Cap. 29 Descuida, ¡yo te mantengo!
Uno de los hombres que habían enviado a auditar a Donald encontró en la computadora de la oficina un archivo que tenía el nombre Eva.

—Creo que encontré algo.

Le mostró a su superior y este asintió y llamó a Brenda.

—Señorita Novak, encontramos un archivo con el nombre de Eva.

—Perfecto, ábranlo y descubran si hay algo más.

Cerró complacida y su hermano la miró con curiosidad.

—¿Qué te hace tan feliz?

—No lo sé, siento que todo va a cambiar.

—Apolo no vale nada, hermana.

—Puede ser, pero su dinero lo vuelve valioso.

—Si pudiera, le pegaría una buena zurra, me dio el auto.

Ella lo miró extrañada.

—¿Qué auto?

—Mi auto deportivo, el naranja.

—Oh, creo dijiste que tenías un percance con él.

—Más que percance, fue Eva la que me lo dañó.

Eso le interesó y se acercó a su hermano.

—Cuéntamelo todo.

Dietrich le narró su episodio con la mesera y Brenda, interesada, le comentó.

—Ella fue defendida por Apolo.

—Dijeron que eran novios.

—Es raro, muy raro. Apolo no es de los que sale con una mesera,
La Pluma

Eva, Eva, siempre tan ocurrida y desafiante, dejó a todos wtf,

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