Capítulo398
Las personas que pasaban les lanzaban miradas de vez en cuando, aunque ninguno de ellos se les acercó.

Después de un momento, quizás porque ella ya estaba cansada de llorar, dejó de hacerlo. Con el pequeño cuerpo apoyado en la pared del puente, lo miró fijamente.

Al parecer creía que él no le prestaba atención, porque lo observaba de una forma muy obvia. Lo examinó durante tanto tiempo que el chico al final no pudo aguantar más y giró la cabeza para mirarla. Al ver sus ojos y su nariz rojos, dijo de mala gana:

—¿Ya dejaste de llorar? Llevas dos horas y veinte llorando. ¿Aún tienes lágrimas?

La chiquita pareció atónita por su pregunta e hizo una pausa. Ya no sollozaba. Luego murmuró con seriedad:

—Sí, aún las tengo.

¿Ella aún las tenía? El chico no pudo evitar reír y dijo:

—Pero ya es muy tarde, tengo que volver a casa.

Luego se levantó y se agachó delante de ella. Quería tocar su cabeza, y entonces vio que tenía un gorro de cumpleaños torcido. Se detuvo. Al parecer hoy era su cumpleaño
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