Alex no pudo evitar mover un poco sus brazos y pellizcar su cintura blanda y suave.—Emm… —Noa emitió un sonido, como una bebé mimada.Cuando se dio cuenta de que era Alex quien la había tocado, levantó su cabeza y le preguntó con una expresión inocente:—Cariño, ¿por qué me pellizcaste?Alex se quedó sin palabras, sintiéndose avergonzado.Lanzó una mirada a Fernando, que estaba fingiendo no oír los sonidos que provenían del asiento trasero. Cuando percibió la mirada de su jefe, se apresuró a sacar sus auriculares y ponérselos rápidamente. No se atrevía a seguir escuchando.Miguel también fingía estar sordo, concentrado únicamente en la carretera.Al ver que los dos habían “perdido” el oído, Alex le susurró a la chica que estaba en sus brazos:—No era mi intención pellizcarte, solo te toqué por accidente.—No, me pellizcaste deliberadamente, ¡no fue un accidente!Dicho esto, Noa encontró el mismo lugar en la cintura de Alex y lo pellizcó, diciendo:—Tengo que devolverlo.No se sabía si
Alex la colocó en la cama y le quitó los zapatos. Luego la intentó cubrir con la manta, pero Noa quería quitársela inconscientemente y gruñó:—Tengo calor. No quiero la manta.Alex la detuvo, agarrando su delgada muñeca y susurró:—Ya hemos encendido el aire acondicionado. Después de un rato estará fresco.—Vale.Dicho esto, Noa, obediente, dejó de luchar por quitarse la manta.Alex le arregló el cabello desordenado encima de su rostro. Después de asegurarse de que Noa ya estaba dormida y no volvería a hacer tonterías, respiró aliviado.Mientras tanto, Manuel había estado observando fríamente a un lado.Después de un buen tiempo, Alex levantó la cabeza y se encontró con la mirada de Manuel. Ambos se entendieron sin decir nada y salieron de la habitación.Una vez afuera, Manuel le dijo a Sofía, que aún estaba estupefacta: —Noa está borracha y puede hacer tonterías. Por favor cuídala esta noche. Muchas gracias.Sofía se mantenía inmóvil sin responder. Juan la miró, suspiró y dijo: —Al
Aunque no era lo que quería Alex, ese había sido el terrible resultado. Al recordar que Noa firmó el contrato sin ni siquiera leerlo y luego dejó la familia Hernández, él no pudo decir nada para refutarlo.—¿Culpar? —se burló Manuel—. Creo que el señor Hernández me ha entendido mal. ¿Quién se atrevería a culparle? Pero si quiere lastimarla, no vas a tener oportunidad.En aquel momento, Noa se fue de casa en secreto para casarse con un inconsciente. Esto hizo que todos sus hermanos se enojaran mucho. Manuel estaba tan enfadado que le dolía la cabeza y dejó de filmar por varios días. No pudo entender por qué su joven, hermosa y excelente hermana se había casado con un enfermo grave.Le había preguntado el porqué, pero ella solo dijo que le gustaba ese hombre. Tal vez fuera porque Manuel nunca había estado enamorado, pero en su opinión, no se podía sacrificar tanto solo por amor. Entonces Manuel supuso que este hombre debía ser alguien muy importante para ella, y que ella se había enamor
Las personas que pasaban les lanzaban miradas de vez en cuando, aunque ninguno de ellos se les acercó.Después de un momento, quizás porque ella ya estaba cansada de llorar, dejó de hacerlo. Con el pequeño cuerpo apoyado en la pared del puente, lo miró fijamente.Al parecer creía que él no le prestaba atención, porque lo observaba de una forma muy obvia. Lo examinó durante tanto tiempo que el chico al final no pudo aguantar más y giró la cabeza para mirarla. Al ver sus ojos y su nariz rojos, dijo de mala gana:—¿Ya dejaste de llorar? Llevas dos horas y veinte llorando. ¿Aún tienes lágrimas?La chiquita pareció atónita por su pregunta e hizo una pausa. Ya no sollozaba. Luego murmuró con seriedad:—Sí, aún las tengo.¿Ella aún las tenía? El chico no pudo evitar reír y dijo:—Pero ya es muy tarde, tengo que volver a casa.Luego se levantó y se agachó delante de ella. Quería tocar su cabeza, y entonces vio que tenía un gorro de cumpleaños torcido. Se detuvo. Al parecer hoy era su cumpleaño
