Eve amanece con ganas de despejarse y salir de ese lugar, y recuerda que Loyola le dijo que él podía ayudarla con salir de la mansión, decide alistarse para poder irse en el momento que Loyola se lo indique.—Loyola— Eve lo mira cruzar por el recibidor, pero él al escucharla detiene su camino— ¿puedes salir hoy? Necesito despejarme un poco.-Eve suplicaba en silencio un “porfi, pofi, porfi”Él se queda pensando en todo lo que tiene programado para ese día y acepta llevarla un momento más tarde pero aclara que sólo sería cierto tiempo, cosa que alegra a Eve, cualquier segundo fuera de las mismas paredes para ella era una bendición para agradecer.Llegó el momento de salir y se encontraron en una plaza llena de locales para poder hacer todo lo que a ella se le ocurriera, Loyola en el transcurso de tiempo que la había hecho esperar, consiguió una tarjeta sin límite de Emir para que ella pudiera estar tranquila y no sentirse presionada por el costo de las cosas.Comieron nieves, un café,
Gabriel despierta más temprano de lo normal después de saber que su pequeña Gabriela estaba enferma la preocupación hizo de él su casa, no estaría tranquilo hasta saber qué tenía su hija. El desayuno estaba en la mesa y Aranza se veía tan esplendida como siempre pero tenía un aura de superioridad que no podía dar por hecho, él no entendía cómo siempre era la primera en estar lista por las mañanas.—Buenos días cariño—Gabriel la beso en la frente para después sentarse a un lado para compartir el desayuno.—Buenos días cariño—Aranza estaba emocionada y se notaba todo su rostro era una gran y marcada sonrisa, ella se imaginaba la escena como se vería frente a ojos extraños y le encantaba, era como de una película— ¿Cómo dormiste? — Había sido tan agotador todo lo que sucedió anteriormente tanta emoción y la satisfacción de ver sus metas alcanzadas era maravilloso pero agotador que ella se había acostado rendida, no era fácil ser una mujer influyente.—No mucho, ayer me informó Dalia qu
Mina estaba nerviosa, cada paso que daba para acercarse a su hija, arriesgaba todo lo que era, todo lo que la representaba y así solo quedaba expuesta para ser amada o herida, y la incertidumbre la estaba matando.Gabriel acababa de llegar a la mansión Palacios, Mina debía reconocer que era muy valiente al enfrentarse a ella en un lugar donde ella tenía absoluta ventaja, pero ¿cómo tratar temas tan delicados rodeados de gente? Siendo personas con vidas tan públicas no pasarían desapercibidos, esa información tan delicada podría ser filtrada, y ella quería tener el control de todo.Ésta reunión sería definitiva para saber si ella debía continuar con su plan o si podría modificarlo para afectar sólo a las personas responsables, siempre había sido ése el propósito.Gabriel estaba entrando por la puerta principal, aunque Mina estaba en uno de los salones para reuniones alcanzó a escuchar el eco de la puerta cerrándose implacable ante todo lo que sus paredes encerraban.—Romina— Gabrie
Aranza está preocupada, tiene semanas sin saber qué sucede en la vida de Samuel, aunque no le interesaba demasiado, sí era alguien que conocía por completo, los movimientos que ella había tenido que seguir para estar en donde estaba en ese momento, a punto de tener una sesión de fotos invitada por una entrevista muy importante del país, la cual la haría rosar las nubes con los dedos.—Debo tenerlo controlado, con poquito que suelte la lengua y puede arruinar el imperio que estoy por construir.Aranza sabía que Samuel era un cabo suelto y que en el momento en el que dejara de ser útil, tendría que deshacerse de él, pero, ¿Cómo eliminar al soldado que hace todo por ti con sólo pedírselo? Esa era un arma de doble filo y ella era consciente de ello.La relación amorosa que había tenido con él tiempo atrás la había ayudado a comprender que los hombres, cuando están embrujados por los encantos de una mujer, eliminan las líneas que dividen lo que se debe hacer de lo que no.Samuel había sido
