Bern se para frente a mí—te extraño como no te imaginas—acaricia mi cabello.Entramos al jardín y nos ocultamos detrás de un árbol.—Sé que te dije que no quería verte a escondidas ni nada por el estilo, pero después de todo lo que ha pasado, tenía que contarte todo.—Lo entiendo, y que bueno que lo hiciste, de no hacerlo podría pensar que ya no querrías verme—sonríe.—Nunca te atrevas a pensar eso ni por un segundo, lo que más ansió es que todo se resuelva—le doy un beso en la comisura de sus labios.Suena el teléfono de Bern, por su expresión supongo que se trata de la pelirroja, él toma la llamada y yo me quedó en silencio.—Espérame unos minutos, tuve que salir a resolver algo importante—contesta Bern y finaliza la llamada.Miro hacia el cielo y rodeo mis piernas con mis brazos.—Era la pelirroja, ¿verdad? —no puedo evitar preguntarle.—Sí—también mira el cielo—tengo un par de minutos y quiero aprovecharlos.— ¿Qué tienes que decirme?—Como sabes ella está viviendo conmigo, faltan
Antes de salir de mi habitación, entra Mia.—Lena, no te vayas, sabes que aquí lo tienes todo.—No es así—le respondo de inmediato.—Sé que no te haré cambiar de opinión—se sienta en mi cama.—Nos vemos Mia—salgo de allí.Bajo las escaleras y al salir de mi casa le llamo a Marie para que vaya por mí, pronto llega en su camioneta.— ¿Qué fue lo que pasó?—Me corrieron de casa—me rio.— ¿Y porque te estas riendo? —se confunde.—Porque al fin voy a cumplir mi sueño Marie.Llegamos a su casa y le pido alojamiento temporal a sus padres mientras monto mi cafetería con Helga, ellos aceptan sin duda, ya que soy como una hija más para ellos. Me voy a descansar a la habitación de las visitas, ya que esta será mi habitación mientras vivo en casa de Marie.Saco mi teléfono y le envió la dirección de Andra a Mia, para que le envié el presente que me menciono, sé que nuestras diferencias no afectan lo demás. Ya que estoy en mi teléfono aprovecho para enviarle un mensaje a Bern:“¿Estas ocupado?” le
En la mesa bromeamos sobre nuestra situación familiar, de algún modo eso nos une aún más como socias. Terminamos de comer y le ayudo a lavar los trastes.—Lena, no sé en donde te estas quedando ahora, pero puedes ser mi roomie, tengo mucho espacio en este departamento; o si lo prefieres puedo ayudarte a conseguir un departamento como este.—Muchas gracias Helga, es muy amable de tu parte; pero primero quiero que montemos la cafetería y después con mucho gusto te tomo la palabra para que me ayudes a conseguir un departamento.—Me encanta que eres muy estructurada y sensata—me sonríe.—Ahora tengo que calcular bien todos mis movimientos para no dar un paso en falso.Al terminar, me despido de Helga y le recuerdo que me envié los datos más tarde para nuestra cita con el abogado; pero ella insiste en llevarme a casa, así que no puedo negarme.En la entrada de casa de Marie me bajo de su cuatrimoto y tomo mi portafolio.—Nos vemos mañana Helga—le doy un beso en la mejilla.—Hasta mañana Le
Al fin Marie y yo nos vamos a descansar, nos acurrucamos juntas en mi cama y nos quedamos dormidas en seguida.Domingo 12 de abril del año en curso.El sonido de mi alarma me despierta, me levanto y la apago, Marie se queda en la cama; me voy a dar un baño y cuando salgo me visto de prisa, me pongo unos pantalones negros formales con una blusa de manga larga, color blanca y escote en v, me fajo los pantalones con un cinturón para estilizar mejor mi figura y al final me pongo unas zapatillas negras.Como hago ruido en la habitación, Marie se despierta. — ¿Qué hora es Lena?—Hora de levantarse—le quito su cobija.—No, es domingo, los domingos son para descansar—patalea en la cama.—Puedes seguir durmiendo, no demoraré mucho en salir.—Vale, date prisa.Me seco el cabello y me maquillo, arreglo mi portafolio de nueva cuenta para tener todo en orden. Cuando estoy lista me despido de Marie, ya que sé que los días domingos ella se levanta tarde, de hecho, muy tarde.—Desayuna, antes de irt
