“Dejad, a los cuerpos el placer; y el goce, a las almas”
A.K.M
Mario acaricia el cuerpo de María, reconociendo en ella los puntos más débiles que le permitan accesar a sus emociones más volátiles. Mientras su mano acaricia sus muslos y la ciñe a su cuerpo, ella recorre su espaldas y brazos y como en un tobogán se desliza por su columna hasta encontrarse con sus glúteos definidos y torneados.
Él la lleva hacia la cama, ella se sienta en la orilla, se acuesta y él sobre ella. Besas sus labios, su cuello, su pecho. María mueve sus caderas al ritmo del placer que siente al contacto de sus labios entre su pecho, él mete la mano para dejar su seno expuesto a sus caricias. Pasa su lengua por el pezón, ella sostiene su cabeza, mientras gime y arquea su espalda.
Mario, se desliza hacia abajo, se arrodilla y comienza a besar su pélvis, ella abre sus piernas, no necesita hablar para que él intuya su deseo de ofrecer su flor. Con sus labios recorre su entrepiernas dilatando el momento en que ella pueda sentir sus labios humedeciendo los de ella y haciendo que su vagina cobre vida.
María espera ese momento entre jadeos y finalmente él posa sus labios por encima de la tela de seda que transmite la humedad de su saliva hacia sus pliegues, sujeta su cabeza con fuerza. Él le quita el pantalón de seda, se interna entre sus pliegues y con su lengua saborea sus pétalos abiertos, ella con ambas manos abre esos pliegues para que él pueda lamer su cartílago rosado con más de 8mil terminaciones.
Abre su piernas a 180° para poder sentir sus caricias a plenitud, sus piernas comienzan a temblar, ella intenta estirarlas lo más que puede para resistir el placer que él transmite. Mientras ella enloquece él con su otra mano frita si lámpara de Aladino, cuando escucha sus gemidos y comienza a fluir sus líquidos vaginales, él se levanta y la embiste con sus caderas mientras sostiene sus piernas.
La conexión entre ellos, es tan fuerte que sus miradas se mantienen en un mismo objetivo, los ojos de su compañero. Mario se sube sobre ella la besa, ella siente el sabor de su propios fluidos, él se arquea y antes de correrse, saca su falo y le riega el pubis.
Para Maria aquella sensación de goce absoluto, le provoca cierta emoción e inevitablemente se escapan algunas lágrimas. Mario exhausto, a su lado, la observa.
—¿Tan mal estuvo? —pregunta él intectando cambiar su estado de ánimo.
—¡No, tonto! No me entenderías si te lo explico. Ven abrázame para estar segura de que no estoy soñando.
Él se voltea hacia a ella y la abraza.
—Es la mejor disculpa que he recibido en toda mi vida —dice él y ríe. Ella mueve su cabeza de lado a lado sonriendo por su comentario.
—¡Es la primera disculpa que le ofrezco a alguien! Normalmente suelo recibirlas, no darles.
—Siempre hay una primera vez. ¿Me acompañas a ducharme?
Ella asiente, él se pone de pie, le ofrece su mano y la ayuda a levantarse.
—Aún me tiemblan las piernas —comenta ella.
—Esa es la idea —responde él.
Entran a la ducha, ambos se enjabonan, uno al otro. Ella siente cosquillas cuando él pasa su mano jabonosa por la enntrepierna. Él se eriza de punta a pie cuando ella besa su espalda húmeda y sus manos sostienen su mástil.
—¿Segundo round? —pregunta él.
Ella sonríe. Como sobran las palabras cuando son las pieles las que hablan y el deseo au eco.
Mario la pone de espaldas a él, contra la pared, ella arquea su espalda y eleva sus caderas, él separa con sus manos sus glúteos, y la embiste por segunda vez, con fuerza, con intensidad, con lujuria, con un deseo inhóspito que no había sentido antes.
Ella gime de placer con sus movimientos, echa sus brazos hacia atrás, lo sujeta por las caderas e impone mayor fuerza y rapidez en las caderas de Mario. El agua de la regadera, deja que sus cuerpos se refresquen mientras hacen el amor, un par de desconocidos que parecieran reencontrarse nuevamente.
