El carro de bueyes que había en el rancho se usaba, en realidad, para transportar carga. Aparte de los asientos delanteros, la parte trasera solía estar bastante sucia.

Sin embargo, debido a Alvaro, el equipo de producción trabajó durante toda la noche para limpiar los asientos y colocar cojines limpios y bonitos. Aunque Alvaro todavía se veía disgustado al verlo, los demás estaban sorprendidos, especialmente Rozana.

—Cuando dijiste que íbamos a montar en un carro, pensé que sería uno muy sucio, pero se ve bastante limpio —dijo Rozana.

Noa no comentó nada, pero al ver el aspecto del carro, supo que era una preparación temporal del equipo de producción para complacer a Alvaro.

Sin embargo, a pesar de que lo habían limpiado, seguía siendo un carro de carga y no tenía asientos reales, solo cojines en los que sentarse.

Para subir tenían que saltar. Como líder del equipo, Joshua fue el primero en saltar y luego se volvió hacia Noa y le extendió la mano, diciendo:

—Sube.

Los ojos de Alva