Tú cómo sabes…? —intentó balbucear hasta que Mitch le hizo un gesto condescendiente.—Olvidas que yo he visto más antes de cumplir los cuatro años que lo que muchos de tus hombres soportarán en su vida, así que supongo que fui un niño de guerra mucho antes de lo que mi hermano tuv
El silencio en aquella sala era tan profundo que parecía que nadie se atrevía siquiera a pestañar. Aquel grupo lleno de cabezas de familia, todos mayores de cuarenta años, miraban a Mitch con expresiones que variaban entre la incredulidad y la sorpresa. Jamás había pasado por sus mentes incursionar en aquel tipo de negocios pero parecía que después de todo el muchacho estaba más que decidido. —Así no es como hacemos las cosas —sentenció una de las mujeres. —Lo entiendo bien —respondió Mitch—. Pero la cuestión es esta: yo no vine de Inglaterra hasta aquí a imponer mi voluntad. Dos de las personas que están en esta mesa fueron quienes me pidieron que viniera, incluso uno de ellos fue a buscarme personalmente. Yo no necesito involucrarme en un asunto que jamás ha sido mío, si lo hago es simplemente porque conozco bien lo que es ser forzado hacer algo que no quieres. Ustedes vinieron por mí y no al revés, así que si ustedes quieren que sea yo quien dirija este clan, entonces van a ten
¡Listo, ya era oficial! Michael Dragonov se había vuelto completamente loco, porque para querer reunirse con Kristoff sin ningún motivo de peso aparente, entonces debía estar tan desquiciado como su medio hermano. Sin embargo ahora era el líder del clan, así que sus órdenes no se discutían.Stefan se aseguró de llamar a los que estaban involucrados con Kristoff y por supuesto que todos se sorprendieron cuando escucharon que el nuevo líder del clan Dragonov quería reunirse con él. Grace le hizo una señal a Stefan y este puso el teléfono en altavoz sobre el escritorio mientras hablaba con el lugarteniente de Kristoff.“¿Nuevo líder? ¿Cómo que nuevo líder?” Escucharon aquella voz de fondo y aunque Mitch no era capaz de reconocerla, no dudó ni un segundo que esa era la voz de su medio hermano.—Sí, el clan Drakon tiene un nuevo líder y queremos negociar con el clan Vrabche.“Dile que no me interesa. Yo no negocio con nadie”, volvió a escucharse aquella voz profunda.“Pero señor, ¿ni siqu
Grace tenía los ojos bien abiertos porque estaba muy consciente de que aquel sería uno de los momentos más peligrosos que atravesarían en su vida, sin embargo iban con una escolta de más de cuarenta hombres perfectamente armados, porque Mitch estaba en pro de la paz, pero tampoco era idiota como para dejarse matar sin pelear.La iglesia era imponente y una comitiva de seis curas y dos obispos los estaban esperando. Al parecer el reconocimiento de las mafias búlgaras era algo normal para ellos y también preferían hacer lo posible por llevar la fiesta en paz. Entraron y fueron dejando sus armas en las máquinas detectoras de metales. Solo un grupo de diez personas, encabezados por Mitch, Grace y Brima fueron conducidos hasta la sala principal, donde tuvieron que esperar un par de minutos hasta que llegaran Kristoff y sus hombres.En medio de la sala había una mesa con dos copas, una jarra de cristal labrado, y dos pequeños platos hermosamente decorados.Pocos minutos después vieron entr
La consternación en aquella sala era mayúscula. Nadie salvo Mitch y Grace tenían idea de lo que estaba pasando, y hasta el mismo Brima miraba espantado cómo los hombres de Kristofff intentaban moverlo sin ningún resultado. El líder del clan Vrabche estaba consciente, lúcido y despierto, pero también estaba completamente paralizado del cuello para abajo, a tal punto que si sus hombres querían llevárselo era probable que tuvieran que cargar incluso con la silla.Se volvieron furiosos hacia Mitch con ademán de atacarlo, pero los obispos intervinieron de inmediato.—¡No pueden pelear aquí, está prohibido!—¿¡Pero no vio lo que le hizo!? —gritó uno de ellos.—¡No pueden pelear aquí! ¡No está muriendo! ¡No les entregaremos sus armas así que mejor se calman! —gritó el clérigo que parecía tener más autoridad.Mitch se levantó de su asiento y caminó despacio hasta el otro lado de la mesa, apoyando el trasero con todo el descaro del mundo justo a un lado de su hermano.—Voy a dejártelo claro ah
Quién dijera que la paz no podía durar, era porque no conocía la resolución que había en el carácter de Michael Parker. Las siguientes dos semanas fueron un acto de silenciosa tregua, hasta que los que solían ser negocios de la familia Dragonov y del clan Drakon, comenzaron a fluir de nuevo pero en manos muy diferentes, las manos de un inglés con el que definitivamente ni siquiera Kristoff Dragonov se atrevía a meterse, porque le llevaba toda una vida de experiencia de ventaja y más crueldad solapada de la que cualquiera podría imaginar.—¡Ruben Easton no es alguien a quien podamos desafiar ahora mismo, Kristoff! —lo reconvino Nhora cuando vio a su hijo lanzar cosas por toda la habitación fuera de sí—. Su hijo Óscar dirige ahora el clan Santamarina, y es aún más peligroso que su padre, así que considera esos negocios perdidos. ¡De esto deberías aprender que hay negociaciones que deben aceptarse a tiempo!—¿Aceptarla? ¿En serio? —rugió Kristoff—. ¿No eres tú la que se ha pasado toda l
Kristoff frunció el ceño ante aquella afirmación, porque no entendía absolutamente nada pero estaba seguro de que Michael no decía nada en vano.“De qué diablos estás hablando?”, gruñó al teléfono y Michael respiró profundo antes de responder.—Que conste que te lo advertí, hermanito. No importa dónde yo esté, te advertí que iba a alcanzarte en el mayor silencio y que las consecuencias serían peores si me atacabas. Así que aleja a tus hombres de mi maldit@ propiedad y mándalos a pagar el fuego que acaba de iniciarse en tu almacén de la calle Koroleva.Kristoff miró a la cámara con rabia y apretó el teléfono entre sus manos.“¡Tienes que ser muy idiota para amenazarme así…! ¿De verdad piensas que te voy a creer, que voy a caer en tu juego?”—Bueno, tómate un minuto para preguntarle a tu gente para que sepas que digo la verdad. Tú pregunta con calma que yo aquí te espero —sonrió Mitch y vio por las cámaras cómo Kristoff se giraba hacia su lugarteniente y empezaba a dar órdenes.Efectiv