La bañera con agua rebosando, sus manos en mi cintura, y los gemidos estridentes de nuestros labios, aquello era lo que podía decirse que se mostraba a flor de piel en el cuarto de baño.Aquel en el que Elrod, estaba encima de él, mientras daba un gruñido, que sonaba más como un gemido sensual.Logrando así un suspiro de mi parte, incluso logrando que moviera mis caderas un vaivén constante, todo deseando sentirlo más y más dentro de mí.Podría decirse que también quería lograr que se volviera un poco más desesperado por mí, pues aquel apretó aún más mis caderas.Y gemido, logrando que yo tuviese una gran corriente en toda mi columna vertebral, incluso cuando aquel bajo su rostro y succiono uno de mis pechos-Logrando que diera un gemido y sintiera que al parecer la que estaba enloqueciendo era yo, no podía negar la capacidad y el conocimiento de este hombre.Cuando se trataba de hacer sentir placer a una mujer, pues aquel sin duda alguna era muy bueno en ello.―Espera… Si haces esto,
Calix―Señora… Qué vergüenza que todo esto pase en su hogar, que al final de cuentas, no sea más que una terrible fiesta arruinada…Mi rostro giró de manera rápida hacia Calíope, aquella que con su vestido rosa rebosaba en delicadeza y belleza.Algo que me tenía un poco incómodo, no digo que se vea terrible, ella es hermosa con cualquier cosa que llegara a tener en su perfecto cuerpo.Aunque no negaré que mi favorito es cuando tiene absolutamente nada y está a plena disposición para mí, pero no deseaba que todos llegasen a ver esa faceta suya.Sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados, sus pechos erguidos y sus pezones completamente levantados, todo mientras gime mi nombre de todas las maneras posibles.¿En qué estoy pensando? Debería estar loco, ¿Cómo es que ahora mismo estoy pensando en algo como esto, cuando mis compañeros, se han llevado consigo al mayor Sorya?―No considero que sea un fracaso, es solo un pequeño inconveniente, pues ¿En qué lugar no hay situaciones como estas?
― ¿Amada?―Si… Amada, no voy a permitir que usted vuelva a incomodarnos, y mucho menos a decir barbaridades como las que acabo de escuchar, así que hablaré con su esposo, todo con la intensión de que este venga por usted…―Calix Elrod… Calix ElrodEscuche esas palabras y muchas más, todo mientras Atlas me observaba de manera seria a mi lado, todo mientras este se había encargado de ir por mí desde el inicio.Se suponía que veníamos aquí, con la única intención de poder ver a Calix acostarse con esta mujer, pero no aquí estábamos escuchando como sin aquella era rechazada.Siendo el hombre que supone que jamás había sido, sé que es un poco antes, aún no he sabido si estoy o no en embarazo.Pero la verdad era que tener un seguro desde ahora no sería nada malo, el problema es que ahora me pregunto, si Elrod seguirá comportándose de esta manera o cuánto tiempo va a tomar para que suceda lo que estoy esperando.Eso no me agrada para nada, ¿Cómo me iré de aquí si este sigue con esa actitud?