Luego de esa segunda jornada, salen del baño. Ella se seca para volver a su habitación.
—¿A dónde vas?
—A mi habitación…
—No te vayas, quédate conmigo. Quiero despertar, verte a mi lado, y no creer que te soñé.
—Ummm sólo sí… —ella hace una pausa y él mira extrañado— si me brindas algo de comer, estoy hambrienta.
—Mejor, llamo a un delivery y pedimos algo, estoy exhausto —se lanza en la cama boca arriba.
Ella lo observa detenidamente, piensa si merece aquella ilusión. Por tanto tiempo, estuvo de relación en relación, de fracaso en fracaso, por eso le cuesta tanto creer en el amor. Por eso aunque lo dude, tiene una remota esperanza de que el amor, sea real y no una simple reacción química del cuerpo.
Él toma el celular, llama para pedir comida. Ella desenreda su cabello con las manos, mientras llega el delivery, él baja al escuchar sonar el timbre. Lo que menos esparaba, era encontrar a Mónica su ex mujer, parada frente a la puerta.
—¿Qué haces aquí? —le dice sujetándola por el brazo— no puedes entrar.
—Vine a verte. Tenemos que hablar.
—¡No! No, tú y yo, ya no tenemos nada de que hablar. Lo que debías decirme, lo hiciste hace ya dos meses atrás.
—Estoy arrepentida por favor, déjame explicarte.
—Lo siento pero no puedes entrar, estoy con alguien.
—¡Wow! Eso era lo tanto que me amabas. —hala su brazo para zafarse de él.
—Te amé hasta más no poder.
—¿Quién es? Déjame verla. ¿Es tu secretaria?
—Ves porqué nunca estaremos juntos. Estás enferma, nunca creíste en mí. Por favor márchate.
El motoboy se detiene, baja para entregar el pedido. Él lo recibe, justo en ese momento viene bajando María, pero Mónica acaba de subir a su auto.
—¿Sucede algo? —le pregunta ella.
—¡No! Sube, ya te alcanzo —le entrega la pizza, ella sube.
—¡Wow! Que enredo ¿no? —le comenta el chico al ver que Mario pasa la mano por su cabeza, mientras pasa la tarjeta para el pago.
—¡No es lo que parece!
—No se preocupe, la chica de adentro no vió nada.
Mario cierra la puerta, sube las escaleras corriendo.
—¡No te la comas toda! —le dice él a manera de juego.
—No te preocupes, ya te guardé un triangulo aparte.
Él se sienta en la cama, junto a ella, destapa su soda y la bebe rápidamente.
—¿Por qué estás como nervioso?
—Nada, subí corriendo las escaleras. Estoy sin aliento. Es todo.
Luego de la cena, se acuestan y descansan hasta la madrugada, cuando él toca su hombro. Ella despierta y le pregunta qué ocurre susurrando.
—Tercer round —le responde murmurando y señalando con su dedo su mástil endurecido.
Esta vez, es ella quien le otorga el placer oral, le baja el shorts de algodón, lo agarra con su mano, lo coloca entre sus labios, cual si fuera lápiz labial los bordea y delinea. Él la mira y sonríe, luego fija la mirada hacia el techo, para no distraerse y sentir cada caricia de ella. Él acaricia su cabellera, a ratos tira un poco de sus cabellos para darle señales de lo que le gusta sentir.
Luego de tenerlo como desea en 3D: duro, largo y grueso, se sube sobre él, se quita la camisa que se puso para bajar a ver por qué se estaba tardando. Comienza con movimentos suaves de sus caderas, para luego ir acelerando y finalmente emprender su cabalgata de amazona. Los gemidos, los jadeos y el sonido del choque de sus cuerpos provocan la máxima excitación en estos nuevos amantes y en un orgasmo simultáneo, ambos quedan tendidos sobre la lona de combate, en un tercer round de empate.
