Emir estaba envuelto entre documentos, había muchas cosas que organizar en poco tiempo, tenía que estar atento a lo que llegara a necesitar Mina, para ser el quien estuviera con ella siempre.Los asuntos más importantes estaban siendo terminados, los hoteles los tenía en las mejores manos, con nuevas aperturas y proyectos nuevos.Cuando su secretaria entró en la oficina lo miró demasiado concentrado, pero aun así tenía que informarle la situación que estaba sucediendo afuera, no podía decidir ella sola lo que debía seguir.— Señor Palacios, hay un señor que lo quiere hablar con usted con urgencia.Emir se sorprendió, nunca tenía citas, hacía muy poco tiempo que su identidad se había revelado como para tener contacto directo con cualquiera que tuviera negocios, para eso estaban los asesores encargados quienes hacían su trabajo a la perfección.— ¿De quién se trata?— Emir quería mantenerse a la defensiva respecto a las personas auto invitadas.—Roberto Osuna.Emir se hizo para atrás
Todo estaba listo, Emir lo tenía todo planeado desde varios días antes, pero por inconvenientes e imprevistos de la “sorpresa” no había podido hacerlo.— Chicas— Dijo Emir entrando a la cocina— hoy habrá un evento en el patio trasero, sólo necesito su presencia.—Aunque quería sonar imparcial, para mantener el suspenso, una pequeña sonrisa se coló entre sus labios.Emir estaba emocionado e inquieto, era la primera vez que hacia esa clase de cosas, claro, que las hacía y que fueran para otra persona sin contar a su querida Alegra.Emir no se había dado cuenta de su cambio al momento de recordar a su exesposa y a su pequeña Emira, pero era algo notable, siempre estarían en su corazón.Pensar en ellas ya no se sentía como un castigo sino que era más un recuerdo lleno de amor, todo ese amor que él había deseado entregar pero que el destino le había arrebatado inesperadamente, había sucesos inexplicables que solo pasaban.Su corazón se estaba curando de manera casi imperceptible, todo gra
Llegar a un lugar nunca había sido tan difícil y desesperante para Gabriel, absolutamente todos los semáforos y altos que estaban en su camino para él habían desaparecido, la carretera ahora era una pista de fórmula uno y estaba dispuesto a llegar en primer lugar, lo único que importaba en su cabeza era saber que tenía que decirle Bruno, por qué la seriedad en su voz, miles de opciones se sobreponían en su cabeza, enfermedades incurables o algún problema genético de Gabriela, porque no había creído eso de “la pequeña está sana”.En cuanto se estacionó y el auto se apagó, salió corriendo en dirección del consultorio de su amigo, para él era una carrera a contra reloj. El ascensor se tardaba una eternidad en llegar, para Gabriel todo se había demasiado lento así que comenzó su lucha para subir por las escaleras todos los pisos que lo separaban de la verdad.Abrió sin tocar la puerta, tratando de recuperar el aliento después de un esfuerzo tan grande, sorprendiendo al doctor, quien es
Aranza se quedó totalmente en blanco, ¿que se suponía que debía decir en ese caso? Mentir o decir la verdad, debía ser inteligente. Para no hacer algún tipo de locura decidió sacar la vuelta a la respuesta y contestar con una pregunta.— Cariño ¿a qué te refieres? — ella se acercó tímidamente para abrazarlo y así mantener el contacto físico entre ellos, tal vez así disminuiría el disgusto que veía en él.— Aranza— Gabriel se alejó de ella, con mucha cautela no quería lastimarla más, además de lo que tenía que decirle no era nada agradable de escuchar o de decir. — Vengo de ver al doctor, y me dice que el tipo de sangre de Gabriela es B positivo.Él se mantuvo en silencio en espera de una reacción, algo que le indicara cual era la verdad sobre su esposa, pero Aranza igual o más ignorante en ese tipo de temas no se dio cuenta de qué era a lo que se estaba refiriendo su esposo, para ella no era algo importante, todos tenían sangre y los tipos era para las transferencias u operaciones ¿N
