Noa frunció ligeramente el ceño y dijo:

—¿Y tú? ¿Vas a venir a vivir aquí después de que nos mudemos a tu cuarto?

Alvaro guardó silencio por un momento. Miró hacia la habitación detrás de ella antes de hablar con dificultad:

—Bueno, puede ser.

Después de todo, no podía dejar que su hermana durmiera en un lugar así.

Noa no esperaba que él estuviera dispuesto, considerando lo severo que era su trastorno obsesivo-compulsivo. Siendo su hermana, lo sabía muy bien.

—Venga, ve y empaca —la instó sin esperar a que dijera algo más.

Noa dudó por un momento y dijo:

—Vete a dormir. Ya he pasado una noche aquí y no tengo problemas con eso. Estoy acostumbrada.

—Noa...

—Buenas noches, hasta luego. Descansa .

Después de decir eso, Noa retrocedió unos pasos y cerró la puerta sin importarle la reacción de Alvaro. Alvaro estuvo a punto de recibir un golpe en la nariz con la puerta.

—De acuerdo, vuelve, vamos. Ya es muy tarde. —Su agente, Alma, lo instó desde atrás—. Su temperamento es más obstinado que