Después de tenerlo todo preparado, Noa tuvo todas las comidas empacadas y luego las puso en una caja termo.–– Ya están todas. Son comidas adecuadas para el abuelo. Llévaselas.Alex frunció el entrecejo y preguntó.–– ¿No vas conmigo? –– No, he dejado todas las comidas preparadas. –– ¿Cómo explicaré si el abuelo me preguntará por qué no ha ido conmigo? –– ¿Acaso no sabes cómo responderle?El aire se congeló otra vez. –– ¿Podemos hablar un poco?¿Hablar?Noa no sabía qué más podría hablar con Alex. Había logrado el acuerdo de divorcio, solo le faltaba el registro en la administración. –– Estos años el abuelo ha estado en situaciones complicadas de salud. Y esta vez, ha recaído en la enfermedad por saber solo un poco de información sobre nuestro divorcio. Entonces…Quería que Noa le ayudara a ocultar la verdad al abuelo, al menos, temporalmente.Sin embargo, mirando a la chica delante de él, no pudo abrir la boca y decirle lo que quería.Porque la chica había perdido tres años de su
Después de terminar la sopa, la abuela Hernández sacó una toallita y se limpió los labios con mucha elegancia. Se rio hacia Noa y dijo, –– La sopa está riquísima. Muchas gracias, mi querida niña.Noa también le respondió con una sonrisa. Era hora de salir. La cosa debería terminar así. –– Abuela, voy a… –– Querida, tengo algo para ti.Las palabras de despedida de Noa se detuvieron en su garganta.La abuela se quitó una pulsera de su muñeca, se la pasó a Noa y dijo, –– Toma.Era una pulsera de jade bastante pesada que valoraba mucho.Noa no había estado en comunicaciones muy cercanas con la abuela Hernández antes, pero esta pulsera era muy impresionante para ella, porque creía que la pulsera le convenía mucho a la abuela. En su impresión, la abuela era una persona muy amable y elegante, su pulsera también mostraba esta característica como su dueña.Noa se apresuró a rechazar cuando la abuela estaba a punto de ponerle la pulsera. ––Abuela, no, no puedo aceptarla. –– Por supuesto que
––¡Margarita! –– Claudia miró a la sirvienta con mucha incredulidad––. ¿Tú, te atreves a hablar conmigo con esa actitud?Margarita había acompañado a la abuela durante mucho tiempo. Por eso, tenía mucha confianza en sus palabras. –– Si la señora Hernández no está contenta con el resultado, podemos preguntarle a la abuela juntas. La pulsera ya se la ha regalado a la señorita García. Señora, no vuelva a intentar quitársela, por favor.Claudia estaba súper enojada. Es una pulsera que valoraba y le gustaba mucho. Era aceptable que la vieja no se la diera, porque ella también tenía muchas otras joyas.Sin embargo, ¡la anciana se la dio a Noa!¡Era Noa! ¡La ex nuera más inútil y que más odiaba! La actitud de Margarita era dura, por eso Claudia se giró hacia Noa y le dijo fríamente, –– Noa, ¿por qué todavía estás ahí? ¡Dámela la pulsera ahora mismo!Estaba muy acostumbrada a dar órdenes a Noa como antes. Ahora también le dijo a Noa con el mismo tono de querer ordenarle. Creía que Noa sería
Después de un buen silencio, Noa abrió la puerta para subir al auto y dio una dirección.Miguel no dijo nada más y el auto arrancó.En ese tiempo del día, siempre hay atasco y no es fácil conducir en la calle. Como se tiene que esperar mucho tiempo ante un semáforo.Noa miró afuera de la ventana, los altos edificios, los coches yendo y viniendo, los árboles yendo hacia atrás, con el corazón lleno de sentimientos murmuró:—Él te dejó que me llevaras, ¿y él?Miguel sonrió y respondió:—Señorita García, no se preocupe, el Señor Hernández condujo el coche de la mansión vieja al hospital —Noa se quedó sin palabras.«Así es, no les faltan coches para conducir, y Alex no va a ser tan estúpido a tomar un taxi, y ¿de qué me preocupo?»Pero Miguel estaba un poco alegro por su pregunta. Antes pensó que la señorita García era tan indiferente ante el señor que tal vez lo ignoraría por siempre, pero ahora vino y había visitado al abuelo, le preparó la sopa, y ahora incluso se preocupó por si el seño
