Por otro lado, el grupo de tres personas no tenía tanta suerte para poder comer lo delicioso.

Hasta el mediodía por fin terminaron las tareas de la mañana, en que Ximena no ayudó mucho mientras Magno y Armando pasó todo el tiempo trabajando en ello.

Magno fue el que trabajó más, y cuando finalmente terminaron el trabajo, él ya estaba literalmente muerto de cansancio, con la ropa completamente mojada, como si justo saliera de la piscina. Al verlo así, Ximena se puso cara de fastidio y se apartó a un lado lejos de él disgustada.

Ante su acto, Magno también tuvo quejas porque ya estaba muy cansado y no pudo evitar decir:

—¿Estás alejándote de mí? Si no fuera por ti, no tendría que estar así ¿no? —Ximena se quedó sin palabras.

Tenía muchas ganas de refutarlo, pero al pensar que ahora aún estaban en un mismo grupo y por la tarde le pediría ayuda. Si lo hiciera ahora, Magno la rechazaría.

No le quedó más que contener la ira por su queja y se mordió el labio inferior y habló con una sonrisa