«Presiento que la pelirroja será un gran dolor de cabeza, ya no la quiero cerca de mí, ella no me da miedo, lo que temo es que le pasé algo a su bebé, me sentiría fatal si algo le pasa por causa mía. Tengo que ser fuerte y continuar haciendo lo que tengo que hacer, tengo que confiar en que con la ayuda del tiempo todo se pondrá en su lugar.» Helga se estaciona afuera de la casa de Marie.—Oye Lena.—Dime.—No sé muy bien qué pasa con la pelirroja, pero no me causa buena impresión, ten cuidado con ella—me advierte.—Gracias por preocuparte Helga, lo tengo en cuenta, créeme.Nos despedimos con un beso en la mejilla, Helga espera en su cuatrimoto hasta ver que yo entre a casa, es su forma de cuidarme; al caminar para la puerta principal alcanzo a ver a Marie husmeando por la ventana.Abro la puerta de golpe— ¿Qué haces Marie? —me río.—Esperándote— me sonríe.Voy a dejar mis cosas a mi habitación y Marie me sigue, sus padres aun no llegan a casa, tal vez tarden un poco más en llegar;
Me limpio mis lágrimas de prisa antes de que alguien pueda verme, a la par entra la doctora con una enfermera y Daniel.—Por suerte lo encontré; voy a hacer tu papeleo de tu alta del hospital y la enfermera te ayudará a desconectarte el suero y todo lo demás.—Muchas gracias doctora.—Te traerán ropa limpia para que puedas cambiarte la bata—me señala—y Daniel, por favor ayúdala en todo.Daniel asiente con la cabeza, la doctora sale de la habitación y la enfermera se apresura a ayudarme.—Listo, aquí dejo tu ropa—la pone en el mueble que se encuentra a lado de la cama—cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme, a lado de la cama tienes un botón, si lo presionas lo escucharé y vendré a verte en seguida—me muestra en donde se encuentra el botón rojo.Le doy las gracias a la enfermera y ella sale de la habitación; me levanto con cuidado de la cama y tomo mi ropa.—Te ayudo o ¿prefieres que te espere aquí Lena? —me dice Daniel.—Espérame aquí, no me tomara mucho tiempo, ahora vuelvo
—Bueno, la diversión llego, no permitiré que te tengan acostada—se ríe Daniel y se tumba en uno de los sillones—Marie, ¿tienes juegos de mesa?—Vale, ¿por qué no se me ocurrió antes?—Porque yo soy la diversión—Daniel suelta unas carcajadas.—Recuerden que soy una ganadora, así que no lloren cuando los derrote—les advierto.—No pasará otra vez Lena, esta vez los voy a vencer—nos dice Marie.Daniel y yo esperamos a Marie en la sala mientras ella va a buscar el juego de “turista”, es uno de nuestros favoritos y en el que nos mostramos más competitivos.—Lo encontré, ayúdenme a acomodarlo—pone la caja sobre la mesita de centro de la sala.Nos acercamos, me siento en cuclillas con Marie para acomodar el juego y, Daniel va a la cocina a buscar botana.—Listo, podemos empezar a jugar—nos dice Marie.—Primero yo—se apresura Daniel a tomar los dados.—Eres un tramposo—le digo indignada.— ¿Por qué?—Tenemos que tirar los dados todos juntos y el que obtenga un número mayor puede comenzar el ju
Me levanto y me siento sobre la cama.—Muy bien Bern; esto debe parar ya, la pelirroja comienza a asustarme y tampoco quiero que le pase nada ella o a tu bebé por todas estas escenas.—Ahora me doy cuenta que hablar con ella no es suficiente—me responde Bern.—Así es y no me sorprende que apenas te des cuenta de eso; es mejor que sigas con tu vida y yo con la mía—se forma un nudo en mi garganta, se siente tan fuerte que me quedo sin palabras.—Lena, podemos…—No podemos, al menos no ahora—volteo a verlo a los ojos—Bern, no importa cuánto hagamos o cambiemos como personas, si la pelirroja insiste con su actitud, encontraré hasta el momento menos pensado para seguir siendo y actuando como ella es.—Pero Lena, no quiero estar lejos de ti, me mata la idea de solo pensarlo.—Te entiendo, a mí también…—Vale, tomémonos el tiempo del embarazo para que todo esto se calme y podamos ver con claridad nuestro camino.— ¿Y si pasa lo mismo? Si la pelirroja después de dar a luz sigue con lo mismo,