Quería reír, quería mostrar una sonrisa victoriosa, pero solo observé a la mujer, lo hice como si fuese solo una persona desconcertada de su mirada de ira.De su odio hacia todo lo que me respetaba, parecía ser que había ganado un gran enemigo, pero no me importaba, muy dentro de mí, estaba llena de júbilo.Aunque por fuera, iba a demostrar lo contrario, lo cierto era, que actuaría, de forma, completamente diferente.―Calix, no debes preocuparte, Isodel, solo estaba un poco incómoda, tal vez ha bebido un poco, no lo sé…Mostré una sonrisa amigable, mientras que esta me tenía aún sujeta del brazo y me dio una mirada cargada de furia y enojo.Me apretó un poco, lo suficiente, como para que hacer una mueca de dolor, algo que pareció alertar a Elrod, quien camino con rapidez hacia nosotras.Con un poco de brusquedad, alejo a la mujer de mí y la observo como si estuviera dispuesto a golpearla, si seguía comportándose de esa forma, hacia mí.―No lo entiendes Calix, esa mujer, es una mujer m
Después de una conversación cualquiera creía que Elrod, solo se alejaría de mí, que se mostraría hostil, o incluso llegaría a ser un hombre mezquino.Pero no era así, yo claro que estaba no le había asegurado nada, solo me había dado media vuelta y le había indicado un.“No seas tonto, no digas cosas ridículas”Aquello lo había dicho, mientras que mi corazón latía como loco, y estaba a punto de vomitar, pero me había controlado.Lo había hecho como toda una maestra, en ello, sin duda había ayudado demasiado las palabras crueles y malvadas de mi madre.Pues con ello, podría controlar mi expresión a pesar de todo lo que llegara a ocurrir a mi alrededor, no negaré que me tenía un poco fastidiada.Sobre todo, con el hecho de que ahora no lo podía hacer demasiado evidente, aunque me mostrara amable y cordial con todas esas mujeres.Y había sido una de las mejores anfitrionas posibles, la incomodad y la inquietud estaba ahí, muy presente, sigue ahí, después de dos semanas de ello.Sigue ahí
Mi vestido blanco, con bordados de flores, un sobrero para el sol, y una pequeña sombrilla que hace juego con mi vestidoUna maravilla sin duda, por lo menos eso diría una persona que no sentiría tan incómoda como yo lo estoy en estos precisos momentosTodo me molesta y me incomoda, la mujer en el espejo, aquella con largo cabello negro recogido en un moño elegante, maquillada sutilmenteCon sus labios un poco rojos, mientras aquel vestido resalta cada una de sus facciones, logra hacer que me pregunte ¿Cómo es que llegue a este punto?Habría muchas respuestas, pero la verdad es que es muy poco, lo que puedo decir, sobre todo, porque siempre me repito las mismas cosasEs como si mi excusa, estuviera incluso perdiendo credibilidad conmigo mismo, ¿Qué estoy tratando de decir? Incluso ni yo misma me comprendoSolo observé el mar azul, que se mostraba desde al balcón que estaba a un costado del enorme espejo y no pude evitar recordar todo aquelloLas palabras de la señora valencia, las mir
El disparo resonó en el lugar, la mesa estaba intacta, las mujeres sentadas frente a mí, con sus elegantes trajes mostraron una pequeña sonrisaNo parecían nerviosas, no, parecían más bien ansiosas, como si el hecho de que lo que ocurría a nuestro alrededor no pareciera de suma importanciaDi un largo suspiro, observe la situación frente a mí y me pregunte, ¿hasta cuándo tengo que soportarlo?Esto de lidiar con mujeres como estas, de tener que mostrarme como una esposa perfecta, todo me estaba molestado de manera colosalTanto así que muchas veces quería dejar este maldito papel que estaba interpretado, y solo marcharme lo más lejos posibleDi otro largo suspiro y rogué al cielo, que me ayudara a encontrar una manera de poder soportarlo―Parece que se encuentra incómoda señora Elrod…Una de ellas hablo con un tono preocupado, mientras las mujeres que hablaban entre su, me observaron un poco expectantes¿Qué buscan ahora mismo? ¿Mi debilidad? ¿O de verdad estaban preocupadas? La verdad
Corrí tan rápido como pude, todo para no permitir que no se golpeara la cabeza, lo hice con rapidez, que juro por los dioses que era digna de alagarPero ahora no me importa ser alagado, mi miedo, la ansiedad que siento ahora mismo, es más que suficienteComo para que me importe menos lo que ocurre a mi alrededor, solo la observaba a ella completamente ida, sin fuerza siquiera para sostener su preciosa cabezaElla estaba completamente sin fuerza, parecía muerta, y eso me lleno aún más de pánicoen lo que las mujeres parecían aterradas, pero de nuevo no me importaba, no me importaba nada―Calíope… Cali… mi amor… mi amor…Mis ojos estaban tan abiertos, mis lágrimas querían salir, estaba completamente desesperado, la posicioné en mi regazoPero ella no volvía, no lo hacía y yo estaba a punto de entrar en pánico, entonces note como al parecer el comandante Grant había sido alejado de mi ladoY sin más atlas se posicionaba frente a mí, este a pesar de su temor impreso en su rostro, parecía