Mina estaba entre llamadas, y programando todo lo que estaba por venir.— Sí los primeros colores… la combinación es muy agradable a la vista… le queda al fondo de la imagen… si así es…Mina se encontraba en su habitación, pero de un momento a otro le dolió más fuerte el estómago se había mantenido con él inquieto, tenía días que no se sentía bien pero el tiempo era clave no podía perderlo en ese tipo de cosas, ella trató de controlar el dolor comenzando a caminar de un lado a otro, la llamada se estaba alargando más de lo que ella tenía pensado.Hasta que una arcada llegó con demasiada fuerza y cortó la llamada:— Bueno cualquier cosa me avisas. — No esperó a que terminaran de despedirse del otro lado de la línea y colgó, corriendo inmediatamente después de eso al baño.Mina comenzó a vomitar todo lo que había comido ese día, arcada tras arcada le dolía más la garganta, hasta que por fin se detuvo ese impulso de expulsar lo que tenía en su interior y poder descansar.— Creo que no
Aranza estaba cansada, tenía días que había estado la totalidad del tiempo en la habitación de la niña, aunque cuando entraba la nana ella se hacia la dormida, estaba cansada y sucia, muy sucia. Como medida de protesta por la falta de confianza de Gabriel, no había querido salir o asearse, para así evitar todo lo posible el contacto con él. La puerta sonó, Aranza corrió a acurrucarse en un sillón que era para arrullar a Gabriela, lo bueno que era reclinable, ya que lo hacía más cómodo. Sin esperar respuesta Gabriel entró, alerta y con cuidado al mismo tiempo. — Cariño— Dijo suavemente— Recuerdo que diste esta fecha sería el lanzamiento de tu entrevista. Aranza se puso alerta, no sabía cuánto tiempo había pasado ahí metida, tan concentrada en mantener su postura de indignación y tristeza que se había olvidado de algo realmente importante, su entrevista. Respiró profundo y contó hasta cincuenta, considerando suficiente tiempo para que Gabriel creyera que estaba desinteresada, o mí
Aranza estaba consumiéndose en su propia furia, absolutamente todo estaba en esas páginas, su relación con Samuel, fotografías con la cigüeña, en el intercambio de efectivo con alguien desconocido, (que era Eve pero ella no la identifico ya que estaba la cara censurada). Todas sus mentiras, incluso todos los delitos que había cometido en el pasado, todos los idiotas que había creído en los cuentos de hadas y después se quejaron por no tener su final feliz, idiot*s eso eran unos reverendos idiot*s, si los había estafado era porque ellos así lo habían querido, estaba todo antes incluso de llegar a la vida de Romina, explicaban cómo ella había organizado la desaparición, secuestro y compra—venta de una bebé recién nacida, y que la había hecho pasar por su hija. — ¡AAhhhh! — gritó desesperada, no había nada que pudiera hacer para detener todo eso. Todo le dio más rabia porque entre todas las acusaciones estaba ella con una sonrisa, en las fotografías que parecían burlarse de ella, eng
— Sé que tu planeaste lo de mi aparición en el hotel— al decir cada frase Mina le jalaba el brazo a Aranza cosa que le provocaba un dolor intenso y electrizante, haciéndola gritar de agonía— Sé que te reíste de mi dolor por estar sola y abandonada, cosa que tú habías provocado— otro jalón en el brazo—Sé que te robaste a mi hija el día de su nacimiento— Otro jalón en el brazo— y sé que lo único que motiva tu asquerosa vida es llegar a ser la mitad de lo que soy.Mina estaba fuera de sí misma, todo lo que podía ver era como una especie de película eran todos los momentos en los que había confiado en ese alacrán que tenía inmovilizado en ese momento.— Ahhh—Aranza se esforzaba por no gritar, no quería darle el gusto de verla de esa manera pero era demasiado dolor como para no hacerlo.— No hice nada de eso.— Por favor si quieres te regreso la revista, maldit*, para que revises cada una de las cosas que están ahí y las recuerdes, todo tiene pruebas y algunos de esos delitos no han pres