“Nada fijan tengo intensamente un recuerdo como el deseo de olvidarlo.”Michel de MontaigneDejarse llevar por las emociones, dicen que no es recomendable y que reprimirlas o controlarlas, es parte de nuestra evolución consciente. Pero María y Mario, se han dejado arrastrar por esa emoción, que los mantiene en una conexión especial desde el primer momento.Esa mañana, amanecer abrazados, la alarma del reloj, los despierta a ambos, aunque Mario, se incorpora un poco más rápido que María; ella sólo abre sus ojos, mirando todo a su alrededor, asegurándose de que no es un sueño y que lobque vivió es real, maravillosamente real.—Buen día, mi reina. —se inclina y la besa en la mejilla.Ella se estira y lo sostiene del cuello. Le da un beso escueto en la boca.—Debes levantarte, hoy nos toca hacerte todos los exámenes, así que arriba. —le dice mientras se levanta y camina hasta el baño para ducharse.Ella se levanta, se mira al espejo, hay un brillo especial en su mirada, el brillo del amor
“Hay cosas que no se cuentan y mueren en el corazón.”Alejandro SanzRegresan a casa de Mario. Bajan del auto, entran a su casa. María está algo exhausta y débil por los exámenes que le hicieron durante toda la mañana.—Es mejor que subas a descansar.—Sí, no me siento muy bien.—Ve, yo voy a pedir algo de comida y a darme un baño. —le da un beso en la frente.Ella sube las escaleras, pensativa. Realmente algo le ocurre. Eso es evidente, entra a la otra habitación, se ducha, se coloca una bata de seda y se acuesta, está tan cansada que minutos después ya se ha quedado dormida.Mario sube las escaleras, toca a su puerta, ella no contesta, sigilosamente abre la puerta, la observa dormida. Piensa en que es mejor dejarla descansar. Va hasta su habitación. Se desviste, entra al baño, mete en la bañera para relajarse un poco. Es imposible para él, tratar de enterrar aquel recuerdo nuevamente, sin que sienta una profunda tristeza en su corazón.Luego de la muerte de Fabio, su relación con su
“Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.”Mario BenedettiLlegan al consultorio, desde muy temprano se prepararon para ello. María es la número diez de los pacientes que usualmente recibe el Dr. Campos, quien por su reconocida trayectoria, es uno de los más solicitados cuando se trata de cheques médicos generales.Ser paciente y esperar no es una de sus virtudes, por lo que mientras espera, usa su celular para escribir el artículo que le corresponde subir esa semana.Un pacto increíble de cumplirEl amor es uno de los sentimientos más fuertes que se vivir. Hay quienes, incluso dicen que aunque no seamos correspondidos al amar, la verdadera desgracia sería no haber amado nunca, cito de memoria esta frase. Y es que el amor puede incluso volvernos tan poderosos como indefensos.Qué el amor todo lo puede, es cierto. Pero que sea eterno, he allí el dilema porque la visión del amor, resulta tan personal como la huella digital que nos convierte en seres ú
“Lo admirable de lo fantástico es que ya no hay nada fantástico: sólo existe lo real.”André BretonMaría sube hasta su apartamento, aún no sabemos cómo terminar de despertar y asumir que aquello siempre fue y ha sido, su única verdad.Abre la puerta, se nota que no estuvo allí desde hacía varios días. Deja las cosas sobre la mesa, revisa las llamadas en la grabadora:María soy Inés, necesito que me envíes la publicación de este lunes.Hola linda, me quedé esperándote para lo del ensayo y nunca llegaste. Avísame si me harás el trabajo. Es Sami.Buenas tardes, la estamos llamando del departamento de RRHH de nuestra consultora para una entrevista el día lunes a las 3:00 de la tarde, confirmar dos horas antes.Baby, como estás, quiero verte este fin de semana, llegué de viaje ayer. Necesito follarte.Si señor, de nuevo la realidad. Por lo menos ya resolvió lo del artículo del periódico. Realiz la video llamada para Sami.—Holaaa, disculpa estaba de viaje. Sí, cuenta con eso, yo te lo hag
“Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver se manera perfecta a una persona imperfecta.”Sam KeenMario no ha logrado ocuparse de sus cosas. Cuando María bajó de su auto fue como si ella se llevara su alegría está algo irascible, cualquier cosa le disgusta. Toma si celular del bolsillo de su chaqueta.Tiene varios mensajes, desbloquea su celular y mueve el dedo sobre la pantalla, ve que tiene un mensaje de Mónica, otro de Aristides, uno de Juana y otro de María.Decide abrirlos, por orden de desagrado:Mónica: Espero que hoy si puedas responder mis mensajes, estaré esperando por ti.Arístides: Malas noticias, la yegua blanca murió en el parto.Juana: señor encontré la identificación de la señorita Maria debajo de la cama. Está en su escritorio, en la biblioteca.María: No sé qué te has creído, ni por quién me has tomado, pero no soy una cualquiera a la que pretendas comprar con tu maldito dinero.Pasa las manos por su cabeza, pareciera u
“Lo más importante para la Lujuria es el deseo a cumplir, lo otro no importa.”TaringaMario se deja llevar por los encantos de su ex, ella sabe sus puntos débiles y como lograr lo que desea. Aunque esta vez no le será tan fácil como de costumbre, porque ahora sus pensamientos le pertenecen a María.Las caricias conocidas, los movimientos ya previsibles, todo es rutinario sobre todo cuando uno de los antiguos amantes ya no siente esa conexión desde el alma.Mónica siente la diferencia esta vez, una entrega incompleta, sin emociones, simplemente sexual. Se levanta y camina hasta el baño para ducharse, él en cambio, se queda acostado pensativo, analizando lo que acaba de suceder. ¿Será posible que todo haya terminado de verdad?Es la primera vez que se hace esta pregunta, porque más allá de las mentiras y de la traición, él estaba emocionalmente dependiendo de ella. Sentir esa libertad le provoca una sensación de paz, grande que no quiere entorpecer por nada.Minutos después ella sale,
“La distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente.”Albert EinsteinEl fin de semana transcurre rápidamente, María necesita conseguir un empleo antes de que lo poco que tiene ahorrado se le termine. Desde que conoció a Mario, su forma de pensar cambió, ya no se ve estando con Octavio y recibiendo su dinero como pago por ser su amante eventual.Ella nunca quiso estar con él, las circunstancias la obligaron a aceptar lo que le ofrecía. Si en algún momento sintió compasión creyendo que no merecía la esposa que tenía, hoy puede estar segura, de que siempre hay algo de él en Claudia y de ella en él. Por algo siguen juntos.Mientras prepara un café y se sienta a escribir su artículo, revisa sus redes; una solicitud desconocida, le llama la atención porque no estila recibir ese tipo de invitación al menos que tengan algún amigo en común y eso es lo que la asombra aún más. Desconfiada pero curiosa de saber de quien se trata acepta la solicitud.Comi
“Puedes cerrar los ojos a la realidad pero no a los recuerdos”Stanislaw Jerzy LecMaría no puede dejar de recordar lo que vivió con Marcos, mientras era una adolescente. Su padre había trabajado para él en la finca El Uveral, que colindaba con su pequeña cabaña.Siempre le pareció divertido saltar al otro lado y meterse a robar algunas uvas para merendar junto a Otilio, su vecino, menor que ella por un par de años.—Apúrate, hala el gajo de uvas, antes que venga Tarcisio. —le dice ella, mientras él, en punta de pie intenta tomarlo.Justo en ese momento se oye un disparo al aire, y Otilio se desvanece soltando el gajo de uvas, aplastando entre sus dedos sólo unas pocas. Ella corre hasta él, pero él chico no reacciona, pronto se acerca Tarcisio con la escopeta en la mano y detrás de él, desmontando su caballo, baja Marcos a socorrerlo.—Hey chico, despierta, más el cuerpo aún caliente continúa inerte.—¿Qué le pasó a mi amigo? —pregunta nerviosa y llorando María.—Creo que está muerto