—¡Lucius! Tranquilo… Por favor… —exclamaba Valentina, mientras lo miraba asustada, sollozando, cuando se abrió la puerta de la cocina, Frank fue el primero en entrar seguido por Scott
—¡Hermano! ¡¿Qué te pasa?! —gritó Scott
—¡No lo sé! Se sintió mal… de pronto… —dijo Valentina, mientras Diana estaba inmóvil, solo mirándolos con ojos tan horrorizados
Frank se apuró a enderezar la postura de Lucius, que estaba enrojecido, tenso, se veía muy mal, la puerta volvió a abrirse, Melissa entró y salió llamando a una ambulancia, apenas entró Meredith miró la escena con horror, y salió de prisa
—¡Lo han envenenado! —exclamó Meredith con voz tan fuerte, Esteban iba bajando la escalera
—¡¿Quién?!
—&iex
Love comenzó a guardar cosas en una mochila, mientras Lisa imitaba su actuar, ambas sentían la adrenalina, pero sabían que era su última oportunidad de alejarse del monstruo de Lucius y no podían desperdiciarla, estaban seguras de que lo único que querían eran ser libres de ese verdugo. Scott pidió al doctor poder ver a Lucius, necesitaba ver a su hermano. —Quiero ver a mi hermano, por favor. —Pude verlo, pero solo diez minutos, él ahora necesita mucho descanso. Scott asintió y le pidió a Valentina que lo esperara, ella aceptó Cuando Scott entró en la habitación, llevaba puesta ropa médica, que debía usar para poder visitar a Lucius, lo encontró tendido en aquella camilla de hospital, se veía tan débil, que sintió tristeza de verlo en ese estado, la sola idea de que su madre fuera la culpable de algo tan cruel, estrujaba su corazón, se acercó un poco, lo observó, su mirada era muy compasiva, de pronto, Lucius abrió sus ojos verdes, y sus miradas se encontraron —¡Hermano! —exclamó
Love se quejaba de tanto dolor en su vientre, mientras Lisa intentaba contenerla, sentía demasiado miedo de perder a su bebé, ella amaba a su hijo, soñaba con el día en que podría ver sus ojos, abrazarlo, cuidarlo de todo el mal de Lucius por eso aceptó huir, por darle a su bebé una mejor vida, lejos de ese infierno que ella cargaba en sus hombros, perderlo sería lo peor en su vida, lloraba con miedo. Scott manejaba cada vez más rápido, solo con el deseo de poder llegar pronto al hospital para que Love fuera atendida, no quería que su hermano sufriera la perdida de su hijo, eso sería un golpe terrible, luego de todo lo que Scott creía que Lucius había sufrido, y temía por Love y su salud. Apenas llegaron, él bajó del auto, y gritó a los enfermeros —¡Tengo a una mujer embarazada con amenaza de aborto! ¡Ayúdenos, Por favor! —exclamó desesperado Los enfermemos corrieron a atender su súplica y trajeron una camilla, donde cargaron a la mujer y pronto la llevar adentro para que fuera ate
Scott salió junto a su madre y la miró con rabia —¿Qué es lo que intentas hacer, madre? ¿De verdad ibas a matar a tu propio hijo? —exclamó con tal desesperanza que la misma Diana sintió temor —Yo… quería ver como estaba, eso es todo. —¡No me mientas, Diana! —exclamó tomando su brazo, y ella se liberó al instante —¡No miento! Debo ir a casa —dijo Diana mirándolo con ojos enormes. Ella simplemente se fue de ahí, Scott bajó la mirada, tuvo que entrar de vuelta a la habitación —El señor no puede tener más intranquilidad, él necesita descansar. Scott asintió y la enfermera salió —Hermano… ¿Cómo está mi mujer? ¿Qué pasa? Scott le miró con compasión, no sabía cómo debía decírselo, se acercó despacio y lo miró —Escucha, ella alió en el auto junto a su hermano. Inmediata té Lucius se enderezó, a pesar de su dolor, se sacó la mascarilla de oxígeno y le miró con ojos grandes —¡Imposible! Ellas no saben manejar —exclamó desesperado —Por desgracia tuvieron un accidente, pero están bien
Alicia caminaba por las calles, luego de bajar de un taxi, recordaba las crueles palabras de Melissa Brighton, y la mirada decepcionada de Meredith, le dolió mucho dejar al pequeño Henry, pero, ¿Qué podía hacer cuando fue echada sin contemplaciones de la mansión Brighton? Ella no podía simplemente quedarse, cuando llamaron a empleados para echarla de ahí, las lágrimas calientes cayeron por sus mejillas, sintiendo como su corazón estaba totalmente roto«Flashback:—¡Está m*****a mujerzuela se ha convertido en la amante de tu padre! —exclamó MelissaLos ojos de Meredith se abrieron tan grandes y con gran estupor, ella no podía creer en eso—¡Eso es una mentira tuya! —dijo Meredith —Como siempre, crees lo peor de mí, pero no, tú mismo padre ayer me lo dijo, dijo que amaba a esta mujer, y por eso la defendía sobre de mí, ahora, ¿Cómo puedes pensar que tu padre es bueno? ¿Cómo? Si él también me ha sido infiel.Alicia quería huir de esa plática tan violenta, estaba cansada de esa violencia
