El día siguiente había llegado muy pronto para la molestia de James, pues Ryan ya estaba alejándose de su lado con la excusa de que debería ir por el desayuno. Pero James tuvo que recordárselo, habían empleados para ello, y si, aquello no había sonado muy bien que digamos, aunque fue bueno que el mismo James se hubiera dado cuenta de su actitud de niño rico. Por lo que terminó soltado a Ryan a regañadientes.
—No tardaré— Ryan dejó un beso en la mejilla hinchada de James ante su muy notorio puchero. Dejando la habitación, Ryan recibió un mensaje, se trataba de tres mensajes de Matt, el cual ya se encontraba afuera en la entrada, en el portón. Cambiando de rumbo, Ryan salió de la mansión y caminó hacia donde Matt le saludaba muy efusivament
La mirada de Oliver permanecía en la mejilla lastima de Matt, ese hematoma se veía terrible, tenía un color verdoso y morado. —¿Harrison te hizo eso?— Su brazo ya se estaba alzando, y los dedos de su mano fueron suaves y cuidadoso en posarse en la mejilla verdosa. —Te lo merecias— Y se alejó, no estaba importándole mucho, —Has estado molestándome por mucho tiempo—Matt se alejó, —Vete al diablo, ¿entonces si no era él, ibas a ser tú el que me golpeara?— Y lo sabía, este hombre aún seguía siendo un sádico y no debía de bajar la guardia en ningún momento, no al menos cuando eran solo ellos dos en una habitación.—No te golpearí
Ya era de noche, aun así...Ryan para nada de acuerdo de lo que estaba por hacer James, ya que lo mejor era solo hacer las maletas e irse a la mierda con él, así de simple, pero no, James quería mover su lindo culo hacia el despacho de Harrison y hablar con él. Aquello no era una buena idea, aunque no habían buenas ideas para esto, simplemente el resultado seria el mismo, y tanto Ryan como James lo sabían, pero bien, lo que Ryan quería evitar era un enfrentamiento. Era obvio que Harrison no dejaría ir tan fácilmente a su hijo, y por ello estaría reteniéndolo, muy seguramente, a los golpes.—Borra esa expresión de tu rostro, tú estarás conmigo de todas formas, nada va a sucederme, se que no lo permitirás— Le volvió a repetir James,—Además, él no puede retenerme, soy mayor d
James retrocedió aun más, no quería que las manos de Ryan lo tomaran y que sus brazos lo contuvieran, él no estaba seguro ni de sí mismo ni de Ryan. No confiaba. No confiaba en sí mismo logrando mantener una distancia debida, además de que estaría perdonándolo de manera inmediata, sin importarle realmente nada. Aquello no debía pasar, no cuando aun no había escuchado nada salir de la boca del hombre que supuestamente decía amarlo.—Por favor, no crees pensamientos equívocos— Dijo Ryan al fin dando los pasos necesarios para estar justo al frente de James, a solo centímetros, sus brazos comenzaron a moverse de nuevo, y sus manos llegaron a tocar al chico de ahora mirada aterrada y preocupada.&mda
Harrison Lawrence no hizo aparición en su mansión hasta que la hora del almuerzo llegó, y para esa hora James ya tenía su maleta preparada, al igual que Ryan. Lo único que quedaba por hacer era realizar el encaro. James estaba preparado para encarar a su "padre", ahora más que nunca, ahora sabiendo la verdad las cosas serian mucho más fáciles. A Lawrence no le quedaría de otra que dejar ir a su único hijo.Caminando fuera de su habitación, James se encontró yendo hacia el despacho del hombre, claro él estaba siendo seguido por Ryan. Le dio una mirada antes de tocar la puerta, James también le dio un beso a su guardaespaldas, uno fugaz. Entonces un adelante se escuchó del otro lado de las puertas. Bien.La puerta fue abierta, James ingresó y borró inmediatamente su sonrisa, tenía que ser serio ahora, deján
Matt no tenía una buena cara luego de haber escuchado lo que paso hace apenas una hora y media atrás en casa de Harrison. Porque,—¡Pudiste salir lastimado, no debiste tomar ese arma!— Por dios, aquello había sido una locura.James sonrió un poco, tratando de verse inocente, lastima, solo recibió otro fuerte piquete en su mejilla. Pero agregó,—Se manejar un arma, y si alguien iba a salir lastimado ese solo iba a ser Harrison——Aun así estuvo mal que hicieras eso— Este fue Ryan, interrumpiendo su seria conversación con Hiddleston, pero volvió con su mirada al hombre sentado en su sillón para repetirle:—Nada de armas en esta casa, al menos no al alcance de cualquiera—Hiddleston le dio un tragó a su copa de vino, sonriendo ladino con sorna—Lo siento, pero esto no es una guarder&i
Dos días habían pasado de la escandalosa mudanza de James a la mansión de Oliver Hiddleston, y las cosas estaban bastante tranquilas. La convivencia era buena, además Hiddleston no pasaba mucho tiempo en su mansión, y era entendible, era un hombre ocupado que manejaba una muy importante y poderosa empresa, entre otras cosas. Pero no era el único en estar ocupado, Ryan se desaparecía por algunas horas sin decir mucho. Y James no preguntaba de más, simplemente sabía de lo que se trataba, aun así estaba tan curioso, pero en fin, entendió que Ryan se lo diría cuando fuera el momento. Y bien, estos dos no eran los únicos en desaparecer, Matthew también lo hacia, pero este era porque tenía que asistir a la universidad.Entonces si, James estaba solo en una gran mansión, y no era que fuera algo nuevo para él, por dios, esto era a lo
James había sido alejado, Ryan lo había puesto detrás suyo, cubriéndole por completo. Claramente estaba defendiendo lo que era suyo, he iba a dejárselo claro a todo idiota que intentase propasarse con su chico. Por lo que dio un paso más hacia delante, hacia el tipo que no desconocía del todo. En ese momento Ryan sintió manos aferrándose detrás suyo, en su camisa, y James ya estaba dejando ver su cabeza a su derecha.—No voy a golpearlo, amenos que te haya hecho algo, ¿lo hizo?— Sus puños se apretaron, y su semblante se vio mucho más violento.James negó, luego lo hizo en palabras claras,—Él solo se acerco demasiado y me llamó puta unas tres o cuatro veces— Resopló, y volvió a hacerlo cuando recibió una mirada de Ryan,—Idiota, dijo que era la puta de Oliver—
Una voz ahora reconocible se escuchó,—Tranquilo Leo—Ceños fruncidos, Ryan fue el que habló primero, siendo tosco y rudo—¿Qué haces aun aquí?—El hombre rubio, conocido ahora como Christopher, mostró algo en su mano, eran papeles.—Ya tengo lo que vine a buscar, hora de irme. Vamos Leo— Cuando su perro gigante comenzó a seguirlo, él caminó hacia la puerta de entrada. Estaba yendo de una buena vez, aunque se detuvo le dio una última mirada al chico más joven, al chico que le pareció bonito y un poco encantador.—Recibirá otra golpiza si no te vas ya— James le advirtió.—Una última cosa, ¿Cuál es tu nombre?— Él era un hombre terco, un hombre terco y apuesto de unos treinta y ocho años.—No pi