Emir estaba envuelto entre documentos, había muchas cosas que organizar en poco tiempo, tenía que estar atento a lo que llegara a necesitar Mina, para ser el quien estuviera con ella siempre.Los asuntos más importantes estaban siendo terminados, los hoteles los tenía en las mejores manos, con nuevas aperturas y proyectos nuevos.Cuando su secretaria entró en la oficina lo miró demasiado concentrado, pero aun así tenía que informarle la situación que estaba sucediendo afuera, no podía decidir ella sola lo que debía seguir.— Señor Palacios, hay un señor que lo quiere hablar con usted con urgencia.Emir se sorprendió, nunca tenía citas, hacía muy poco tiempo que su identidad se había revelado como para tener contacto directo con cualquiera que tuviera negocios, para eso estaban los asesores encargados quienes hacían su trabajo a la perfección.— ¿De quién se trata?— Emir quería mantenerse a la defensiva respecto a las personas auto invitadas.—Roberto Osuna.Emir se hizo para atrás
Todo estaba listo, Emir lo tenía todo planeado desde varios días antes, pero por inconvenientes e imprevistos de la “sorpresa” no había podido hacerlo.— Chicas— Dijo Emir entrando a la cocina— hoy habrá un evento en el patio trasero, sólo necesito su presencia.—Aunque quería sonar imparcial, para mantener el suspenso, una pequeña sonrisa se coló entre sus labios.Emir estaba emocionado e inquieto, era la primera vez que hacia esa clase de cosas, claro, que las hacía y que fueran para otra persona sin contar a su querida Alegra.Emir no se había dado cuenta de su cambio al momento de recordar a su exesposa y a su pequeña Emira, pero era algo notable, siempre estarían en su corazón.Pensar en ellas ya no se sentía como un castigo sino que era más un recuerdo lleno de amor, todo ese amor que él había deseado entregar pero que el destino le había arrebatado inesperadamente, había sucesos inexplicables que solo pasaban.Su corazón se estaba curando de manera casi imperceptible, todo gra
Llegar a un lugar nunca había sido tan difícil y desesperante para Gabriel, absolutamente todos los semáforos y altos que estaban en su camino para él habían desaparecido, la carretera ahora era una pista de fórmula uno y estaba dispuesto a llegar en primer lugar, lo único que importaba en su cabeza era saber que tenía que decirle Bruno, por qué la seriedad en su voz, miles de opciones se sobreponían en su cabeza, enfermedades incurables o algún problema genético de Gabriela, porque no había creído eso de “la pequeña está sana”.En cuanto se estacionó y el auto se apagó, salió corriendo en dirección del consultorio de su amigo, para él era una carrera a contra reloj. El ascensor se tardaba una eternidad en llegar, para Gabriel todo se había demasiado lento así que comenzó su lucha para subir por las escaleras todos los pisos que lo separaban de la verdad.Abrió sin tocar la puerta, tratando de recuperar el aliento después de un esfuerzo tan grande, sorprendiendo al doctor, quien es
Aranza se quedó totalmente en blanco, ¿que se suponía que debía decir en ese caso? Mentir o decir la verdad, debía ser inteligente. Para no hacer algún tipo de locura decidió sacar la vuelta a la respuesta y contestar con una pregunta.— Cariño ¿a qué te refieres? — ella se acercó tímidamente para abrazarlo y así mantener el contacto físico entre ellos, tal vez así disminuiría el disgusto que veía en él.— Aranza— Gabriel se alejó de ella, con mucha cautela no quería lastimarla más, además de lo que tenía que decirle no era nada agradable de escuchar o de decir. — Vengo de ver al doctor, y me dice que el tipo de sangre de Gabriela es B positivo.Él se mantuvo en silencio en espera de una reacción, algo que le indicara cual era la verdad sobre su esposa, pero Aranza igual o más ignorante en ese tipo de temas no se dio cuenta de qué era a lo que se estaba refiriendo su esposo, para ella no era algo importante, todos tenían sangre y los tipos era para las transferencias u operaciones ¿N