Meredith estaba sentada en una banca del jardín, Scott se acercó a ella, notaba que estaba llorando, y se sentó a su lado —Meredith, cariño, ¿Podemos hablar? Ella limpió sus lágrimas y lo escuchó —Sé que, estás sufriendo, que a veces los padres nos hacen sufrir, si de algo sirve, te diré que nunca lo hacemos adrede, los padres no siempre saben serlo, y es difícil aprenderlo, ser hijo es fácil; juzgar, pedir, exigir, pero, debemos tolerar, tu madre te ama, y tu padre también, pero no pueden estar juntos, el amor se acabó, y eso suele pasar, juzgas a tu padre con rudeza, pero, Melissa también se equivocó, y no somos nadie para juzgar a un padre, porque, todos somos humanos, pronto serás madre, y verás que no es nada fácil saber qué, cada paso que das, influirá en la vida de tu hijo, para bien o mal. Meredith tocó su vientre, y lágrimas calientes corrieron por su rostro —Lo sé, tío, pero, siento como, si mi padre, mi perfecto padre se hubiese roto ante mis ojos. —No obligues a tu pa
Scott estaba al borde de la cama, miraba a su pequeño bebé dormir, pero después, solo colocó el dosel sobre la cuna para dejarlo descansar, era tan pequeño y tierno, que a veces Scott se preguntaba como podía ser tan hermoso y ser hijo suyo, porque era tan perfecto y él no se sentía para nada de esa manera. El se sentó al filo de la cama, y pensó en su madre, ¿Cómo podría una mujer estar tan errada con su vida? Scott pensó en la suerte que él había tenido, tal vez su madre siempre fue una mujer amargada y cruel, incluso con él mismo y nunca lo notó, pero su padre estuvo ahí por suficiente tiempo para mostrarle que la vida era bella, que el amor se pagaba con amor, Scott supo entonces cuánto lo extrañaba y cuánta falta le hacía que estuviera ahí a su lado. Sintió unas pequeñas manos que se aferraron a su cintura y besaron su hombro —Mi amor, ¿En qué piensas? Ven a dormir. Él limpió una lágrima que corría por su rostro, y Valentina se enderezó de rodillas sobre la cama, para por fin
Valentina le miró severa, con ojos bien grandes, y se acercó a él, era como retadora, pero incluso ante ese gesto, Lucius pensó que era perfecta y hermosa —¿Por qué? Deberías responderlo por ti mismo, no te tengo miedo, Lucius, y estoy dispuesta a enfrentarte para proteger a estas mujeres y a quién sea de ti. —¿De mí? Querida, creo que estás actuando de un modo extremista —dijo con una sonrisa sutil en sus labios—. Yo nunca lastimaría a mi hijo, Love espera a mi hijo, así que… —Di lo que quieras, Lucius, pero estás advertido, protegeré a Love y a Lisa si tratas de lastimarlas, y mejor que no lo hagas, porque yo no soy mi madre, yo no creo en ti, yo no voy a ser buena contigo, te lo advierto. Lucius la miró sorprendido de su rudeza, y ella salió tan rápido, él bajó la mirada, era notable que las palabras de esa mujer le causaban dolor, porque para Lucius, Valentina era como si fuera una extensión de su madre, era como si fuera la misma Molly en otra vida, pero en esta, ella lo odiab
Lisa y Lucius volvieron a la mansión Brighton, y la joven se sentía mal, ella aún permaneció en el jardín, cuando Luicus entró en casa —¡Ni se te ocurra escapar! O no volverás a ver a tu hermana, jamás —sentenció Luicus Lisa se sentó en una banca del jardín y se echó a llorar, se sentía asqueada por lo que había hecho, cubría su rostro con sus manos y pensaba que era la peor persona del mundo «¡Soy lo peor! ¿Cómo llegué hasta aquí! Ojalá que ese doctor no siga las órdenes de Lucius, ojalá que ese maldito pague caro todo el daño que nos ha hecho a Love y a mí» pensó —¿Lisa? ¿Estás bien? —exclamó Scott al verla tan mal, él venía del granero luego de hablar —Sí —dijo ella limpiando sus lágrimas, pero su rostro seguía igual de desencajado —Si necesitas cualquier cosa, incluso hablar con alguien, recuerda que en mí y en Valentina puedes confiar. Ella sintió que no podía más, que estaba rota y necesitaba un refugio, de pronto solo se abalanzó a los brazos de Scott, y él se quedó perp