—Bieeen —respondió la chiquita de mala gana. Luego empezó a comer el pastel. Mientras comía, Alex notó cómo se movían sus mejillas, lo que le pareció curioso. Acercó su mano para intentar tocar una de sus mejillas, pero de repente ella levantó la cabeza para preguntarle:—¿No vas a comerlo conmigo?Alex no sabía qué responder. No le gustaba los dulces. Le había comprado el pastel solo para complacerla. Después de todo, era su cumpleaños. Pero ahora ella lo miraba con mucha esperanza. Alex no quería decepcionarla y decidió comerlo con ella.Al tomar un pedazo de pastel, sintió que no era tan desagradable como lo esperaba. Cuando terminaron, Alex arregló un poco las basuras que habían dejado los dos. Antes de salir de la tienda, le compró uno más para llevarse.—Hermano, ¿por qué compraste otro pastel? ¿Quieres llevarlo a casa para comerlo con tu familia?—No, es para ti —Alex le echó una mirada y dijo en voz suave—. Pero hoy no puedes comértelo, hazlo mañana, ¿vale?—Vale.Después de
Al día siguiente cuando Noa se despertó, el sol entraba en la habitación. El cuarto estaba silencioso. Se quitó la manta y se sentó en la cama. Aún sentía sueño. Al parecer no había dormido lo suficiente.—¿Qué hora es? —se preguntó y buscó su celular debajo de la almohada.Al ver la hora, casi gritó del susto.“¡¿Son casi las doce?! Hoy debo ir al set. ¿Por qué no me he despertado hasta ahora?”, pensó Noa y bajó de la cama a toda prisa. Al sentir en los pies la frialdad del suelo, se le despertaron algunos fragmentos de recuerdos, que le cruzaron la mente sin control. Después de un rato, los dedos de Noa temblaban. Se mordió el labio inferior sintiéndose avergonzada hasta la muerte.¿De verdad ella había hecho tales cosas? ¿De verdad por segunda vez en su vida había abrazado a Alex estando borracha? ¿Y le había llamado cariño?Noa bajó la cabeza muy arrepentida.Recordaba muy bien que había pedido a la asistente de Manuel que le llevara a casa, y que luego Manuel también había venid
“La Señorita García es muy amable y tiene buen carácter. Le dije tales cosas y aún puede escucharme tranquila.”, pensó Emma. Entonces se emocionó y empezó a decir las verdades más desagradables sin escrúpulos.—Luego insistías en abrazar al señor Hernández y decías que solo lo conocías a él y no a Manuel. En aquel momento los ojos de Manuel parecían echar fuego.Noa no dijo nada y solo escuchaba, así que Emma siguió:—Pero el señor Hernández tampoco quiso dejar que Manuel te trajera. Por eso los dos te llevaron aquí juntos.—¿Algo más?—No, nada más.Noa parpadeó y le recordó:—¿En serio? Solo he usado un trato inadecuado, ¿y no le he hecho nada más verdad?Se preocupaba si había tomado la iniciativa de besar a Alex como la otra vez. Emma negó con la cabeza. Al verlo, Noa suspiró aliviada. Pero un segundo después Emma dijo:—Señorita García, en realidad no lo sé, porque hubo un momento en el que no estuve a tu lado.—¿Cuándo?—Cuando estabas en el autor del señor Hernández.Noa se qued
Antes de que Noa pudiera responder, Sofía volvió a preguntar:—¡Pero qué raro! Si él te conocía, ¿por qué solo visitó a Clara en el set? —Sofía se sostuvo la barbilla con la mano—. ¿Acaso tuvo miedo de los rumores si te visitaba?Al verla así, Noa se sentía impotente y no sabía qué responder. Después de pensar por un buen tiempo, se limitó a cambiar el tema:—No pienses en tonterías. ¿No estás cansada después de la filmación? Vamos a almorzar, vamos, vamos.Sofía asintió.—Está bien. Vamos a almorzar. Pero no pienses que me voy a olvidar del tema. Tendrás que explicármelo más tarde.Sofía planeaba seguir con las preguntas en el almuerzo, pero al final lo olvidó por completo cuando se sentó frente a los deliciosos platos de la mesa.Después de almorzar, las dos se despidieron para ir cada una por su camino al set . Fue entonces que Sofía recordó su plan del interrogatorio. Pero como tenían que ir al set, solo pudo decir:—Ve a ocuparte primero, pero dímelo después de regresar por la noc