Tendría que verlo tarde o temprano, pues ella ya tomó la decisión.—Más tarde hablamos, ahora estoy en camino al hospital, calmas al abuelo primero y dile que he ido a comprarle regalo.—Bien —se notó la alegría en la voz de Alex aunque no fue obvio, sino muy reservada. La mayoría no podrían descubrirlo, pero Noa ya le conocía muy bien, por eso lo logró distinguir muy pronto al escuchar. Ella arqueó los labios y colgó rápido.Miguel la miró con mucha cautela y preguntó:—Señorita, ¿adónde vamos ahora?—Primero al supermercado, luego al hospital.Como ya le dijo que le compraría un regalo, lo tendría que hacer, si no, ¿cómo podría convencer al abuelo?—Vale, ahorito le llevo allí.***—¿Dónde está Noa? —preguntó el abuelo Camilo sentado en la cama del hospital deprimido—. Solo volvió a preparar la comida, pero ¿por qué aun no vino? Alex, ¿la maltrataste de nuevo?Al escucharlo, Alex se sintió impotente y gruñó:—¿Cuándo la he maltrato? Además, ¿no te dije que fue a comprarte un regalo?,
Noa se acercó con una sonrisa ternura y dijo:—Abuelo, vine sin haber traído ningún regalo cuando bajé del avión hoy. Acabo de pasar por el supermercado y compré algo para ti.—Hija, no tienes que gastar dinero para comprarme nada —el abuelo Camilo se conmovió y tomó la mano de Noa con los ojos rojos—, la comida que me preparaste es el mejor regalo para mí, gracias hija.Al ver a Noa por fin regresar, los ojos de Camilo estaban llorosos, aunque sabía que era un poco terco e insistente.Pero era una buena pareja, creía que no se podía romper así, y tenía que hacer todo lo posible para mantenerla para su nieto. En cuanto a si podrían seguir adelante, dependía del destino y lo que haría el carajo Alex.El abuelo Camilo habló mucho con Noa y dijo cada cosita sin importar nada. Como Camilo ya era mayor, poco a poco se quedó dormido apoyando en la cama.Al ver esto, el abuelo Adrían susurró:—Bueno, déjamelo a mí. Si tienen algo que hacer, ocúpense. Cuando Camilo se despierte, y si quiere ve
Después de ver a la gente en el ascensor, la voz se detuvo de repente. Al mismo tiempo, Alex empujó a Noa hacia detrás de él.Pero la hablante, Alice Ibañez, no pudo evitar chocar con la mirada de Noa.¿Qué ojos eran esos? Con solo un vistazo, pero se podía decir que en el mundo no existía una tal palabra para expresar lo maravillosos que eran sus ojos, tan claros que eran como si subieran hablar, pero también un poco fríos como el hielo en una alta montaña.Lo más importante es que los ojos eran un poco familiares. «Parece que... ¿dónde los he visto?... No no... Ahora lo importante no es la linda, sino...»—Se... señor Hernández... —ante la mirada fría de Alex, comenzó a temblar Alice.«¿Qué... qué acabo de decir?, parece que ¿he hablado mal de otra actriz de la empresa frente al señor Hernández? Joder, él odia mucho que los actores maquiavélicos de su empresa se maldigan mutuamente.»Una vez descubierto, la empresa o canceraría el contrato, o dejaría de darle oportunidad a ser actor
—¿Por qué la pregunta? ¿Las dos no eramos las únicas en el ascensor?—Pero...—No hay un pero, a menos que quieras perder tu trabajo.La asistente ya entendió y se tragó todas las palabras que planeaban decir, bueno, el trabajo era lo más importante, y los chismes no.Al ver que dejó de preguntar, Alice se sintió aliviada. No quería que su asistente dijera tonterías. Después de todo, si lo hiciera, ella también se quedaría en problema. Ni siquiera pensar si Entrenamiento de Arte Próspera le cancelaría el contrato.Pero... también tenía un poco de curiosidad por saber quién era esa mujer... ¿Por qué esos ojos eran tan familiares? Pero Alice simplemente no podía recordar dónde los había visto.***Cuando el ascensor llegó al piso de su oficina, Alex por fin habló: —Ya estamos —su tono no era tan frío como hace un poco, con algo ternura.Noa solo pasó por él callada. Al principio ella planeó estado allí sin moverse, pues los dos estaban lejos dentro del ascensor, si ella fingió no conoce