Capítulo103
Noa se acercó con una sonrisa ternura y dijo:

—Abuelo, vine sin haber traído ningún regalo cuando bajé del avión hoy. Acabo de pasar por el supermercado y compré algo para ti.

—Hija, no tienes que gastar dinero para comprarme nada —el abuelo Camilo se conmovió y tomó la mano de Noa con los ojos rojos—, la comida que me preparaste es el mejor regalo para mí, gracias hija.

Al ver a Noa por fin regresar, los ojos de Camilo estaban llorosos, aunque sabía que era un poco terco e insistente.

Pero era una buena pareja, creía que no se podía romper así, y tenía que hacer todo lo posible para mantenerla para su nieto. En cuanto a si podrían seguir adelante, dependía del destino y lo que haría el carajo Alex.

El abuelo Camilo habló mucho con Noa y dijo cada cosita sin importar nada. Como Camilo ya era mayor, poco a poco se quedó dormido apoyando en la cama.

Al ver esto, el abuelo Adrían susurró:

—Bueno, déjamelo a mí. Si tienen algo que hacer, ocúpense. Cuando Camilo se despierte, y si quiere ve
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